Páginas

martes, 22 de diciembre de 2020

Ragnar Lodbrok, la verdadera historia del sanguinario vikingo que masacró Europa





Ragnar Lodbrok, la verdadera historia del sanguinario vikingo que masacró Europa

Las aventuras de este rey nórdico, llevadas a la pequeña pantalla por la popular serie de televisión «Vikingos», se debaten entre la realidad y la leyenda


Manuel P. Villatoro
18 de diciembre de 2018

Realidad y leyenda. Estos son los elementos que se mezclan para crear la historia de Ragnar Lodbrok, un conocido rey nórdico que, desde hace varios años, se ha hecho famoso gracias a que la serie de televisión «Vikingos» ha llevado sus legendarias aventuras a la pequeña pantalla. Valiente y osado, este personaje es recordado en la tradición escandinava por ser sanguinario, rebelde y haber causado estragos a base de hacha y drakkar en Inglaterra y Francia.
Ragnar, héroe para unos y villanos para los que más, habría cometido sus actos de pillería durante la época de esplendor de los vikingos (a partir del año 800 D.C.) según los datos más fiables. Sin embargo, no es posible remitirse únicamente a la historiografía para elaborar una fiel reproducción de su vida, pues su leyenda también se ha transmitido a través de las denominadas «Sagas islandesas», un compendio de textos elaborados doscientos años después de que los vikingos saquearan Europa y que, principalmente, tienen un origen literario. Con todo, a día de hoy existen muchas preguntas sin respuesta en torno a este personaje.

El inicio de una aventura

A pesar de estar documentado como un personaje real a través de la retórica nórdica, la existencia de Ragnar Lodbrok no siempre ha estado absolutamente clara. «En la primera mitad del XX se dudaba de su existencia como tal. Se creía que cuando los nórdicos escribieron su saga -200 años después de los sucesos y por tradición oral- habían hecho un compendio de varios personajes de la misma familia. Sin embargo, en la crónica anglosajona se descubrieron varias coincidencias y se llegó a la conclusión de que sí existió», explicó en declaraciones a ABC Víctor Álvarez, autor de «Los Vikingos. Crónica de una aventura» -libro que narra las peripecias de estos sanguinarios hombres del norte-.


Ragnar habría venido al mundo por lo tanto en torno al primer tercio del SIX, aunque, como bien señala el experto español, en la actualidad es imposible determinar datos como la fecha exacta o, incluso, el lugar concreto de Escandinavia que le vio nacer: «Se duda de si Ragnar Lodbrok era sueco, danés, o incluso noruego. Lo más lógico es pensar que fue danés por su forma de proceder y actuar, aunque también hay teorías que dicen que fue hijo de un rey sueco, pero eso está por confirmar».
Ragnar llegó a tomar la ciudad de París a través del río Sena. Según la historia danesa escrita por Saxo Gramático en el SXI, nuestro protagonista era hijo de Sigurd Hring, un noble escandinavo que acabó convirtiéndose en el rey de Suecia y Dinamarca, dos territorios que solían repartirse multitud de mandobles por aquel entonces. No obstante, este notable estaba tan obsesionado con detener los ataques extranjeros contra su reino, que fue abandonando poco a poco las necesidades de los ciudadanos. Como no podía ser de otra forma, esta falta de atención le granjeó multitud de enemigos. Sabedor de que, desde la lejanía, no podía ejercer una dirección efectiva sobre sus súbditos, decidió entregar el gobierno interno a su hijo Ragnar, quien no contaba más de 15 inviernos a sus espaldas.
Durante los siguientes meses, Ragnar dejó claro que su edad no era un impedimento y gobernó con sabiduría el reino de su padre. De hecho, tuvo que hacer frente en varias ocasiones a todo tipo de traidores ansiosos por sentar sus posaderas en el trono. En una ocasión, incluso, uno de los nobles contrarios a su padre llegó a sitiar una ciudad en la que se hallaba el joven rey. Le dio dos opciones: rendirse o morir. Sin posibilidad de salvación, la desesperación se hizo patente entre los sabios del consejo local.
Ragnar hizo acopio entonces de todo su valor y se pronunció ante los gobernantes con las siguientes palabras -traducidas al español de la historia de Gramático por Santiago Ibáñez en su obra «La saga de Ragnar calzas peludas»-: «Puesto que tan infamante es ser calificados de desertores y renegados como temerario osar por encima de las propias fuerzas, se debe acometer al enemigo con simulada defección, y además, cuando se presente la primera oportunidad, hay que abandonarlo con oportuna deserción. Será más provechoso adelantarse a la ira del adversario con la ficción del favor, que armarlo con la negación para que se abalance más enconadamente contra nosotros». Aquel día, su discurso fue tomado en consideración por la asamblea, la cual, por su seguridad, le envió posteriormente a Noruega para que fuera educado.

