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miércoles, 17 de julio de 2002

El mundo de la infancia lorquiana

Federico García Lorca


El mundo de la infancia lorquiana

El poeta Ruiz Amezcua recopila canciones, poemas y romances para niños del autor granadino


Ginés Donaire
Jaen, 6 de mayo de 2002

'El mundo lorquiano tiene voluntad de infancia porque atiende a las reacciones primarias ignorando prejuicios y olvidando tapujos y tabúes. Por eso, Lorca se niega a matar al niño que fue, al niño de su propia infancia. Lorca consigue momentos estremecedores cuando poetiza a este niño que no quiere morir'. El poeta y escritor jiennense Manuel Ruiz Amezcua (Jódar, 1952) resume de esta manera tan gráfica la influencia que, a su juicio, tuvo la infancia de Federico García Lorca en su producción poética. Ruiz Amezcua ha recopilado medio centenar de las mejores obras del poeta granadino en Canciones, poemas y romances para niños (Octaedro, 2002) con un fin eminentemente didáctico.


La ilusión de vivir de Lorca, su frescura primitiva, su actitud primaria y directa ante las cosas están presentes en muchos de los poemas recuperados en esta obra. Como pusiera de manifiesto Ian Gibson, la niñez en Lorca es inocencia y capacidad creadora, pero con tintes trágicos. Pero Ruiz Amezcua va a incluso más allá: 'A este talante infantil le acompaña lo mágico, lo misterioso y el universo de los sueños, que el mundo del niño separa poco de la vigilia'.
El mundo de sueños y sombras de Lorca tuvo una naturaleza comunicativa y oral de la que el poeta se impregnó durante su infancia en la vega granadina. 'Se empapó de cultura tradicional de la gente pobre y trabajadora, de criadas y criados, de arrieros y gañanes que llevaban a las casas de los ricos las nanas infantiles, los romances, las canciones, los cuentos y tantas otras formas de tradición', explica Ruiz Amezcua, que ya en 1997 publicara Antología esencial de Lorca (Octaedro).
Canciones como Caracola, El lagarto viejo o Cancioncilla sevillana; poemas y cantares populares como La tarara, Arbolé arbolé, Adelina de paseo, De lunas de tarde, Balada amarilla o Vals en las ramas; romances populares como Los pelegrinitos y Romance de Don Boyso; y hasta la Canzón de cuna para Rosalía de Castro se dan cita en esta obra de la que emana frescura poética por todos lados.
'Lorca elige a los niños porque ellos están en contacto con el manantial de la imaginación; lo que la edad adulta ha envilecido moralmente, hasta convertirlo en un río seco', asegura el poeta jiennense Ruiz Amezcua. Y añade: 'Federico mantiene intacta en su poesía, a través de los años, esa magia de niño creador. Va a permanecer en él el sentido del asombro ante el mundo como algo normal'.
En la obra, apoyada en textos de Fray Luis de Granada y Víctor Hugo, se repasa toda la geografía de la infancia lorquiana, desde sus primeros años en la vega de Fuente Vaqueros, su paso más tarde por Valderrubio, junto al río Cubillas y su traslado a Granada con 11 años. Es en este lugar donde Lorca entrará en contacto con la que él denominó 'la peor burguesía de España'. Ruiz Amezcua subraya que 'desde niño Lorca entró en conflicto permanente con su forma de pensar y con la manera y los modos que esta burguesía tenía de enjuiciar y de tratar a las personas'.
Ya afincado en Madrid, García Lorca viaja a Nueva York y Cuba y el choque entre culturas le da a su obra una nueva dimensión. Sin embargo, la nueva realidad social que aparece ante sus ojos vuelve a tener en la infancia a sus principales protagonistas. 'Los niños, junto a los negros, son las mayores víctimas de una civilización sin misericordia para con los débiles', asevera Ruiz Amezcua, autor de una docena de libros de poesía y dos de prosa y profesor de Literatura en Jaén.
'Hay dulzura infantil / en la mañana quieta. / Los árboles extienden / sus brazos a la tierra / un vaho tembloroso / cubre las sementeras / y las arañas tienden / sus caminos de seda / -Rayas al cristal limpio del aire'. Este párrafo extraído de la Canción del Caracol aventurero simboliza la voluntad de niñez que hubo siempre en Lorca -que Jorge Guillén definió como 'hondura de infancia'-. Una infancia que, según Ruiz Amezcua, 'no se vio sustituida, como en la mayoría de las personas, por la malicia y el desengaño de la edad adulta'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de mayo de 2002


