Jo Nesbø |
Jo Nesbø: "La popularidad te corrompe de un modo u otro"
El rey de la novela negra nórdica abandona las convenciones del género en ‘El reino’, un thriller ambientado en un pueblo de montaña y protagonizado por dos hermanos unidos por una compleja lealtad, un pasado trágico y secretos en el armario
Fernando Díaz de QuijanoJo Nesbø (Oslo, 1960), el rey de la novela negra nórdica —lo cual en los últimos años casi equivale a decir de la novela negra mundial—, vuelve a las librerías españolas con El reino (Reservoir Books), un ambicioso thriller que llega precedido de críticas muy positivas en la prensa extranjera. No se trata de una nueva entrega de la serie que le hizo célebre, la que protagoniza el inspector Harry Hole, sino de una de las novelas independientes que el autor noruego publica periódicamente, como su versión de Macbeth. Algunos lo consideran su mejor libro, y para el editor de Reservoir Books, Jaume Bonfill, es “una obra de madurez, completa y total”. Su editor en catalán, Jordi Rourera (del sello Proa), la considera “una novela diferente a las anteriores, aunque tiene todos los ingredientes que lo han convertido en uno de los más grandes autores del momento” y cree que va a ampliar aún más su número de lectores.
Las relaciones familiares, la claustrofobia social de las comunidades pequeñas y los secretos en el armario son algunos de los temas principales de El reino, protagonizado por dos hermanos con un vínculo irrompible, complejo y marcado por la tragedia. El hermano mayor, Roy, que ejerce como narrador en primera persona, se quedó al cargo de la inhóspita granja familiar y regenta la gasolinera del pueblo, mientras que el hermano pequeño, Carl, al que siempre tuvo que proteger cuando eran niños, se marcha a estudiar a Estados Unidos y regresa quince años después, convertido en un gran hombre de negocios, acompañado de su mujer, Shannon, y con un ambicioso plan para construir un lujoso hotel con spa. Pero en el pueblo aún tienen cuentas pendientes con él y no será fácil conseguir el respaldo de sus vecinos. Los secretos del pasado irán aflorando para complicar sus planes y la trama de la novela.
“Jo es un escritor que sabe escribir muy bien sobre la muerte y el amor, y aquí explora temas como la familia, las relaciones entre hermanos, si es posible transformarse o tener una nueva vida dentro de una comunidad muy cerrada”, opina Bonfill. Rourera, por su parte, destaca como principales virtudes del escritor la creación de “tramas complejas, personajes bien construidos y diálogos brillantes”. “En esta novela abandona los códigos típicos de la novela negra para ser más libre y construir una gran novela contemporánea sobre las pasiones humanas, los triángulos amorosos y las ambiciones desmesuradas”, añade el editor.
“El punto de partida es algo que sucedió cuando tenía unos 20 años”, relata Nesbø por videoconferencia. “Mi padre era una persona muy racional, muy justa, nada emocional a la hora de tomar decisiones. Pero tuvo una disputa con un vecino que, en virtud de una nueva ley, quería hacerse con una parte de nuestro terreno por poco dinero. Le dijimos a mi padre que viera las cosas desde su punto de vista y nos dijo que, cuando se trata de tu familia, el único punto de vista que debes tener es el de la familia. Nunca había oído a mi padre decir algo parecido. El mensaje era que la familia es lo primero, por encima del bien y del mal”.
Para forjar la relación entre los dos hermanos protagonistas de la novela, Nesbø se ha inspirado en su propia relación con los suyos. Estaba muy unido al menor de ellos, que falleció hace seis años. “Jugábamos en el mismo equipo de fútbol, tocábamos en el mismo grupo, y de pequeños compartíamos litera en la habitación”, recuerda.
La omnipresente tragedia
Hay un componente trágico en la historia de El reino, como en todas las novelas de Nesbø. “La tragedia siempre forma parte de mi escritura. Está presente en las novelas de Harry Hole; hace unos años hice una versión de Macbeth, que obviamente es una tragedia; así que siempre ha sido un elemento importante en mi trabajo. En esta novela hay un halo de fatalidad que se intuye desde el principio, pero también hay optimismo, porque la tragedia pertenece al pasado”. No obstante, esas tragedias están ligadas a secretos que van emergiendo a la superficie, oscureciendo la historia.
