La rana Gustavo, la miniserie ‘Eric’ y otras historias del sucio Nueva York de los ochenta
Jim Henson (sosteniendo a Gustavo), Frank Oz y el resto de marionetistas de los teleñecos, en una imagen del documental 'Jim Henson: la audacia de las ideas'.DISNEY Jennifer Connelly habla sobre 'Dentro del laberinto' en el documental 'Jim Henson: la audacia de las ideas'.DISNEY+
El documental de Howard, que de forma inevitable roza la hagiografía, incluye un fondo importante de material de archivo y un abanico de voces autorizadas que introducen aspectos poco conocidos de un creador fundamental. En su arranque, Orson Welles y Henson están en un programa de televisión en el que Welles declara su admiración por una figura que siempre resultó enigmática. El neoyorquino Museum of the Moving Image, en los históricos estudios Astoria (Queens), dedica una parte importante de su espacio a este visionario y a los anuncios que ideó antes de la revolucionaria Barrio Sésamo. Contemplar esas pequeñas piezas comerciales confirma hasta qué punto Henson transgredía cualquier formato. Su anuncio de las pastillas para el dolor de cabeza Buffering, narrado por él y titulado Memories, deja ver dos de sus intereses: el cine experimental y el LSD.
En la década de los ochenta, Henson —que falleció en 1990 a los 53 años por una neumonía— era un titiritero con aura de estrella del rock que no se permitía el acomodo. En esa década siguió traspasando fronteras en su medio a través de películas inspiradas en sus personajes y otras fantasías más sombrías, como Cristal oscuro (1982) o Dentro del laberinto (1986). Su funeral neoyorquino fue en la catedral de San Juan el Divino, y, tal y como él había deseado, nadie vestía de negro, los músicos eran de jazz y los muppetsfueron los encargados de despedirlo.
Tráiler de 'Jim Henson: la audacia de las ideas'Vídeo: DISNEY+
Esa romería de muñecos peludos y de colores encaja con el caos de la década que terminaba, telón de fondo de Eric pero también de al menos dos películas de la próxima temporada. Limonov: The Ballad, dirigida por Kirill Serebrennikov, se centra en el exilio neoyorquino del escritor ruso, justo a finales de los setenta, y comparte un paisaje y una textura similar a la de The Apprentice, la película de Ali Abbasi sobre los inicios en los negocios de Donald Trump.
Esta habla de la relación del joven Trump con el abogado ultraderechista Roy Cohn y de cómo este le ayudó a sacar adelante la Torre Trump, construida entre 1980 y 1984. Muy cerca de allí y solo un año después, en las Navidades de 1985, Paul Castellano, padrino de la poderosa familia Gambino, era abatido a tiros a las puertas de un restaurante de carne. John Gotti, un gánster que se pavoneaba por la ciudad ostentando dinero y poder, había asestado este golpe para renovar la cúpula de su familia criminal, un culebrón sangriento que desgrana la serie documental de Netflix A por Gotti, en la que se recrea el sórdido panorama de violencia y extorsión en la que vivía sumida Nueva York en los ochenta. La construcción de la ciudad estaba en manos de la mafia y Gotti fue el primer padrino que entendió el nuevo poder de la fama.
Jeremy Strong y Sebastian Stan, como Donald Trump, en 'The Aprenttice'.APPRENTICE PRODUCTIONS ONTARIO INC.
En The Apprentice, el personaje de Roy Cohn lo interpreta Jeremy Strongy una de sus fiestas resume toda la locura de la época: artistas bohemios del Village y jóvenes yuppies en orgías organizadas por un tipo sin escrúpulos que tumbaba con sucias artimañas la carrera política de otros homosexuales mientras él vivía una hipócrita doble vida. Cohn murió en 1986 de sida, sin dejar de insistir en que tenía cáncer de hígado.
El siniestro abogado también es uno de los personajes principales de la miniserie Ángeles en América (Max). Estrenada en 2003, es la adaptación de Mike Nichols de la célebre obra para Broadway de Tony Kushner (que no guarda relación alguna con Jared, yerno de Trump). En ella, es Al Pacino quien da vida a Cohn y, en uno de los últimos capítulos, entre los delirios de su agonía, escucha en boca del enfermero gay, que interpreta un maravilloso Jeffrey Wright, una oscura oda a la vida y la muerte de las grandes ciudades: esos extraños organismos, como aquel sucio Nueva York, que lucen “cubiertos de malas hierbas y algunas flores, mientras en cada esquina aguarda un equipo de demolición”.
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