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domingo, 26 de septiembre de 2004

Luisa Valenzuela / Cambio de armas / reseña



Cambio de Armas, 

de Luisa Valenzuela

Mucho más que un libro de cuentos, 

una obra polifacética, de género, 

“escrita con el cuerpo”.


Luisa Valenzuela
Oscar D'Angelo
Los Andes
26 de septiembre de 2004

"Cambio de armas" no es sólo un libro de cuentos, es mucho más que un libro de cuentos, es una obra polifacética, esencialmente de género, "escrita con el cuerpo" que ha generado un fascinante espacio de resistencia, labor de una autora que desde que escribió su primera novela a los 21 años y que publicó en Francia en 1966, "Hay que sonreír" hasta hoy, no cesa de producir, no cesa de asombrarnos con su producción, no cesa de crear, de recrear, de inventar, de buscar, de hurguetear en los vericuetos del hombre, sobre todo en los más oscuros y más profundos. En otras palabras, no cesa de enriquecer el universo literario con su narrativa, muchas veces humorística, donde lo erótico y el grotesco le dan un registro particular a su escritura. Es una obra intensamente analizada política, literaria y psicoanalíticamente

Antes de adentrarnos un poco en el libro que nos convoca es necesario recordar que Luisa es autora de más de veinte libros reconocidos internacionalmente, traducidos a varios idiomas, de los cuales son novelas "Hay que sonreír", "El gato eficaz", "Como en la guerra", "Cola de lagartija", "Realidad nacional desde la cama" y "Novela negra con argentinos". Los demás son de cuentos, cuentos agrupados en una magnífica colección publicados por Alfaguara y que llamó Cuentos Completos y uno más, en el ’99. Allí se pueden leer ciento cuarenta y ocho cuentos, en los que la autora narra qué vivenció en la otra cara de las cosas que abordó. LV ha dicho que "escribir es atravesar lo desconocido y tratar de mirar del otro lado". 






Escribió "Cambio de armas" en el período más negro de la historia nacional, donde pone al desnudo aquella realidad siniestra que nos tocó vivir a los argentinos. Realidad que aun hoy nos cuesta hablar y recordar. Es una obra que atraviesa los miedos y las máscaras de las negaciones, para adentrarse en el desgarro mismo de la perversidad de aquellos años. Es un libro escrito mientras sucedían las macro y las micro perversiones del poder de la época. Es un libro que no pertenece a los llamados de denuncia o testimoniales, está muy lejos, como toda su obra, de ser panfletario, pero... lo escribió en 1977 y las cosas que "inventó" literariamente desnudan al sistema opresor de realidad. Lo publicó fuera del país cinco años más tarde, en Nueva York en 1982. 

En "Cambio de armas", al igual que en otras obras publicadas en esos años como "Aquí pasan cosas raras", 1976, o en "La cola de lagartija", 1978 (que es la historia secreta de López Rega), la creatividad de Luisa se caracterizó por enunciar lo indecible, por confrontar con la crueldad de la censura, por contar lo incontable, por transgredir la barrera de las palabras prohibidas, por buscar obsesivamente el cuerpo involuto de lo oculto, por vencer las resistencias de los miedos y atravesar la fuerza de los fantasmas de la autocensura.

El control ideológico del proceso es, digámoslo de algún modo, burlado en muchos casos gracias al poder de la palabra recreada y merced a la valentía y al compromiso de muchos escritores. Escritores que, como Luisa, franquearon la reprimenda y las alambradas tendidas por los genocidas para resistir con su escritura a la dominación, y cuando digo dominación no sólo quiero decir la estatal o política, sino también la opresión sostenida por la sociedad falocéntrica, exacerbada en las épocas del despotismo y del horror dictatorial .






María Teresa Medeiros-Lichem escribió en "El inexorable oficio de nombrar: Cambio de Armas, de Luisa Valenzuela... Estos cuentos entretejen el discurso privado como el público, lo erótico con lo político, y el sufrimiento individual concreto con la retórica abstracta del autoritarismo de la llamada ‘guerra sucia’. Las cinco historias de esta colección presentan protagonistas mujeres en situaciones diferentes en su lucha por alcanzar un espacio en el balance del poder, mujeres realizando una búsqueda en sus propias conciencias, para articular sus temores y deseos y construir una subjetividad, y mujeres aprendiendo a sobrevivir en una situación política de crueldad y victimización. Así se puede interpretar ‘Ceremonias de rechazo’ como la ruptura con la dominación masculina, ‘De noche soy tu caballo’ como el lenguaje que revela el Eros prohibido, ‘La palabra asesino’ como el locus donde el escritor nombrador asume la responsabilidad de nombrar lo inenarrable, y ‘Cuarta versión’ como un ejemplo de las estrategias narrativas de Valenzuela para decodificar el lenguaje de lo indecible en una atmósfera de opresión política”. 