En la serie de Harry Hole —cuya entrega más reciente es Cuchillo—, Nesbø abrazó conscientemente los clichés de la novela negra. “En lugar de ir a buscar algo que no se hubiera escrito antes, asumí los elementos propios de la tradición del género. Como en Sin City de Frank Miller, quería coger esos elementos y llevarlos un poco más allá”, explica el autor. “En este nuevo libro, la idea no es que encaje en ninguna tradición concreta. La historia tiene influencias de la historia de Caín y Abel de la Biblia, de la novela negra, del thriller, de las tragedias familiares americanas y también hay una historia de amor imposible”.
Para Nesbø, la gran diferencia entre las novelas de Harry Hole y las independientes, es que en estas últimas experimenta con narradores en primera persona. “De esta manera entro más en la mente del personaje, y el lector no sabe si puede confiar o no en el narrador. También me permite utilizar un humor que en la serie de Harry Hole no puedo desarrollar de la misma manera, y también puedo reflexionar de una manera distinta. Cuando se usa un narrador en tercera persona, el escritor es como un director de orquesta, mientras que el narrador en primera persona es un desafío muy interesante porque no puedes cambiar de punto de vista”.
Aunque hoy concede una importancia capital a la creación de personajes complejos, Nesbø reconoce que al principio de su carrera sus libros estaban condicionados mucho más por la trama que por los personajes. “Escribía una sinopsis y el libro avanzaba siguiéndola, determinando quién había hecho qué. No creía en esos autores que dicen no conocer a sus personajes cuando empiezan una historia. Creo que el autor es quien controla la situación, pero a medida que he ido ganando experiencia he comprendido que hay una cierta lógica con los personajes que no puedes planear sobre el papel. Es como si los personajes cobraran vida cuando empiezan a hablar y andar. No tiene nada de misterioso, es como escribir una canción: a medida que empiezas a escribir, es la melodía la que te lleva, tienes que seguirla por donde te lleve”.
Literatura y música
Al otro lado de la pantalla, Nesbø, ataviado con sudadera y gorra plana de cuadros, responde a las preguntas desde la buhardilla de su casa. Vigas negras y rojas surcan la estancia, amplia y luminosa. El telón de fondo es una estupenda librería triangular delimitada por el ángulo del tejado. Completan el cuadro una diana y una guitarra que entra en escena cuando se le pregunta por su faceta de músico y por su banda de rock, Di Derre, que está a punto de cumplir 20 años de carrera. Nesbø hace amago de enseñarnos la canción que acaba de componer esta mañana, pero se arrepiente después de rasguear apenas un par de acordes ("si tenéis mucho interés en verme tocar, os recomiendo la canción que he hecho hace poco para la serie Exit. Os advierto que el vídeo es políticamente muy incorrecto"). Justo hoy le han informado de que, a causa de la pandemia, se cancelan los festivales en los que iba a tocar con su banda este verano, igual que pasó el anterior. "Está siendo un año muy triste", lamenta.
A pesar de la mala noticia y de estar deseando que pase la pandemia, reconoce que el confinamiento y el distanciamiento social no han influido mucho en su día a día. Y sobre si lo ha hecho o no en el contenido de su escritura, afirma: “Supongo que sí. Todo lo que te sucede en la vida, lo que lees, las conversaciones con tus amigos y tu familia, la soledad del confinamiento, todo eso sin duda influye en la escritura, pero es difícil determinar de qué manera. De todas formas en Oslo la pandemia ha sido menos traumática que en España”.
El carácter polifacético de Nesbø no se limita a la escritura y la música. También fue futbolista y agente de bolsa antes de dar el salto a la literatura. Desde que publicó El murciélago en 1997, ha vendido 50 millones de ejemplares de sus novelas y se han traducido a 50 idiomas. “Cuando sabes que hay unas expectativas respecto a tu trabajo, no sé si realmente puedes escapar de ellas y de la sed de popularidad. Yo soy una persona afortunada, no tengo que escribir éxitos comerciales para pagar mi hipoteca. Tengo la libertad económica de hacer lo que me gusta. Cuando empiezo un nuevo proyecto lo que quiero conseguir es crecer como escritor. Pero la popularidad te corrompe de un modo u otro”.
EL CULTURAL
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