Jessica Bruder: "En Estados Unidos, la palabra 'socialismo' se ha convertido en algo sucio"
La periodista de 'Harper's' pasó tres años viajando junto a la comunidad nómada estadounidense, que sin pensiones ni ayudas subsiste buscando trabajo por todo el país
Han pasado casi seis años. En el número de agosto de 2014 de la revista 'Harper's', Jessica Bruder publicó un reportaje titulado 'El final de la jubilación: cuando no puedes permitir dejar de trabajar'. Esta periodista de Nueva Jersey (EEUU), entonces en excedencia de su puesto como profesora, alquiló un coche, le pidió una tienda de campaña a una amiga y se marchó a vivir dos semanas al desierto con una comunidad nómada. La mayoría de aquellos hombres y mujeres tenían una historia común: no encontraban trabajo, habían agotado las escasas ayudas sociales después de años de encadenar salarios bajos y sus familias, con trabajos igualmente precarios, tampoco podían encargarse de ellos ni ofrecerles el techo de un apartamento. Linda May, por ejemplo, había trabajado con más de 60 años como cajera de un Home Depot -una tienda minorista similar a Leroy Merlin- por 8,65 euros la hora, un sueldo con el que no llegaba a pagar el alquiler de 500 euros al mes por la caravana en la que vivía en Lake Elsinore, California. Años de trabajos mal remunerados que no dan acceso a una pension mínima para, al menos, subsistir.
Cuando ya sólo le quedaba la opción de suicidarse, Linda May dio en internet con los tutoriales de un tal Bob Wells. Después de un año traumático en el que se le juntaron un divorcio y una bancarrota, Wells se mudó a una autocaravana y empezó a vivir con menos de 410 euros al mes, tarea difícil que exigía encontrar aparcamiento gratuito, generar su propia energía con paneles solares y evitar las multas de la Policía. Porque muchos servicios (incluso el aparcamiento) están ligados al consumo en los locales de restauración, por lo que no es fácil encontrar un modus vivendi libre de cargos. Y compartió su experiencia en las redes, iniciando un movimiento que resultó ser la última oportunidad de los desahuciados del sistema.
En las dos semanas que vivió como nómada, Bruder descubrió que a Linda May, como a la mayoría de nómadas con los que compartió carretera, no le había quedado más remedio que subirse a su autocaravana y viajar alrededor de Estados Unidos en busca de trabajo de temporera: en otoño, la recogida de la remolacha en Dakota del Norte; en invierno, la campaña de Navidad de Amazon en Texas; en verano, guarda de un camping en cualquier sitio medianamente caluroso. Y dos semanas no eran suficientes para conocer a fondo un movimiento que es producto de una sociedad en la que, del Estado del bienestar, del New Deal rooseveltiano, ya no quedan ni las raspas. Un grupo de marginados aparentemente anecdótico que, en realidad, es síntoma de una enfermedad mucho más profunda.
Tras el éxito del artículo, Bruder compró en Craiglist una caravana y se echó a la carretera para convivir a lo largo de tres años con aquella misma gente. Escribió un libro, 'Nomadland', que ahora publica en España la editorial Capitán Swing con el título 'País nómada: supervivientes del siglo XXI', cuando su adaptación al cine, de mano de Chloe Zhao, suena como una de las favoritas a los próximos Oscar. En España se estrena, pandemia mediante, el 19 de febrero. Desde el otro lado del charco, Bruder habla con El Confidencial, para analizar cómo Estados Unidos, tierra de sueños y libertades, dejó tirado a quienes consideró que ya no eran productivos.
"¡Pero esa es la gran mentira!", exclama Bruder. "Porque a nosotros nos han enseñado que sólo valemos para una cosa. Que sólo tenemos un talento. Pero es en los escenarios de adversidad, como dijo Orwell, cuando la persona demuestra sus habilidades. Nos encierran en una cosa y nos dicen que sólo servimos para una cosa, pero no es verdad. Todos tenemos muchos talentos, quizás no todos monetizables, pero sí tenemos más habilidades de las que nos hacen creer". Y es que, a quienes las empresas tachan de inservibles, de no poder optar a un puesto por sobrepasar los 50 años, son autosuficientes, capaces de reparar cualquier avería de su vehículo de transporte, de generar su propia energía, de encontrar su propia comida -y compartirla- y de encontrar el equilibrio entre sus cualidades individuales y las ventajas grupales.