miércoles, 3 de julio de 2002

Cercas pide que se desconfíe del narrador de 'Soldados de Salamina'


Cercas pide que se desconfíe del narrador de 'Soldados de Salamina'

El escritor, que prepara un libro de relatos, busca la 'verdad literaria'


Rafael Méndez
Santander, 3 de julio de 2002

'La primera regla para leer una novela es desconfiar del narrador. El narrador puede mentir, engañarse a sí mismo...', declaró ayer Javier Cercas en la Universidad Menéndez Pelayo en Santander. Como mucha gente no desconfió del periodista Cercas, narrador en su novela Soldados de Salamina, el autor se propuso aclarar algunos de los malentendidos. El escritor pronunció una conferencia dentro del ciclo Martes literarios.


Antes de pronunciar una conferencia en la sede de la UIMP en Santander, con los periodistas, Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) dio pistas: 'Me gustaría que se leyera como una novela de aventuras, de la mayor aventura del siglo, que es la guerra civil'. Porque, afirmó, Soldados de Salamina (Tusquets) no tiene nada de 'relato real', como insiste el Cercas narrador. Tampoco es nuevo periodismo, como le dijeron algunos amigos. 'Es una novela, rara, pero una novela'.

'Yo buscaba la verdad literaria, no la del periodismo. La literaria es una verdad moral, universal, que manipula la realidad', sentenció. 'El libro es la historia de una mirada. Me obsesionó tanto que no pude no escribirlo'.
Javier Cercas explicó que está preparando un libro de relatos, aunque aún no sabe cómo, ni cuándo, ni siquiera si lo publicará. 'Podría llamarse Recuerdos del presente, pero no tengo prisa por publicar; además, a un escritor se le ha de medir por lo que tira a la papelera, sólo hay que publicar lo que es verdaderamente necesario'. E ironizó: 'No lo necesito, soy funcionario'. Cercas es profesor de Literatura Española en la Universidad de Girona.

El éxito

Sobre la responsabilidad de escribir después de un éxito como el de Soldados de Salamina -20 ediciones-, afirmó que no siente ninguna presión ya que lleva 20 años escribiendo para su madre y para el académico Francisco Rico, y que lo peor que le podía pasar era volver a esa situación. Fue Rico quien lo presentó ante el público.
El autor afirmó desconocer por qué había tenido éxito la novela, galardonada, entre otros, con el I Premio Salambó, otorgado por un jurado de escritores, y con el premio de los libreros catalanes y el Ciutat de Barcelona. Apuntó lo que le han sugerido: 'Eduardo Mendoza dice que es porque es la primera novela sobre la guerra civil que es como un western, en la que hay distanciamiento, que es algo así como Lo que el viento se llevó'. No en vano, Cercas aseguró que pretendía dar a su novela el aroma de la genial película de John Ford El hombre que mató a Liberty Valance.
Durante la charla con los periodistas, Cercas, irónico y divertido (afirmó que quería ser humorista), resaltó que en cualquier parte hay una buena historia: 'Madame Bovary es la historia más tonta del mundo, una señora que se dedica a follar por ahí y a gastarse la pasta de su marido. Hay miles de historias así, pero, amigo, hay que ser Flaubert para escribirlo'. Sobre el filme que está rodando David Trueba sobre Soldados de Salamina, afirmó que será una gran película y que, en cualquier caso, la apoyará aunque no le guste: 'Espero que traicione la novela, porque es la única forma de ser fiel al cine'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de julio de 2002