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jueves, 30 de noviembre de 2017
Will Kurtz / Amantes
Landscape Architect-turned-Sculptor Will Kurtz on the Things that Inspire Him
Vincent Zambrano interviews Will Kurtz
Will Kurtz / Artist Spotlight
Trek Lexington in conversation with Will Kurtz
Casa de citas / Will Kurtz / Mi trabajo
Will Kurtz / La señora del perrito
Will Kurtz / Amantes
Will Kurtz / El taller del artista
miércoles, 29 de noviembre de 2017
Siri Hustvedt / El mundo deslumbrante / Reseña
Siri Hustvedt |
Siri Hustvedt
EL MUNDO DESLUMBRANTE
Casa de muñecas
Siri Hustvedt demuestra en su última novela, todo un homenaje a Ibsen, que es más noruega que norteamericana
ÁNGELA MOLINA
18 FEB 2015 - 04:14 COT
¿Quién teme a Henrik Ibsen, el viejo oso polar con barbas de lince, señor de los pitufos y primer dramaturgo feminista de la era moderna? Siri Hustvedt, no. La autora de Los ojos vendados y Todo cuanto amé demuestra en su última novela que es más noruega que norteamericana. Porque El mundo deslumbrante es en realidad un involuntario homenaje al autor de Casa de muñecas, una intrincada trama que funciona a la manera de un inconsciente freudiano, con todos los ingredientes del drama nórdico pero con el flotante mundo artístico de Nueva York como escenario.
Muere Magín Díaz, el juglar colombiano que se hizo famoso a los 97 años
Muere Magín Díaz, el juglar colombiano que se hizo famoso a los 97 años
El compositor había sido hospitalizado por una arritmia cardiaca en Las Vegas después de recibir el Grammy Latino
El Orisha de la rosa, como se conocía al juglar de la música colombiana Magín Díaz, tuvo una vida larga y creativa. Murió en la noche del miércoles en Las Vegas, a donde llegó a los 97 años a recibir un Grammy Latino. Trascendió por reivindicar sus raíces y el legado de sus ancestros, aunque no fue hasta el final de su vida cuando consiguió reconocimiento. Desde Gamero, un corregimiento del Caribe colombiano, logró que la potencia de su voz y el don de la creación musical sonara en el interior de Colombia, que sus melodías fueran interpretadas por reconocidos músicos y que su nombre no quedara enterrado en el anonimato.
FIL 2017 / La ciudad sin atributos
La ciudad sin atributos
En la FIL un mexicano puede dar una lección magistral sobre España y viceversa
El viernes pasado, un Airbus llamado Vicente Aleixandre salió de Barajas camino de la FIL. Al llegar a México se bajó del avión una cuerda de artistas y escritores entre los que había gente de Buenos Aires, Asturias, Tenerife, Cáceres, Almería y Guanajuato. Pura identidad madrileña. Los periódicos venían llenos de artículos sobre Madrid, todos tan elogiosos que daban ganas de volverse a España. Pese a todo, si te olvidas de la contaminación, tal vez sea eso un lugar civilizado: aquel sin atributos divinos, pero con buena agua del grifo.
En una feria dedicada a Madrid lo previsible sería que los madrileños —signifique eso lo que signifique— hablasen de su pueblo y los mexicanos, del suyo. Por suerte, no siempre pasa, sobre todo cuando no está muy claro quién es de cada sitio. Así, Miguel Sáenz, madrileño de Tánger y mítico traductor de Günter Grass, recordó en un coloquio sobre traducción la historia de Carlos Gerhard. Catalán de origen suizo, Gerhard fue diputado durante la República y comisario político en la abadía de Montserrat durante la guerra, periodo al que dedicó un libro “jaleado cuando critica a los fascistas y despreciado cuando critica a los anarquistas”. Murió en el exilio, en México, en 1974. Once años antes, había publicado una “admirable” traducción de El tambor de hojalata en la editorial Joaquín Mortiz, fundada por otro exiliado, Joaquín Díez-Canedo, que bautizó su sello con el pseudónimo que él mismo usaba para despistar a la policía franquista en las cartas que enviaba a su madre. El propio Grass viajó a Ciudad de México en 1964 para presentar la novela junto a Max Aub.
