Páginas

lunes, 20 de mayo de 2024

Triunfo Arciniegas / Mi madre

 



Triunfo Arciniegas

MI MADRE


Sucedió con mi madre, que soportó toda la vida un matrimonio infeliz, y luego ya no pudo más. Ya no había vida. Fuimos impotentes testigos hasta que nos atravesamos en las palizas de mi padre.

No tenía a dónde ir mi pobre madre. No tenía dinero para llevarnos lejos de las penas. Luego  ni siquiera tuvo piernas para escapar. Pasó sus últimos catorce años en una silla de ruedas. Alguna vez me contó que en sus sueños se veía correr por las calles de Málaga.

Luego crecimos. Nos agarramos a la vida con garras y dientes, contra viento y marea, como esas tercas flores que se aferran a las piedras. Parte de lo que soy, la mayor parte, diría, se lo debo a su tenacidad. A su infinita bondad. A sus lágrimas.

Entonces mi madre vivió de casa en casa. Sus hijos nos turnábamos. Una bolsa de plástico llena de cositas era todo su equipaje.

Mi madre murió hace veinticuatro años y dos meses y todavía hay una espina que hurga sin piedad en el corazón. ¿Por qué la vida tuvo que ser tan desgraciada? ¿Por qué nos cayó con tanta rabia?

Mi madre nunca se quejó. Luego supe que lloraba de noche, a escondidas. Sus días eran para resolver afanes. Ciertamente estaba tan ocupada remediando nuestros asuntos cotidianos. Si me veía en aprietos, me conseguía el dinero para comprar el periódico del domingo. Y siempre le pagué las deudas. Fuimos muy serios con nuestros negocios. Alcanzó a vender mis primeros libros. Nunca me hizo trampa. Nunca me quedó debiendo un peso. Incluso puede decirse que prosperábamos. A ciertos doctores les cobraba el doble por mis libros. Me daba vergüenza cuando me enteraba, pero era asunto suyo.

Discutíamos todo el tiempo y casi siempre mi madre tenía la razón. Perdí numerosas discusiones. Me enfurecía, por supuesto, pero nunca dejaba de visitarla. Los domingos preguntaba en qué casa estaba y ahí caía, como todos los otros. Donde ella iba siempre había una montonera de gente. Los Arciniegas de entonces nos reproducíamos como conejos.

Mi madre, pozo de dolor, y al mismo tiempo fuente de la alegría más pura.

Así fue.


20 de mayo de 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario