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lunes, 18 de enero de 2021

La verdad sobre el suicidio de Sylvia Plath

Sylvia Plath




La verdad sobre el suicidio de Sylvia Plath y el poema «Última carta» de Ted Hughes

La poeta no escribió una nota de suicidio, sino una carta en la que le anunciaba que le abandonaba, lo que provocó una fuerte discusión entre ambos

29 de septiembre de 2015

8 de febrero de 1963. Sylvia Plath escribe a su marido Ted Hughes, con el que ha comenzado trámites de separación. Hasta ahora se pensaba que aquella carta era una nota de suicidio. Pero no, finalmente no lo era. Un investigador británico acaba de tener acceso ilimitado al archivo del poeta británico y ha podido reconstruir las circunstancias de aquel fin de semana (el lunes 11 de febrero Plath fue hallada muerta tras haber abierto la espita del gas tras un largo historial de desamor y depresiones nerviosas).
En 2010, póstumamente, apareció un poema de Hughes (1930-1998) titulado «Última carta», que rememora los días anteriores al suicidio de su esposa Sylvia Plath (1932-1963). «Última Carta» fue dado a conocer por Melvyn Bragg y su publicación causó un gran impacto porque el texto aborda lo que sucedió durante los tres días previos al suicidio de Plath en febrero de 1963. Se pensaba que la poeta había enviado una nota de suicidio que había arribado antes de tiempo, pero no había evitado el trágico final. Lo cierto es que la carta llegó el viernes por la tarde -el correo se adelantó, cosas del destino- en lugar del sábado. Pero lo que la carta contenía no tenía nada que ver con el suicidio.

Iba a dejarle y marcharse a París

Gracias a la investigación del biógrafo Sir Jonathan Bate, del Worcester College de Oxford, narrada en el diario The Guardian que ha tenido un acceso ilimitado a los papeles del poeta, lo que la carta comunicaba a Hughes era la decisión de Plath de marcharse a París y abandonarle para no volver a verle jamás. Ella había supuesto que la carta no llegaría antes del sábado, pero el destino aceleró la gestión del Royal Mail y Hughes leyó la misiva el viernes por la tarde.


Con la carta en la mano, un Hughes ya por entonces distante pero lleno de ansiedad, salió corriendo hacia la casa de Plath en Primrose Hill, al norte de Londres. Y allí, según se ha sabido ahora, se desató una fuerte discusión, en el curso de la cual, según los documentos ahora conocidos, Sylvia Plath arrancó la carta de las manos de su esposo y la arrojó al fuego. «Fue ese último cara a cara el que Hughes convirtió en el poema "Última carta"», según Bate.

El teléfono lo cogió la amante

La otra gran novedad es que, según Bates, al día siguiente, el sábado, Plath telefoneó a Hughes a su casa con tan mala suerte que quien descolgó el aparato fue su amante, Susan Alliston. Cuando ella le pasó el teléfono, según ha descubierto Bates en un diario de Alliston que el poeta guardó entre sus papeles, Hughes le dijo: «Take it easy, Sylvie», algo así como «tranquila, Sylvie».
De hecho, el poeta pasó aquella noche en su casa con su amante, al igual que todo del domingo, día en el que se supone que Sylvia Plath se suicidó. La casa era, precisamente, en la que Hughes y Plath habían pasado la noche de bodas y convivido siete años. Pero el autor no se enteraría de la muerte de su esposa hasta el lunes por la mañana.

Segunda amante que se suicida con gas

El sentimiento de culpa fue un peso en la vida de Ted Hughes desde entonces, algo que nunca superó, por más que las polémicas y las acusaciones feministas de maltrato le supusieran un calvario. Lo cierto es que este episodio marcó su vida, como marcaría la vida de otra amante, Assia Wevill, que terminó su vida de igual modo que Sylvia Plath, proyectando con su suicidio -también con gas, en el que murieron sus hijas- la sombra de un destino en cuyas manos el poeta se sentía impotente. De hecho Wevill sí dejó una nota de suicidio en la que recordaba que no se podía vivir «por el peso del recuerdo de de Sylvia».
Ese segundo episodio trágico ocurrió porque cinco años después de la muerte de Plath, el poeta se vio envuelto en una triple vida con Wevill, con una enfermera en prácticas llamada Carol Orchard, y otra mujer llamada Brenda Hedden. Hay textos de Hughes en los que se muestra incapaz de decidir: «¿Qué cama, qué novia, qué pecho dará confort?»

Biografía no autorizada

Carol Orchard, casada finalmente con el poeta y viuda suya, retiró el apoyo al libro que preparaba Bates cuando se dio cuenta que sus hallazgos convertían la biografía en mucho más que una vida literaria. Pero esta historia no autorizada con detalles inéditos hasta ahora de la destructiva tormenta sentimental que acompañó al poeta a lo largo de su vida verá la luz esta próxima semana en la editora británica William Collins.

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