Guía para principiantes – Literatura ‘Young adult’
Los prejuicios que rodean al género literario Young adult hacen que posiblemente te estés perdiendo grandes historias. Pero no te preocupes: en CANINO hemos creado esta guía para introducirte al género y la hemos ilustrado con gifs de la película de Jason Reitman y Diablo Cody Young Adult, sin un motivo específico. ¿Que por qué? Pues porque podemos.
En 1966 la editorial Viking Press (ahora Penguin Random House) se enfrentaba a un pequeño problema. Habían comprado los derechos de una buena novela, escrita por una debutante de sólo 15 años, que trataba temas polémicos y actuales. Sin embargo, no había un mercado específico al que pudieran dirigirla. La edad de los protagonistas —entre 15 y 20 años— y el abundante uso de jerga juvenil alejaría a la mayor parte del público adulto mientras que las escenas de violencia y el recurrente consumo de alcohol y tabaco hacían imposible etiquetarlo como literatura infantil.
Fue el equipo de marketing el que dio con una solución revisando antiguas clasificaciones literarias de la crítica Sarah Trimmer. El género que buscaban se llamaba Young adult (YA) y aún no había sido usado de manera comercial en ninguna parte. Rebeldes (1966) de S.E. Hinton fue la novela que inició uno de los géneros (ahora etiqueta) más rentables de la literatura actual. Fue un éxito de ventas tan grande que consiguió llamar la atención a una generación más tentada por el cine y convertir a muchos jóvenes en lectores fieles. En 1983 la película del mismo nombre protagonizada por Matt Dillon, Patrick Swayze, Tom Cruise y Diane Lane en los papeles principales cimentaba otra de las características que acompañaría al recién nacido género: las adaptaciones cinematográficas.
Si eres de los que piensan que el YA son solamente vampiros fotosensibles y triángulos amorosos, vengo a decirte que te equivocas. Pero tranquilidad: no pasa nada. Aquí te dejamos las claves y los títulos para que averigües por dónde puedes empezar a meter la cabeza.
1. Jóvenes con problemas reales
Como hemos visto, desde sus inicios el YA se basaba en tratar problemas reales a los que se enfrentan los jóvenes, siempre desde una óptica cercana y desde el entendimiento moral. Temas como el descubrimiento del amor y el sexo, la aceptación del cuerpo y de la propia orientación sexual o el consumo de drogas y alcohol se han visto revisionados una y otra vez dentro del género con mayor o menor acierto. La amistad también es uno de los temas más recurrentes, lo que lleva a muchos escritores a idear historias llenas de personajes secundarios con los que todos los lectores puedan identificarse.
El clásico El guardian entre el centeno (1951) es un ejemplo perfecto del tono que podemos encontrar en la mayoría de novelas YA encuadradas en el subgénero dramático. Siguen su ejemplo libros como Nubes de Ketchup (2012) en donde se explora el sentimiento de culpa de la protagonista tras haber cometido un homicidio, Yo, Él y Raquel (2012), que habla de temas como la muerte o la valentía para ser uno mismo, Una historia casi divertida (2006) que trata con humor la depresión y el suicidio o el recientemente publicado This is Where it Ends (2016) ambientado en un instituto en el que se está produciendo una masacre.
2. Sencillez y ritmo
Uno de los tópicos más comunes que se escuchan sobre el YA es que bajo este nombre se publican novelas de baja calidad literaria. Lo cierto es que hay de todo. En general suelen ser libros sencillos y fáciles de leer con un ritmo y estilo muy similar al de los típicos best-sellers (mucho diálogo, capítulos cortos, abundante acción…). La dramática El curioso incidente del perro a medianoche (2003) de Mark Haddon ejemplifica la sencillez del YA y, sin embargo, destaca por su solidez y correcta documentación al ponernos en la cabeza de Christopher, un joven autista de 15 años.
Si hablamos de ritmo (y dejamos la calidad y la lógica un poco de lado) El corredor del laberinto (2009), el primer libro de la millonaria saga escrita por James Dashner, acierta al conseguir mantenernos en vilo y encadenar capítulo tras capítulo de las aventuras de Thomas en un escenario que nos recuerda por momentos a la isla de El señor de las moscas (1954) donde se entremete la jerga inventada de La naranja mecánica (1962).
Sin embargo, algunas novelas se la apañan para seguir siendo literariamente sencillas y, a la vez, manejar tramas complejas y bien argumentadas. Es el caso de El juego de Ender (1985), el libro inicial de una saga de seis escrita por Orson Scott Card y que destaca como una pieza clave de la ciencia-ficción, sea cual sea la etiqueta extra que le pongamos.