El ataque que nunca se produjo

Tras aprender el arte de la guerra, Ragnar se vio obligado a volver a su tierra natal cuando su padre murió, lo que provocó que tuviera que tomar posesión definitivamente del trono. A partir de ese momento comenzó su etapa dorada como vikingo, pues se hizo a los helados mares del norte con el objetivo de saquear de forma sanguinaria cualquier población rica en oro y joyas que se interpusiera en su camino. El pequeño quinceañero se convirtió así en todo un nórdico mediante el ataque a varias ciudades costeras.
Sin embargo, lo que es imposible, según Álvarez, es que Ragnar y sus hombres llevaran a cabo el asalto al claustro de Lindisfarne en tierras inglesas, algo que sí afirma la popular serie «Vikingos». «Lindisfarne es el primer ataque documentado de los vikingos. Se produjo en junio del año 793 sobre un monasterio de una isla pegada al noroeste de Gran Bretaña, sin llegar a Escocia, y que estaba relativamente cerca de Noruega. Ragnar operó plenamente hacia el año 840, por lo que es muy aventurado, y casi imposible, pensar que tan joven pudiera participar en este asalto en concreto, De todas formas no me parece mal que se hagan estas cosas en el cine para resumir la actividad vikinga. Son concesiones lógicas» señala el experto español.

Lathgertha, su primera mujer

En la adultez, Ragnar se convirtió en el perfecto ejemplo de vikingo por sus constantes incursiones. Fue precisamente en uno de estos ataques contra poblaciones costeras donde conoció a su primera mujer, Lathgertha, cuyo personaje es interpretado en la serie de televisión por la actriz canadiense Katheryn Winnick-. Concretamente, y en palabras de la historia danesa, el primer amor del rey era «una mujer experta en la guerra que, llevando en la virginidad un coraje viril, luchaba la primera entre los más prestos, sueltos los cabellos sobre los hombros».


Inmediatamente, Ragnar se quedó prendado de ella y pidió a sus hombres que enviaran a la joven una petición para encontrarse con él durante la noche. En este momento la historia toma un cariz de leyenda ya que, según se explica en el texto de Saxo Gramático, Latgerta ordenó atar en la entrada de su casa un oso y un perro para proteger su virginidad del nuevo pretendiente. Los dos animales no detuvieron al vikingo, quien -tras un duro combate- venció a las bestias. «Obtuvo como premio al peligro superado a la virgen. Engendrados de su matrimonio (posterior) un hijo y dos hijas», explica el texto escandinavo traducido y adaptado por Ibáñez.

El hombre de las «calzas peludas»

Pero Ragnar nunca fue un vikingo de una sola mujer y, a los pocos meses, abandonó a Latgerta para dedicarse al pillaje y comportarse como un verdadero hombre del norte. A partir de ese momento la historia le pierde la pista y son las sagas las que a través de varias leyendas orales- explican lo que sucedió en su vida. Entre ellas, existe una especialmente famosa que narra el por qué este monarca escandinavo fue conocido con el sobrenombre de «Lodbrok».
Al parecer, tras abandonar a su primera mujer, Ragnar tuvo noticias de que un noble de Gotlandia (región ubicada al sur de Suecia) llamado Herraud ofrecía la mano de su hija y una gran cantidad de oro a aquel que pudiese acabar con una serpiente de varios metros que asolaba su reino. La joven -llamada Thóra- es definida en los textos como la mujer más bella sobre la faz de la tierra.
Nuestro protagonista, ávido de conquista y riqueza, se encaminó hacia el lugar, aunque decidió prepararse antes fabricándose un original atuendo que le protegiera del animal. «(Ragnar) se hace confeccionar un atuendo de extraño género. Eran unos calzones velludos y una capa con copos de algodón entretejidos. Y cuando están terminados, los hace hervir en pez», destaca Ibáñez en su obra. Cuando Herraund vio llegar a Ragnar, su ropa le pareció tan ridícula que le apodó «Lothbrog» («calzas peludas»). Con todo, los ropajes le fueron útiles, pues logró vencer a la serpiente y hacerse con la mano de Thóra quien, tras alumbrar dos hijos, murió por una enfermedad.
A pesar de que esta parte de la vida de Ragnar tiene unos tintes claramente heroicos y fantásticos, para Ibáñez el presunto combate contra la serpiente podría tener ápices de realidad al relacionarse con algún rito de iniciación vikingo realizado una vez alcanzada la mayoría de edad. ¿Realidad, ficción o una mezcla de ambas? Con Ragnar Lodbrok, es algo imposible de saber.

Ni desnuda, ni vestida

Tras la muerte de Thóra, la leyenda de Ragnar continuó en Noruega, lugar al que viajó con varios hombres en un verano posterior. Allí, durante una incursión, los hombres del monarca hallaron por casualidad a una joven llamada Kráka. Tan bella les pareció, que volvieron al campamento y le hablaron de ella a su señor, quien insistió en conocerla. No obstante, para probar su inteligencia, Lodbrok ordenó a sus hombres que le propusieran una adivinanza a la mujer.
«Si esta joven os parece tan bella como se nos ha dicho, ordenadle que venga a mi encuentro, porque quiero conocerla. Quiero que sea mía. No quiero que vaya vestida ni desnuda, ni saciada ni hambrienta, y que no venga sola, aunque no debe acompañarla ninguna otra persona», recogen las sagas islandesas. Kráka, en respuesta, se presentó ante Ragnar vestida con una red de pescar, comió únicamente una cebolla y fue escoltada por un perro. Esta curiosa leyenda ha sido representada en la serie «Vikingos».


Kráka se convirtió en la nueva esposa de Ragnar quien, con el tiempo, descubrió que su mujer era de naturaleza noble a pesar de haberse criado en un poblado campesino y tenía como verdadero nombre Áslaug. Con el tiempo, ambos tuvieron varios hijos: Ívar, Björn, Hvítserk y Rögnvald. Björn ha sido, de momento, el único recogido por los creadores de la popular serie. Años después, sus hijos se convirtieron en grandes guerreros que viajaron por media Europa, algo que, según las sagas, provocó que nuestro protagonista sintiera la necesidad de hacerse a la mar para demostrar que aún era mejor guerrero que sus vástagos.

El primer ataque documentado

Es en siguiente capítulo de la vida de Ragnar cuando leyenda e historia se unen. Y es que, ya fuera por la envidia hacia sus hijos o por la sed de sangre y riquezas, este monarca dirigió sus barcos hacia el sur en una serie de ataques que han quedado documentados de forma oficial en la historia. «Ragnar viajó primero por la costa de Frisia -en los actuales Países Bajos- y luego por toda la costa occidental del continente europeo. Ahí fue donde se comportó como un auténtico vikingo», destaca Álvarez a ABC.
Uno de sus primeros ataques se produjo en el año 845. Por entonces, Ragnar organizó un ejército de entre 5.000 y 6.000 vikingos y, a bordo de 120 naves, se dirigió hacia la desembocadura del río Sena, en el norte de Francia. Desde allí, entró en territorio franco saqueando y robando a todas las poblaciones costeras que encontró. A su vez, salteó con sus hombres multitud de monasterios y abadías como la de Saint-Ouen de Rouen (a 135 kilómetros de la capital). Aquellos fueron años duros para los europeos, pues no habían conocido tanta barbarie como la que traían los vikingos de manos de Lodbrok.
«El segundo tercio del SIX, que coincide con el de Ragnar, es la época en que los vikingos causaron más estragos, donde más daño hicieron y el tiempo en que sembraron mayor terror por toda Europa, en concreto el imperio Franco e Inglaterra», destaca el autor de «Los Vikingos. Crónica de una aventura». Sin embargo, estos fieros normandos no se detuvieron en los primeros kilómetros del Sena, sino que continuaron navegando hasta el interior de Francia y llegaron a asediar y tomar París en el año 845 ante la sorpresa de su rey, quien fue derrotado en batalla por estos sanguinarios hombres del norte.
«Ragnar participó en el asedio de Paris, donde, tras su conquista, se convirtió probablemente en el primer vikingo que recibió un rescate para devolver la ciudad al nieto de Carlo Magno. Ese fue el principio de una práctica que, a la postre, sería muy utilizada por los vikingos: pedir cantidades astronómicas de dinero a cambio de que les devolvieran su hogar. El problema es que, lo que solían hacer después, es volver a su hogar con todo ese dinero y organizar nuevas expediciones con mejores barcos. Eso pasó en París, la cual volvió a ser atacada varias veces», añade Álvarez. Desde ese día, Europa conoció a base de muertes y masacres lo sanguinarios que podían ser los escandinavos.

