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miércoles, 6 de octubre de 2021

Annie Ernaux / Pura pasión




Annie Ernaux

BIOGRAFÍA

PURA PASIÓN

1


A partir del mes de septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y que viniera a verme. (p. 13)

2

Todo mi horizonte consistía en la siguiente llamada telefónica para concertar una cita. (p. 15)



Me habría gustado no tener nada que hacer salvo esperarle. (p. 17)


4

…estaba segura de que jamás había habido en mi vida nada más importante -ni tener hijos, ni aprobar oposiciones, ni viajar lejos- que eso, estar con este hombre en la cama a media tarde.  (p. 18)

 5
Yo no era más que el tiempo que pasaba a través de mí. (p. 19)
6

Justo después de su marcha, un agotamiento inmenso me paralizaba. No me ponía  arreglar la casa enseguida. Contemplaba las copas, los platos con restos de comida, el cenicero lleno, la ropa y la lencería dispersas por el pasillo y la habitación, las sábanas que colgaban sobre la moqueta. Me habría gustado conservar tal cual aquel desorden en el que cualquier cosa significaba un gesto, un monumento, y que componía un lienzo cuyo dolor y fuerza jamás alcanzaría para mí cuadro alguno de un museo. Naturalmente, no me lavaba hasta el día siguiente para conservar su esperma. (pp. 19-20)

7
Calculaba cuántas veces habíamos hecho el amor. Tenía la impresión de que, cada vez se había añadido algo más a nuestra relación, pero también de que precisamente esa acumulación de gestos y de placer era sin duda lo que iba a alejarnos el uno del otro. Estábamos agotando un capital de deseo. (p. 20)
8

Me sumía en un duermevela durante el cual tenía la sensación de dormir en el cuerpo de él. (p. 20)
9

El no conocía palabras obscenas en francés, o bien no tenía ganas de emplearlas porque para él no tenían ninguna carga de interdición social: eran palabras tan inocentes como las demás (como lo habrían sido para mí las palabras soeces de su idioma.) (p. 20-21)

10

En el tren de cercanías, en el supermercado, oía su voz que susurraba "acaríciame el sexo con tu boca". En cierta ocasión, en la estación de la Opera, sumida en mi ensoñación, dejé pasar sin darme cuenta un metro de la línea que tenía que coger. (p. 21)

11

Tenía con frecuencia la impresión de vivir aquella pasión como habría escrito un libro: la misma necesidad de resolver con éxito todas las escenas, el mismo afán de cuidar todos los detalles. Y hasta la ocurrencia de que me daría igual morir tras llegar al fin de esta pasión -sin otorgarle un significado preciso a "al fin de"-, como podría morirme tras haber acabado de escribir esto dentro de unos meses. (pp. 22-23)


12

En las revistas femeninas leía primero los horóscopos.



13

Durante todo este tiempo he tenido la impresión de vivir mi pasión en clave de novela, pero ahora no sé en qué clave la estoy escribiendo, si en la del testimonio, o de la confidencia -como suele ser habitual en las revistas femeninas-, en la del manifiesto o del atestado, o incluso del comentario de texto. (p. 30)

14

No quiero explicar mi pasión, sino sencillamente exponerla. (p. 31)


15

El me obsequia con su deseo. (p. 34)

16


A menudo me preguntaba qué significaban para él aquellas tardes que pasábamos haciendo el amor. Sin duda tan sólo eso, hacer el amor. En cualquier caso, era inútil tratar de buscar más razones, jamás iba a conseguir estar segura sino de una sola cosa: de su deseo o de su falta de deseo. La única verdad indiscutible se apreciaba mirando su sexo. (pp. 34-35)
17


Yo tenía el privilegio de vivir desde el inicio, constantemente, con plena conciencia, lo que siempre acaba por descubrirse con asombro y perplejidad: el hombre al que se ama es un extraño. (pp. 36-37)



18

Y que todo esto empiece a parecerme tan ajeno como si se tratara de otra mujer, nada cambia en lo siguiente: gracias a él me acerqué al límite que separaba del otro, hasta el punto de que a veces creí traspasarlo.

19

Estas limitaciones eran incluso una fuente de espera y de deseo. Como siempre me llamaba desde teléfonos públicos, de funcionamiento imprevisible, cuando yo descolgaba con frecuencia no había nadie en el otro extremo de la línea. A la larga, aprendí que esa llamada "falsa" antecedía a una de verdad, como máximo un cuarto de hora después, el rato de encontrar otro teléfono que funcionara. Esta primera llamada muda era el indicio precursor de su voz, una (infrecuente) promesa segura de felicidad, y el intervalo que me separaba de la llamada siguiente, cuando pronunciaba mi nombre y "¿podemos vernos?", uno de los momentos más hermosos que existen. (p. 38)

20

En las películas, todas las pasiones fuera del matrimonio suelen acabar mal. (p. 39)

21

He medido el tiempo de otro modo, con todo mi cuerpo. (p. 74)



22

He descubierto de lo que uno puede ser capaz, que equivale a decir de todo. De deseos sublimes o letales, falta de dignidad, creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que yo misma recurrí a ellos. Sin que él lo sospeche, me ha ligado más al mundo. (p. 74)

23
Cuando era niña, para mí el lujo eran los abrigos de pieles, los vestidos de noche y las mansiones a orillas del mar. Más adelante, creí que consistía en llevar una vida intelectual. Ahora me parece que consiste también en poder vivir una pasión por un hombre o una mujer. (p. 74-75)


Annie Ernaux
Pura pasión
Tusquets, México, 1993



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