3- Diversidad en el centro de la acción
Si hay un ámbito en el que el YA toma la delantera al resto de la literatura es en el de la representación femenina y de las minorías. Mientras que la mayoría de best-sellers suelen estar protagonizados por hombres blancos, heterosexuales y de clase media, son muchas las novelas de YA que cuentan con una protagonista femenina que normalmente no viene de familia privilegiada. Esto tiene sentido si tenemos en cuenta que el YA está mayoritariamente escrito por mujeres, a diferencia de todos los demás géneros actuales del mercado.
Aunque en algunas conocidas novelas YA la representación de la mujer y de las relaciones amorosas se muestra de forma retrógrada y tóxica, esto no suele ser lo habitual. Incluso en las novelas YA de poca calidad podemos encontrar destellos casi únicos de buena representación entre sus páginas. En la saga Divergente (2011) de la debutante Veronica Roth, la protagonista es una chica decidida y fiera que tiene muchas características que típicamente se han otorgado a personajes masculinos, como la valentía o instinto protector. Es también refrescante encontrarse con una protagonista que toma decisiones activas sobre su vida sexual sin que estas sean juzgadas o negativizadas por otros personajes. La saga Los juegos del hambre (2008) lleva la inversión de los roles de género mucho más allá, contando con un protagonista masculino sensible y educado que muchas veces necesita ser salvado por la fuerte y decidida Katniss Everdeen.
El colectivo LGBT también tiene una fuerte presencia dentro del YA, donde se convierten en protagonistas sin necesidad de que la trama gire alrededor de su orientación sexual. En Boy Meets Boy (2005) encontramos un instituto distópico lleno de personajes queer, en la aventura fantástica Huntress (2011) dos heroínas acabarán enamorándose poco a poco y en el universo inhóspito de Love in the Time of Global Warning (2013) una chica bi hará todo lo posible por reencontrarse con su familia.
Como es de esperar, también está muy presente la diversidad racial y, lo que es aún más interesante, los problemas derivados del racismo. En libros como Monster (1999) nos ponemos en la piel de Steve Harmon, un joven afroamericano de 16 años que se enfrenta a un juicio por asesinato. De forma más amable, en La vida secreta de las abejas (2001) veremos personajes negros escritos fuera de todo tópico y que se enfrentan a la sociedad racialmente segregada en los EEUU de los años sesenta.
4- Revisión de la distopía y la fantasía
El éxito comercial de la saga Harry Potter (1997-2007) hizo que muchos ojos se fijaran en los libros YA clasificados como ficción especulativa, de manera que en los últimos diez años hemos asistido a numerosas adaptaciones cinematográficas de los títulos de ciencia ficción y fantásticos que más han triunfado entre los lectores.
Dentro de la ciencia-ficción parecen especialmente populares las distopías. Bebiendo a partes iguales de La larga marcha (1979) de Stephen King y de la película japonesa Battle Royale (2000), se iniciaba en 2008 la trilogía de Los Juegos del Hambre (2008 – 2010) cuyo éxito abrió la posibilidad de ser adaptado a otros títulos mucho más interesantes como la nostálgica y distópica a partes iguales Ready Player One (2011), que será llevada a los cines por Steven Spielberg.
En el género fantástico no son muchos los títulos que se permiten brillar en esta época donde George R.R Martin, Patrick Rothuss o Joe Abercrombie escriben nueva fantasía. Hay que destacar, sin embargo, a la autora española Laura Gallego y su trilogía de Memorias de Idhún (2004 – 2006), interesante como producto de fantasía nacional.
5- Moraleja sin moralina
Aunque la ficción especulativa domine el mercado, siempre quedan novelas interesadas en llegar a los jóvenes para explicarles de tú a tú temas que por su edad pueden afectarles particularmente. En estas novelas no sólo se tratan problemas específicos, sino que de forma sutil se intenta indicar una manera de superarlos y aceptarlos. En las novelas Speak (1999) y Las ventajas de ser un marginado (1999) el abuso sexual se enfoca desde ángulos muy diferentes y mostrando consecuencias diversas, asi como víctimas alejadas de los estereotipos y el victim blaming.
Otro ejemplo: en Mi espectacular ahora (2009) se incluyen múltiples referencias al alcoholismo de su protagonista masculino. Se muestra en varias escenas cómo su adicción saca la peor parte de él y le va a conducir a una vida mediocre muy alejada de la de sus compañeros, pero explícitamente nunca se condena al carismático Sutter por beber, por lo que los lectores se sentirán más inclinados a identificarse y verse reflejados en él que a rechazarlo.
Al final, Young adult es sólo una etiqueta, y bajo su paraguas se agrupan historias buenas y malas. Aunque estas novelas van específicamente dirigidas a menores de 25 años, nadie debería dejar de leerlas si despiertan su curiosidad. De todas maneras, puesto que la industria ha notado que ciertos éxitos han dejado un estigma en el YA, ya son muchas las editoriales que marcan sus libros como New adult (NA), una nueva etiqueta destinada a un rango de edad de entre 18 y 30. Francamente: si con ello se consigue acercar libros a nuevos lectores, bienvenida sea.
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