Un recorrido íntimo por los manuscritos, las cartas, las fotografías y los objetos preferidos de María Mercedes Carranza
Al otro lado de la exposición, al frente de Oda al amor, están los poemas de El Canto de las moscas, el poemario de la violencia en Colombia, publicado en 1998, dedicado al asesinado Luis Carlos Galán y compuesto por 18 poemas sobre lugares en los que ocurrieron masacres. Melibea explica en un breve texto el significado del libro más famoso y más actual de su madre: “María Mercedes Carranza sintió el horror en carne propia. Atravesada por un intenso dolor de patria, decidió usar su voz poética para exponer y denunciar la dura realidad de su país. Su cama se convirtió en un barco sobre el que extendió un mapa de Colombia para marcar las cicatrices de estas matanzas. Durante meses, navegó esta realidad descarnada mientras escribía, en hojas de papel periódico, poemas certeros como dardos con imágenes de lo que deja la guerra a su paso: desolación, podredumbre, fuegos fatuos, silencio”.
Los asistentes a María Mercedes Carranza, el oficio de vestirse podrán sentarse en la silla de la autora a escuchar sus poemas preferidos, leídos por ella misma, gracias a los archivos sonoros de la emisora HJCK. La antigua poltrona tiene un hueco de tanto uso, que Melibea nunca quiso mandar a arreglar. Hay un espejo de la abuela de María Mercedes que ha pasado de generación en generación, un juego de la vajilla que usaba para cenar y una colección de gafas de todos los colores. Están también los libros más importantes de su biblioteca: la obra completa de William Shakespeare y la de Oscar Wilde, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, Rayuela de Julio Cortazar y los Antipoemas de Nicanor Parra.
La exposición honra a la periodista y poeta colombiana con poemas, fotos, borradores, notas y cartas de su colección personal.NATALIA PEDRAZA BRAVO
En el centro de la exposición hay una mesa para que los asistentes interactúen con la obra de Carranza. Hay sellos rojos que tienen los versos más emblemáticos de la escritora bogotana, hija del poeta Eduardo Carranza, y un pequeño cuaderno blanco. Con ellos, cada visitante puede hacer su propia antología y llevársela a casa. “La idea es que sea una poeta con la que el público pueda tener un contacto directo, irse con los poemas”, dice la curadora Gama. Hay afiches y postales gratuitos. En medio de las vitrinas y sobre las paredes de la Biblioteca, están las memorias de María Mercedes Carranza en Aquí entre nos: el esmalte de las uñas, el labial, las agujas de coser, la carta astral, las cuentas de mercado, todos los objetos cotidianos, revueltos con la poesía, la de Cesare Pavese y la de ella. Ya lo había dicho antes el Premio Nobel turco Orham Pamuk en El museo de la inocencia: “Los objetos que nos quedan de los momentos felices guardan el placer de su recuerdo con mucha más fidelidad que las personas que nos hicieron vivir esa dicha”.
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