El poder de Kate Moss

Alberto Rey

Kate Moss ha celebrado su 50 cumpleaños. El 16 de enero, la modelo británica alcanzó el medio siglo de edad y lo festejó en París. Parece que fue ayer cuando Calvin Klein convirtió en superestrella a aquella chavala inglesa demasiado bajita, demasiado plana y demasiado ordinaria para la moda. En cosa de meses, Moss era una de las modelos más famosas del mundo. Se convirtió en el puente entre las glamazonas de los 90 (con las que congenió de maravilla) y las lánguidas waifs ("debiluchas", en su traducción más políticamente correcta) que tomaron las pasarelas con su androginia y su palidez. Heroin chic, lo llamaron algunos. Una expresión que resurge de vez en cuando porque nos encanta todo lo que sea comentar el cuerpo de una mujer. El de Moss ha sido tema de conversación desde hace más de tres décadas. Es lo que tiene ser supermodelo y símbolo de muchas cosas.

Ahora que las Gazelle y las Samba se han vuelto a poner de moda toca recordar las míticas fotos de los 90 de Kate con vestidos de lujo y Adidas retro en los pies. Con las botas Hunter pasó lo mismo. Kate se las puso y ellas se pusieron de moda. La mítica empresa de calzado de lluvia colapsó en 2023. Es evidente que no se podían permitir contratar a Kate para revitalizar la marca por segunda vez. La Moss ya no figura en el ranking de modelos mejor pagadas del mundo, más por poca carga de trabajo que porque sus tarifas sean bajas. En models.com aparece en los listados "iconos", "leyendas" y "dinero". Ahí lleva casi desde que la fotógrafa Corinne Day demostró que una podía ser "normal" (un listado que no existe en models.com) y extraordinaria a la vez. Day murió en 2010. Cinco años antes, Kate Moss había escandalizado al mundo con imágenes sacadas de un vídeo en el que aparecía esnifando cocaína. Algo que, a juzgar por el revuelo que se levantó, nadie más ha hecho nunca. Kate, que había sido pionera en tantas cosas, de repente lo era por meterse coca. Aquel año, Kate Moss fue la cuarta modelo mejor pagada del mundo. Al año siguiente, la segunda. Y al siguiente del siguiente. Durante los siguientes siete años no se bajaría del top 10.

Mientras Kate Moss celebraba su 50 cumpleaños en París, En Reino Unido Hunter estaba en pleno proceso de liquidación y en Estados Unidos Calvin Klein intenta recuperar su relevancia. Top Shop es hoy una patata caliente para ASOS, su actual propietario y John Galliano, desde la dirección creativa de Maison Martin Margiela, se dedica sólo a diseñar y cerrar el pico. Y Pete Doherty es un señor gordo. El mundo de Kate ya no existe, pero ella sí. Para su fiesta de cincuentenario se puso un vestido de encaje negro semitransparente. Vestidos similares se estarán vendieron ahora por miles. Kate sigue teniendo ese poder.

EL MUNDO