Nos ofrece el libro con una sugestiva imagen en la tapa, en la cual metaforiza, a manera de epígrafe, la obra; es un acrílico que se llama "Auxilio, exilio" de nuestro querido Carlos Alonso. 

La obra está formada por cinco cuentos o cinco historias, ubicados de la siguiente manera: Cuarta versión, La palabra asesino, Ceremonias de rechazo, De noche soy tu caballo y por último Cambio de armas, 

Está remarcado en todo el libro el protagonismo de mujeres demandando algún lugar en el mundo, tratando de sobrevivir de alguna manera y luchando cuerpo a cuerpo contra la opresión, el pánico, y el espanto. 

"Cuarta versión" está confeccionado con discursos superpuestos donde se lee a una narradora desconocida que encontró unos escritos y trata de reconstruir una historia que relata en letra cursiva. La historia es de una actriz, Bella, Bel-la, desarrollada en una embajada, que se va enamorando del embajador (de un país que no se nombra en ningún momento), el cual le ayuda a Bella a salir del país. Ese embajador es Pedro, en su embajada se asilan militantes políticos. Pedro consigue sacar a Bella del país, pero ella regresa después para interceder por los militantes asilados en el interior de la embajada. En una gran fiesta que se realiza en la misma en su honor, Bella muere de un disparo de la policía. Es una historia aparentemente de amor, lo erótico está presente en toda la historia, pero en realidad pareciera una especie de velo detrás del cual se pueden ver perfectamente los acontecimientos políticos y los dientes de la dictadura. Bella y Pedro muestran o exponen todo lo que les pasa y todo lo que pasa. La intensa vida que van tomando sus personajes en el desarrollo del relato hacen que tanto la autora como los lectores vayan tomando conciencia real de lo que en verdad estaba pasando. Se metaforiza con maestría y valor los fenómenos políticos perversos y las múltiples negaciones de las que fuimos víctimas y protagonistas los argentinos de los años setenta.

En "La palabra asesino" relata situaciones muy profundas. Dos personajes, ella una mujer anónima y él un hombre que ha matado mucha gente fuera y dentro de la guerra, están capturados enérgicamente por el deleite del deseo y por la pulsión de muerte. Eros y Thánatos cohabitando el mismo lecho, observándose en el espejo de la misma pulsión. 

Él dice: “Tengo 28 años y he vivido 6. El resto del tiempo lo pasé en instituciones. Instituciones: hospitales, reformatorios, cárceles, ejército; esas barreras...”

Él oscuro. De oscuro pasado y piel oscura. Ella apenas opaca. Él, en comparación, oscuro y transparente. Ella, siempre dispuesta a ver a través, con él negándose a ir más allá de esa piel impecable y tersa, infinitamente acariciable...

La seguridad de estar conviviendo con un asesino y el hecho de tener esa palabra en su mente a la manera de un trastorno obsesivo-compulsivo, la lleva a pensar en el suicidio para liberarse, pero al final al borde de la locura se salva y se libera gritando la palabra Asesino con todas las fuerzas que tiene. 

Es un cuento donde la autora le da un tratamiento especial al tema del deseo y de la muerte. Está dedicado a dos personas, Araceli Gallo y Guillermo Maci.

En "Ceremonias de rechazo" se desarrolla una temática que da cuenta de la resistencia al poder patriarcal recreado en los encuentros y desencuentros de Amanda y el Coyote, donde Amanda funciona con una gran dependencia de su amante. Una serie de ritos son realizados por la protagonista para sacarse de encima a su amante y a la impronta que este deja sobre ella, huella que la somete hasta paralizarla. La eficacia simbólica de la ritualización la libera del agente de los servicios de la dictadura, salvándola de una muerte casi segura.

(De vuelta en su terraza, entre las plantas, mientras las riega con la manguera comprada e instalada por el propio Coyote-el anulado-Amanda empieza a sentirse libre, y va esbozando un baile de apasionada coreografía que crece y crece hasta hacerse violento, incontenible. Baila Amanda con la manguera, la florea, se riega de la cabeza a los pies, se riega largo rato y baila sobre esa lluvia purificadora y vital. Libre, libre, canta aun en el baño mientras se quita las ropas empapadas, las sandalias empapadas. Libre, sin siquiera secarse, poniéndose a hacer gimnasia desnuda frente al espejo de cuerpo entero. Libre, mientras flexiona las rodillas, libre, libre, cantando.

Y el espejo, paso a paso, le devuelve las formas y le confirma el canto.

En “De noche soy tu caballo” reaparece la ambigüedad de las relaciones hombre-mujer, pero narrado de una manera distinta. Aquí lo erótico y lo onírico simbolizan la salida de la protagonista de la opresión y el símbolo del caballo es un símbolo liberador.

La narradora anónima escribe en primera persona, él, Beto, es un revolucionario, es la contracara del Coyote de la historia anterior. Beto que no es su verdadero nombre, aparece y reaparece, va y viene, y en una de esas "apariciones" se desarrolla la escena fundamental del cuento: una botella de cachaza, la música y una canción de Gal Costa, "a noite seu tou caballo", Beto haciéndole el amor también abraza los sueños de la revolución posible... allí se entreteje una historia donde no están ausentes los allanamientos de la época ni las distintas manifestaciones de la ferocidad humana.

(...donde está, vos lo viste, estuvo acá con vos, dónde se metió. Cantá si no te va a pesar. Cantá, miserable, sabemos que vino a verte, dónde anda, cuál es su aguantadero. Está en la ciudad, vos lo viste, confesá, cantá, sabemos que vino a buscarte.) 

Las escenas están situadas en un impreciso lugar entre el sueño y la realidad. Después de una noche de amor, al despertarse ella, Beto ya no está. Posteriormente, una llamada telefónica le dice: “Encontraron a Beto muerto. Flotando en el río cerca de la otra orilla. Parece que lo tiraron vivo de un helicóptero. Está muy hinchado y descompuesto, después de seis días en el agua, pero casi seguro que es él”.

Al final, en la última escena, en la cárcel ella le dice a Beto que puede venir a habitarla cuando quiera, “si es cierto que te han matado o donde andes, de noche soy tu caballo”. 

En “Cambio de armas” también Luisa toma los significantes del discurso dominante para nombrar las cosas innombrables, indecibles, inconfesables. Está subtitulado con nombres llamativos: Las Palabras, El Concepto, La Fotografía, Los Nombres, La Planta, Los Espejos, La Ventana, Los Colegas, El Pozo, El Rebenque, Las Mirillas, Las Llaves, Las Voces, El Secreto, La Revelación, El Desenlace. 




Otra vez Eros y Thánatos, otra vez descarnados sucesos que nuestra autora no quiere conceder a la maquinaria siniestra del olvido. 

Laura, o la llamada Laura, es una mujer sin memoria, esclava sexual del llamado Roque, supuestamente su marido; viene de tanto en tanto a tener relaciones sexuales con ella. Placer y humillación. Amnesia y sometimiento. Atracción y repulsión

La sexualidad de Roque es manifiestamente perversa, en cambio para Laura es una manera de sentirse viva, de asegurarse que existe.

El supuesto marido es un coronel que finalmente le cuenta a Laura la verdad de lo acontecido, le dice que ella había sido una guerrillera y que había intentado matarlo con un revólver. Él la había apresado. La fue torturando y narcotizando de distintas manera y al mismo tiempo le hacía creer que eran esposos. En esa relación imaginaria-siniestra se fueron "enamorando" donde la modalidad de ese amor se dialectiza perversamente en la díada opresor-humillada...

No caben dudas la creatividad de LV está en un total acuerdo con las leyes del crecimiento humano. Su literatura a veces desgarrante, a veces conmovedora, da cuenta del lugar que suelen ocupar la mujer y los oprimidos en nuestra sociedad y en nuestra época.

Apela en este proceso creador, entre otras cosas, a la fuerza de la memoria por que la cosa es "Recordar para no repetir".

http://www.losandes.com.ar/notas/2004/9/26/cultura-126801.asp



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