Pocas horas después de que Miguel Sáenz dictara su lección sobre traductores mexicanos (Alfonso Reyes, Octavio Paz, Liliana Valenzuela), el mexicano Julián Herbert dictó la suya sobre poesía española en la presentación de Sombras di-versas (Vaso Roto), una antología de 17 poetas nacidas entre 1970 y 1991 seleccionadas por Amalia Iglesias.
Sentada junto a Herbert, Luna Miguel leyó versos suyos y de otras antologadas como Miriam Reyes, Ana Gorría o Elena Medel. Acostumbrado a las masas que mueve la novela en la FIL, el autor de Canción de tumba, que empezó su carrera publicando poesía, agradeció con una rara mezcla de ironía y emoción, la escasa presencia público. “Me alegra comprobar”, dijo, “que seguimos siendo pocos pero sectarios”.
Es coordinador de la información literaria en 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.
martes, 28 de noviembre de 2017
Fidel Castro / El socialismo es una vaca enana
El socialismo es una vaca enana
Fidel Castro, padre del invento, murió hace justo un año, pero aún perdura la tragedia de Cuba
Una noche de 1971 vimos y escuchamos decir a Fidel Castro: “Los hechos son un subproducto de la Historia”. ¿O quizá el orden de los factores fue el inverso y lo que dijo fue, más bien, “la Historia es un subproducto de los hechos”?
Monica Bellucci: “El impacto de la belleza dura apenas cinco minutos”
Monica Bellucci Foto de Helmut Newton |
Monica Bellucci: “El impacto de la belleza dura apenas cinco minutos”
La actriz italiana recibe el Premio Donostia en el Velódromo de la ciudad, al que podrán acceder 3.000 espectadores
La terrible revelación de Kim Cattrall sobre «Sexo en Nueva York»
Kim Catrall |
La terrible revelación de Kim Cattrall sobre «Sexo en Nueva York»
La actriz que dio vida a la deshinibida Samantha Jones confiesa que se arrepiente de una decisión que tomó cuando comenzó a rodarse la famosa serie
C. ALDEGUNDE
REDACCIÓN / LA VOZ 25/10/2017 09:58 H
lunes, 27 de noviembre de 2017
Marilyn Monroe / "Quieres fotografiarme desnuda, ¿verdad?"
"Quieres fotografiarme desnuda, ¿verdad?"
Bert Stern, la última persona que retrató a Marilyn Monroe, recuerda el impacto profesional y emocional que tuvo la sesión de su vida. Todo un festín erótico que no gustó a 'Vogue' en su día, hace ahora 50 años. "Olvidé que estaba casado. Estaba enamorado", confiesa. "Era mucho más guapa de lo que esperaba".
MARÍA PORCEL ESTEPA
28 JUN 2013 - 08:04 COT
Parecía un buen principio. Era jueves, 21 de junio. En Los Ángeles hacía calor, pero ella había querido esa ciudad y él cruzó el país para encontrarla en el hotel Bel Air, suite 261. Él reservó allí sin saber que era uno de sus hoteles favoritos. De Nueva York llevó vestidos, pañuelos, collares. Y encargó tres botellas de Dom Pérignon. La esperaron cinco horas, él y su champán. Y Marilyn apareció, sonriente, esbelta, casi transparente, "hermosa, trágica y compleja", que diría él. Todo había empezado bien. No acabaría igual.
Marilyn Monroe / Chanel No. 5
Marilyn Monroe / Los perros no muerden
Joyce Carol Oates / El primer amor y la última felicidad de Marilyn Monroe
Marilyn Monroe según Joyce Carol Oates
Marilyn Monroe / Última sesión de fotos
Playboy / Las portadas más famosas
Milton H. Green / Marilyn Monroe I
CASA DE CITAS / MARILYN MONROE / CUANDO ERA UNA NIÑA
CASA DE CITAS / MARILYN MONROE / OJALÁ QUE LA ESPERA NO DESGASTE MIS SUEÑOS
DRAGON
MARILYN MONROE / TOPLESS PHOTOS
ANDRÉ DE DIENES / MARILYN MONROE I
MARILYN MONROE BY ALFRED EISENSTAEDT
MARILYN MONROE BY ED FEINGERSH
MARILYN MONROE BY SAM SHAW
MARILYN MONROE / 1926 - 1962
ANDRÉ DE DIENES / MARILYN MONROE II
MARILYN MONROE BY BERT STERN
BERT STERN / MARILYN MONROE / QUOTE
BIOGRAPHIES II
Marilyn Monroe / A wonderful woman
Lawrence Schiller / El fotógrafo que destapó a Marilyn Monroe
Lawrence Schiller, el fotógrafo que destapó a MarilynSe exponen por primera vez en España algunas de las imágenes del desnudo de la actriz durante el rodaje de ‘Something’s got to give’, su última e inacabada película“En esos momentos Marilyn estaba intentando sobrevivir como actriz”
A quién no le hubiese gustado ser Lawrence Schiller el 23 de mayo de 1962. El joven fotógrafo tenía el encargo de Paris Match de fotografiar a Marilyn Monroe en el rodaje de Something's got to give, y tras una escena en la piscina la actriz se quitó el bikini y empezó a posar para él. Quería eclipsar a Elizabeth Taylor, de quien sentía celos porque los estudios Fox estaban completamente volcados en la promoción de su película, Cleopatra. |
Enrique Vila-Matas / El antiguo arte de la fiesta
Juan Rulfo Poster de T.A. |
El antiguo arte de la fiesta
Premio FIL 2015, el autor revisa la historia del que sintió como el “más atractivo” galardón en lengua española, al que con los años ha visto algunas sombras
ENRIQUE VILA-MATAS
27 NOV 2017 - 04:16 COT
La prehistoria del Rulfo (que otros llaman Premio FIL y este año se otorga, con buen criterio, a Emmanuel Carrère) se inició para mí una tarde de noviembre de 1992, en la Ciudad de México, cuando subí a un viejo tren con la idea de viajar toda la noche y encontrarme a la mañana en la luz, la calma de una ciudad extrema, Guadalajara. Pero la noche se volvió traidora y el lento viaje acabó siendo lunático, desordenado, alcohólico. El mismo tren tenía un punto chiflado: parecía componerse de un número indefinido, y tal vez infinito, de historias llenas de galerías hexagonales, de relatos cercados por barandas bajísimas que permitían ver lo agolpados que iban allí los 30 escritores de las más diversas nacionalidades que se habían enrolado también en aquel lento viaje al oeste. En aquellas condiciones, no hubo quien pegara ojo en todo el trayecto, por lo que llegamos a primera hora de la mañana, deshechos de fatiga, a la lejana Guadalajara, donde nos dijeron que, sin pasar por el hotel, iban a llevarnos directamente a la inauguración oficial de la FIL. Algunos nos enteramos entonces de que allí se celebraba una Feria del Libro y también de que habían dado el Premio Internacional Juan Rulfo a Juan José Arreola, el escritor de Zapotlán el Grande.
