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viernes, 2 de marzo de 2018

Edna St. Vincent Millay / El concierto

Taylor Swift


Edna St. Vincent Millay

EL CONCIERTO

No, voy a ir yo sola.
Volveré cuando acabe.

Sí, por supuesto que te quiero.
No, no se alargará.
¿Por qué no puedes acompañarme?
Eres un amante excesivo.
Te pondrías en medio
de mí y de la música.

Si voy yo sola,

vestida discreta y finamente,
mi cuerpo fallecerá en la silla,
y sobre la cabeza una llama,
una mente que es el doble que la mía,
distinguirá con gélida alegría
el sabio avance y retirada
de ejércitos sin patria
al asalto de una innominada puerta,
arriando terribles jabalinas
desde los chillones muros de una ciudad que canta

¡y en la que ninguna mujer espera!

¡Ejércitos libres de amor y de odio,
procesiones en fila de implacable sonido
que escalan la colina hacia el sol y lanzan
doradas picas a la tierra!
¡Al frente de las filas un corredor plateado
con un estandarte en el que están anotados
la leche y el acero de una herida sin sangre
sanada del todo por la espada!

Nada tenemos que ver ambos con la música.

No podemos hacer de ella un marco de filigrana
en medio del cual tú y yo,
tiernamente alegres por haber acudido,
nos sentemos sonrientes, cogidos de la mano.

Vamos, vamos, confórmate con esto.

Volveré contigo, te juro que lo haré;
y todavía podrás reconocerme.
Seré un poco más alta solamente
que al marcharme.



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