"Si realmente quieres entender el comportamiento de la gente, debes convertirte en un mueble, porque, si no, todo el mundo está en ‘modo entrevista’ y no actúan como lo harían en su día a día, así que acabé pasando, primero, dos semanas con ellos, a la salida de un pueblo llamado Quartzsite, en Arizona, donde muchos nómadas con dificultades económicas acampan cada invierno", recuerda. "Cuando volví a casa, había aprendido tanto que sentí que me explotaba la cabeza. Escribí 6.000 palabras para Harper’s, pero me di cuenta de que necesitaba, al menos, seis veces más de extensión para contarlo. Me empecé a plantear muchas preguntas, quería seguir muchas nuevas líneas de investigación, y tuve la suerte de tener al mejor jefe de sección, que de verdad se arremangó y se metió de lleno en la historia. Habló con un amigo suyo que era editor en Northern y le contó sobre mi historia, y ella pensó que podía convertirse en un libro. Yo, desde luego, ¡quería escribir un libro!".
Una investigación en profundidad
Con la ventaja de contar con el respaldo económico y el prestigio de una cabecera como 'Harper's' tras de sí, Bruder consiguió lo que cada vez menos periodistas consiguen -por culpa del clickbait, de la necesidad ingente de contenidos de los medios y de la reducción de los costes de producción-: tiempo para investigar en profundidad. "Yo he estado en ambos lados de la profesión", confiesa. "Empecé con un blog sobre ‘start ups’ que me traía de cabeza y en el que necesitaba los clicks, así que me parece todo un lujo poder dedicarme ahora a investigar temas en profundidad, y sé que es un privilegio. Pero también es verdad que ahora mismo existen tantos dispositivos para la narrativa… y cada vez hay más interés en este tipo de historias por parte de… por ejemplo las plataformas. Soy consciente de que el modelo periodístico basado en la publicidad se está viniendo abajo. aparte de apoyo económico, también es necesario un apoyo mental (una persona con la que puedas hablar, que pueda hacer de frontón). En Estados Unidos tenemos todo un ecosistema de becas y de premios (Pulitzer), de asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro que todavía no te solucionan completamente el problema de la financiación, pero casi".
Por ello pudo dedicar tres años a convivir con Linda May, con Wells y con todo un catálogo de renegados del sistema que habían encontrado en el nomaadismo la salida a una situación de extrema necesidad, pero, también, una nueva oportunidad. "Tras el New Deal, en Estados Unidos pensamos que teníamos el sistema perfectamente arreglado. Pensábamos que la jubilación era un último tramo libre de cargas en el que podíamos disfrutar de los ahorros, de la seguridad social, de las pensiones. Ya no hay pensiones, sino planes privados que ponen todo el peso en el trabajador, que además cobra un salario muy bajo", analiza. Este desequilibrio obliga a que al estadounidense medio le sea más difícil aspirar a una vejez libre de trabajo.
"Creo que gran parte del problema viene de que durante muchos años se han estancado los salarios al tiempo que el coste de la vivienda seguía subiendo. La gente invierte cada vez más en alquileres e hipotecas y no tiene capacidad de ahorro ni de gasto en otro tipo de cosas que no sean la vivienda", explica. "Si miramos años atrás, pongámonos en los 70, una persona trabajando a jornada completa podía sustentar a toda una familia. Hoy, los sueldos son tan bajos en comparación, que una persona trabajando a tiempo completo no llega a fin de mes, por lo que tiene que recurrir al empleo múltiple sólo para pagar el alquiler. Si a eso le añadimos un Sistema Sanitario lleno de taras, en el que la gente sólo por necesitar una intervención dental u ocular tiene que pedir un crédito, porque el sistema sanitario no considera que los ojos o la boca sean parte de la salud integral del paciente. Hasta el punto de que existen organizaciones como Remote Area Medical, una organización que viaja por Estados Unidos (la zona de los Apalaches, sobre todo) para ofrecer atención sanitaria gratuita a gente que no la tiene. Pero es el Estado el que debería garantizar que sus ciudadanos puedan vivir de una sola pieza".