Ragnar y su posible origen danés

Con todo, la toma de ciudades a base de hacha y escudo para luego pedir un cuantioso rescate no era una práctica llevada a cabo de forma usual por la mayoría los hombres del norte, como bien explica el experto español a ABC: «Lo normal era que atacaran y se retiraran, pero en aquella época había, por así decirlo, varios tipos de vikingos. Estaban por ejemplo los noruegos, que iban cada uno por su lado atacando los asentamientos de las costas».
Sin embargo, de todos los territorios escandinavos, había uno que destacó debido a que sus nobles optaban por organizar grandes ejércitos sedientos de conquista. «Las de los daneses eran expediciones más ambiciosas que llegaron incluso hasta el corazón del imperio franco, donde atacaron y tomaron ciudades por las que luego pidieron un rescate. Ellos tenían en la cabeza más un ideal de conquista que de tener botín directo y de forma rápida», completa el escritor. Esto provoca que, a día de hoy, expertos como Álvarez señalen que este monarca nórdico podría haber nacido en Dinamarca: «Yo a Ragnar Lodbrok lo enmarco dentro de los vikingos daneses, no quiere decir que lo fuera, porque no hay constancia de ello, pero por la forma de actuar a lo largo de su vida le acerca más a este pueblo».

El ataque a Northumbria

Tras su cruel paseo por Francia, Ragnar se embarcó en el que sería su último viaje. Este se sucedió en torno al 865, año en que decidió partir desde su hogar con dos barcos y todos los vikingos que pudo reunir rumbo a Northumbria, uno de los múltiples reinos en los que se dividía Gran Bretaña y que se encontraba al noreste de la propia isla bajo el dominio del rey Ella. El vikingo, curiosamente, decidió llevar a cabo la travesía con barcos más anchos que los característicos «drakar» escandinavos, algo que le criticó su mujer.
Lodbrok fue uno de los primeros vikingos en pedir rescates, pero nada iba a detener a Ragnar en su ansia por conquistar y saquear. Así pues, y ya sabedor de la ruta que debía seguir, ese mismo año llegó a Northumbria bajo un fuerte temporal tan violento que provocó que sus barcos se estrellaron contra la costa y quedaron inservibles. El vikingo sólo vio una posible solución a este contratiempo: avanzar y aniquilar a sus enemigos. Así pues, con su pequeño ejército, realizó varias incursiones en pueblos y ciudades cercanas haciendo honor a su pésima reputación.
Los centenares de muertos fueron demasiados para el rey del lugar Ella, quien -todavía con el miedo en el cuerpo por la llegada de aquellos desconocidos guerreros- visitó cada aldea de su reino dando una espada a todo aquel que se encontrara en edad de combatir. Semanas después, los dos ejércitos se encontraron frente a frente en el campo de batalla. «Ragnar tenía mucha menos tropa, la pelea no duró mucho antes de que cayó mucha gente de Ragnar. Pero allí donde se dirigía él no hallaba resistencia, y se lanzó aquel día contra las formaciones y allí donde golpeaba o ensartaba escudos, cotas o yelmos, eran tan grandes sus golpes que nada los resistía, pero nunca le alcanzaban a él los golpes ni los dardos y ni siquiera una sola arma le causó daño», destaca, en este caso, Ibáñez. Pero ni todo el valor de Ragnar le valió para vencer pues, cuando sus hombres cayeron sobre las llanuras de Gran Bretaña, él fue rodeado y apresado.

La muerte de un héroe

Una vez cautivo, el rey Ella no tuvo piedad con Ragnar y acabó con su vida lanzándole a un pozo de serpientes. Según las sagas islandesas, antes de morir entre insufribles dolores el vikingo dijo a gritos que sus hijos le vengarían con la siguiente estrofa: «Los cochinillos (sus hijos) gruñirán si supieran la desgracia del jabalí, me sobreviene un terrible mal, las serpientes me perforan con sus fauces y muerden con crueldad, me han succionado la sangre, ahora moriré junto a las bestias, pronto seré un cadáver».
Realmente no andaba muy desencaminado el monarca, pues, al conocer la trágica muerte de su padre, sus hijos tomaron varios barcos y asolaron Northumbria hasta vencer y apresar a Ella. «Dos años después de fallecer, sus hijos sometieron a este monarca a una tortura vikinga llamada el "Águila de sangre". Cuando tenían a la víctima inmovilizada, le pegaban un hachazo en el costado. Después, con la carne abierta -como si fueran dos alas-, le daban otro golpe para levantarle las costillas y, en ese momento, los pulmones se desprendían del cuerpo en vida y salían despedidos hacia el exterior para, finalmente, caer al suelo produciendo un sonido similar al de un aleteo», añade Álvarez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario