La mayor victoria del Vietcong fue una derrota
Mark Bowden reconstruye la batalla más dura de la guerra de Vietnam en ‘Hué 1968’, cuando se cumplen 50 años de la ofensiva del Tet
Guillermo Altares
Madrid, 31 de enero de 2018
"En los días peores, creo que nadie esperaba salir vivo de ahí". Así describe Michael Herr, el gran cronista de la guerra de Vietnam, la ofensiva del Tet, de la que se cumplen 50 años. En la noche del 30 al del 31 de enero de 1968, coincidiendo con el año nuevo lunar, el Vietcong lanzó una ofensiva sorpresa en Vietnam del Sur, que dejó totalmente fuera de juego a los estadounidenses, porque creían imposible que el Ejército de Vietnam del Norte tuviese esa capacidad logística y de movilización de decenas de miles de efectivos. La batalla más cruel de aquella ofensiva tuvo lugar en Hué, la capital histórica del país asiático, que el periodista estadounidense Mark Bowden, autor de Matar a Pablo Escobar o Black Hawk derribado, ha reconstruido en Hué 1968 (Crítica, traducción de Joan Andreanó-Weyland), un relato de aquellos 26 días de salvajes combates, pero también de venganzas despiadadas por parte de la guerrilla comunista.
"Hacia enero de 1968, el apoyo popular a la guerra disminuía, pero la oposición a ella seguía formando parte de una minoría en la política estadounidense. A finales de febrero ya era la corriente mayoritaria", escribe en Mark Bowden, quien relata la batalla basándose en testimonios de soldados de los dos bandos y en todo tipo de documentos, desde crónicas de prensa hasta informes militares. El periodista añade a continuación: "El punto de inflexión fue la ofensiva del Tet y esta batalla fue su episodio más desgarrador. Tras el Tet ya nadie especulaba con ganar rápida o fácilmente la guerra. No había un final de la vista. El debate nunca volvió a centrarse en cómo ganar sino en cómo abandonarla. En un sentido más amplio, el Tet supuso el primero de una serie de profundos golpes a la fe de Estados Unidos en sus dirigentes".
Muchas de las imágenes que identificamos con la guerra de Vietnam se produjeron durante el Tet; la fotografía que captó Eddie Adams del general del Ejército de Vietnam del Sur Nguyen Ngoc disparando en la cabeza a un prisionero Vietcong fue tomada el 1 de febrero de 1968, al principio de la ofensiva. Es un momento del que habla también la periodista italiana Oriana Fallaci en su libro sobre el conflicto, Nada y así será. Despachos de guerra (Anagrama), las crónicas que Michael Herr escribió para la revista Esquire y que desde entonces se han convertido uno de los grandes clásicos del periodismo bélico, también transcurren en gran parte durante el Tet, así como la segunda parte de la película de Stanley Kubrick, La chaqueta metálica, de la que Herr fue el guionista (también fue coguionista de Apocalypse Now).
El británico Don McCullin realizó durante la batalla de Hué algunas de las fotografías icónicas del siglo XX, que muestran a marines heridos o los combates desde primera línea. Su imagen de un soldado con la mirada perdida, esperando a ser evacuado del frente, se ha convertido en uno de los símbolos del horror de la guerra. "Desde mi primera visita a Vietnam siempre sentí que los americanos nunca podrían ganar esa guerra, pese a todo su poder. Este sentimiento nunca fue más fuerte que durante la victoriosa batalla en Hué", escribe McCullin en sus memorias, Unreasonable behaviour. Aunque retirado en la campiña inglesa, este veterano reportero todavía sigue en activo: cubrió el principio de la guerra de Siria. Fotógrafos como Horst Faas o Philip Jones Griffiths también tomaron imágenes impresionantes durante aquellos días.
Durante la ofensiva, el Vietcong atacó 100 ciudades a la vez, pero su logro simbólico fue la conquista de la ciudad de Hué. Los marines lucharon hasta el 25 de febrero para retomarla. "Los progresos eran penosamente lentos. El enemigo era tenaz. Los marines pagaban cara cada manzana, a veces cada casa", escribe Bowden. El coste humano de la ofensiva fue espeluznante. "Hacía dos días, desde que había comenzado el Tet, que los heridos llegaban a centenares al hospital provincial de Can Tho. Solían ser o muy jóvenes o muy viejos, o mujeres, y sus heridas eran a menudo horribles", escribe Michael Herr. En marzo de 1968, poco después del Tet, se produjo la mayor masacre de civiles por parte de las tropas de EE UU, la matanza de MyLai, que fue revelada posteriormente por la prensa.
Pero el mayor horror de la ofensiva tuvo lugar en el Hué ocupado por el Vietcong. Cuando las tropas norvietnamitas fueron desalojadas, los estadounidenses descubrieron que durante el mes en el que habían controlado la ciudad habían llevado a cabo asesinatos masivos de población (entre 3.000 y 6.000 civiles). "El miedo se extendió desde el primer día. A los 'enemigos del pueblo' conocidos. La 'justicia' estaba en un lugar muy alto entre sus prioridades. Había órdenes de causar 'una ola de asesinatos de enemigos, espías y policía secreta en la zona. En ocasiones, la gente aprovechaba la oportunidad para dirimir cuentas personales", escribe Bowden.
Tanto la batalla de Hué como la ofensiva del Tet, durante la que murieron 37.000 personas, 4.000 de ellas soldados estadounidenses, representaron una derrota para Vietnam del Norte, pero lograron cambiar el curso de la guerra y demostrar que, en cualquier momento, podían atacar en
cualquier lado. Sobre todo, demostraron que el Gobierno de Estados Unidos –que apoyaba con sus tropas la lucha de Vietnam del Sur contra el comunista Vietnam del Norte– no había parado de mentir sobre el desarrollo del conflicto.
Los archivos del Pentágono, la nueva película de Steven Spielberg, trata precisamente de la revelación de los documentos secretos que demostraban que Washington sabía que todo iba mal y, sin embargo, lo ocultó y siguió enviando tropas. La guerra terminaría seis años después, en 1975, con 1,3 millones de muertos, la mitad de ellos civiles, y 58.000 estadounidenses caídos en combate. Mark Bowden cuenta que testimonios de soldados norvietnamitas capturados durante la ofensiva fueron utilizados en los famosos papeles, revelados en 1971. Desde el Tet, el Gobierno de EE UU sabía el gigantesco precio humano que estaba pagando por una guerra que no podía ganar.
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