Ya no hay pensiones, sino planes privados que ponen todo el peso en el trabajador, que además cobra un salario muy bajo
"La perversión del sistema ha sido conectar los seguros sanitarios al empleo", prosigue. "No tiene sentido. Al igual que tampoco tiene sentido conectar el periodismo con la publicidad, porque hay conflicto de intereses y no es lógico. Es terrible que hayamos aceptado que si ya no eres mano de obra útil, o un empleado útil, no eres digno de una salud. Es lo que ha ocurrido cuando el capitalismo se ha convertido en una ideología en vez de en una herramienta. Lo que puede servir como herramienta puede ser terrible como patrón dominante. Deberíamos ser una sociedad que utiliza el mercado como una herramienta para llegar a algo, que un mercado sobre el que pivota una sociedad troceada".
Pero, ¿por qué, con tales problemas con el precio de la vivienda y los seguros médicos, alternativas como el Obamacare siguen despertanto tanta oposición en Estados Unidos? "Porque aquí la palabra ‘socialismo’ se ha convertido en un término sucio, algo que no tiene mucho sentido. Incluso si eres un personaje maquiavélico y de corazón frío, que sólo se alimenta de dólares, que haya gente que muera esperando la atención médica que necesita, que haya gente que muera en las salas de espera por cuestiones económicas, es inhumano. Incluso apelando a su propia lógica, es más caro para el sistema. La medicina preventiva es mucho más efectiva y barata que los tratamientos más complejos".
Bruder lo achaca a la narrativa triunfal tan arraigada en la mente colectiva estadounidense, aquella en la que los fracasos se ignoran o se ocultan como una vergüenza y las victorias, por mínimas que sean, se revisten de fanfarria. "También existe esta imagen (utiliza la palabra ‘illusion’) que Estados Unidos venera, que es la del hombre hecho a sí mismo, el cowboy solitario que se levanta a sí mismo tirando de sí mismo para salir adelante (utiliza una expresión que es ‘pull yourself up by the bootstraps’, que sería algo así como intentar levantarse tirando uno mismo de la cincha de las botas), que en realidad es una acción imposible. La gente olvida que es necesaria una estructura en la que pueda confiar todo el mundo. Las compañías que son ejemplo de ese ‘hecho a sí mismo’, como Amazon, son empresas que han podido crecer de esa manera desaforada porque han utilizado toneladas de recursos estadounidenses para hacerlo. Las carreteras por las que transportan los pedidos, el medio ambiente que contaminan, utilizan incentivos fiscales y ayudas para construir almacenes. Ninguna empresa puede ser completamente autosuficiente sin esa estructura. Nadie es una isla solitaria que sólo depende de sí misma".
Quizás, una de las mayores aberraciones de esta imagen sea la del presidente Donald Trump, que se puede enfrentar a su segundo impeachmenta a menos de diez días de abandonar la Casa Blanca debido a su papel instigador en el asalto al Capitolio que ha terminado con un balance de cinco muertos. "A alguien como Trump, que ha destruido tantos negocios y ha dejado a media ciudad de Atlantic City en quiebra por impagos, una ciudad que ahora tiene que demoler el Casino Trump, mucha gente lo percibe como un modelo de triunfo. Idealizar este modelo de persona es muy pernicioso. La admiración hacia este tipo de personajes viene de lejos. Yo creo que ya Steinbeck dijo en una ocasión que ‘el socialismo nunca echó raíz en Estados Unidos porque los pobres no se ven a sí mismos como proletariado explotado, sino como millonarios temporalmente avergonzados’".
"Lo que ha pasado en el Capitolio la semana pasada no debería sorprendernos", lamenta. "Es la conclusión lógica a una Presidencia que se alimenta de avivar el miedo, creando el caos y socavando la democracia. Lo que llegue después será importante, pero también difícil de predecir. ¿Ese asalto al Capitolio inspirará una introspección en los 74 millones de personas que votaron a un demagogo? ¿Tendrán, al final, el suficiente valor los lacayos de Trump en el Congreso como para abandonarlo? Desearía que sí, pero me temo que no. Incluso si al final lo sacan de la Casa Blanca, los estadounidenses elegirán otro líder de mano dura -y lamentablemente no tan incompetente- para 2024. No podemos permitir que ocurra".
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