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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Alberto Barrera Tyszka / El lugar del crimen

El lugar del crimen

Vengan a ver en vivo y en directo el horror de la realidad. 

No se pierdan el testimonio de un homicida de 13 años



"No busco fama, sino justicia”, dijo Laura Bozzo, famosa conductora de estridentes reality shows en América Latina. Con esa frase, trató de justificar sus intenciones de participar en el juicio que se les sigue a cinco adolescentes, señalados de haber asesinado a un niño de seis años de edad.
Todo es aterrador. Sucedió en Chihuahua, al norte de México. Cinco muchachos decidieron jugar al secuestro con Christopher Márquez. Lo ataron, lo golpearon, lo asfixiaron. También le hundieron un puñal en la espalda. Suele ocurrir: cuando la víctima muere, se acaba el juego. Los adolescentes decidieron enterrar al niño y fingir que nada había pasado. Cuando la policía comenzó a investigar, aparecieron las contradicciones y se descubrió toda la verdad. El escándalo todavía estaba caliente cuando el equipo del programa de Laura Bozzo apareció ante la madre de Christopher y se ofreció para representarla y hacer el seguimiento del caso.

Cuando la madre del asesinado no acudió al ‘reality-show’ el espectáculo de la verdad perdió un capítulo
Vengan a ver en vivo y en directo el horror de la realidad. No se pierdan el testimonio de un homicida de 13 años. No dejen pasar esta gran posibilidad de disfrutar de tanta muerte. La tragedia al alcance de todos: un éxito seguro. Laura Bozzo lo sabe. Esa es la materia de su negocio. Ha vivido de esto durante muchos años. Sus programas se caracterizan por presentar casos supuestamente reales, donde personajes de los sectores populares ponen sus miserias y ella derrocha gritos e insultos. Nacida en Perú y radicada en México desde hace años, su propia trayectoria personal es también un catálogo de polémicas, entre las que destacan acusaciones de corrupción, críticas constantes a la mediocridad de su trabajo y al uso inescrupuloso de la miseria ajena como fuente de entretenimiento, denuncias sobre una probable relación sentimental con Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte en la época de Fujimori… Quizás su vida se parece cada vez más a su programa. Es una versión mediática de la existencia. “No busco fama, sino justicia”, dice. Pero Laura Bozzo también sabe que la fama es la única forma de justicia que puede ofrecer la televisión.
Después de un proceso algo confuso y de mucha presión a través de las redes sociales y de la opinión pública, la madre del niño asesinado decidió romper el acuerdo que presuntamente tenía con la animadora. El espectáculo de la verdad perdió un capítulo.
Los crímenes también son un síntoma. A veces, con escalofriante nitidez, retratan el lugar donde se producen. Un territorio donde los niños juegan al secuestro y donde un reality show se propone como espacio de la vida institucional. Un país donde, al parecer, la justicia solo existe en el prime time, solo puede ser una ficción televisiva.




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