Todo en aquellos días de México me parecía festivo y nuevo, lo que no dejaba de ser perfecto, aunque hoy veo que me faltaba saber que no hay nada tan eternamente nuevo como lo eternamente viejo. A Arreola, que era de Jalisco como Rulfo y del que al principio sólo sabía que era autor de un celebrado Confabulario, le vi siempre de lejos, paseando enfundado en una imponente capa negra que me hizo ver de pronto lo anchos que podían quedarme los trajes y otros lujos de Zapotlán el Grande. Quizás por esto, el Premio Juan Rulfo empezó siendo para mí una capa negra y durante un tiempo lo asocié a aquella regia estampa inicial, inalcanzable, a la figura inquietante de Arreola, y también al feliz descubrimiento de su prosa en un folleto de la Feria: “Yo, señores, soy de Zapotlán el Grande. Un pueblo que de tan grande nos lo hicieron Ciudad Guzmán hace cien años. Pero nosotros seguimos siendo tan pueblo que todavía le decimos Zapotlán. Es un valle redondo de maíz, un circo de montañas sin más adorno que su buen temperamento, un cielo azul y una laguna que viene y se va como un delgado sueño”.
Cuando volví cuatro años después, el Rulfo había ido a parar a Augusto Monterroso, y dos años antes, a Julio Ramón Ribeyro. Y aquel premio, que había inaugurado Nicanor Parra en 1991, había pasado ya a ser, por su valiente palmarés —en 1997 iba a ganarlo Juan Marsé—, el más atractivo y también menos acartonado y vivo de la lengua española, quizás porque se otorgaba a escritores que no componían el clásico perfil momificado de “gran autor importante sin interés” que con cierta frecuencia parecía requerir el Cervantes.
Si el Rulfo había sido para mí una capa negra de Zapotlán, en el año de Monterroso pasó a ser una feliz y brevísima pausa en un baile interminable. Porque aquella edición de la Feria fue una sucesión incesante de celebraciones, todas de final borroso porque iban más allá del amanecer, como si rindieran homenaje a la idea del movimiento perpetuo, de la que Monterroso era el rey. En unas circunstancias como aquellas en las que se rendía culto continuo al antiguo arte de la fiesta —un culto que, aunque allí se trabaje mucho, es la pura esencia de la Feria—, uno podía esperarlo todo, y esto llegó cuando Monterroso nos resumió su estilo literario valiéndose de un solo gesto, de una especie de puesta en escena de un cuento de una sola frase: se detuvo en seco en medio de un baile y utilizó la brevísima pausa para citarnos un palíndromo de Arreola: “Etna da luz a Dante”.
Después de haber vivido aquel momento, ya ni me extrañó que García Márquez recomendara leer a Monterroso “manos arriba, pues su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad”. Fue en aquella misma FIL de 1996 donde traté de comprobar si era cierto el rumor, propagado por Octavio Paz, de que los mexicanos conservan intacto el antiguo arte de la fiesta, aunque tienen una manera muy curiosa de divertirse: no se divierten. No logré comprobarlo del todo, ni tampoco en mi siguiente visita, en 1999, cuando Sergio Pitol recibió el Rulfo y volví a viajar a aquella ciudad tan remota y al mismo tiempo extrañamente familiar. De aquella nueva edición del premio recuerdo la diversión de nuevo sempiterna y frenética, sin sombras, y especialmente el momento en que Sergio Pitol, en una sala completamente repleta, en una intervención memorable, terminó dando las gracias al público “por su ausencia”.
Sólo al año siguiente entreví las primeras sombras. Algunos incidentes —quienes sienten pasión por un país extranjero terminan por conocer el horror insoportable de encontrar a un compatriota en el país adorado— me parecieron señales de que los tiempos estaban cambiando y empezaba a despuntar ya —como si fuera Monterroso quien diera la fiesta y el final se anunciara borroso— un segundo capítulo de la memoria del premio; una etapa en la que ya nada sería tan nuevo y bailable como en los buenos tiempos y requeriría además entrar en otra historia que, por supuesto, estaba ahí, pero estaba por ver.
domingo, 26 de noviembre de 2017
The Deuce / Las crónicas del Nueva York apache
"The Deuce" |
‘The Deuce’,
Las crónicas del Nueva York apache
Un paseo por el lado oscuro de la ciudad recreada en la serie de HBO a través de 9 películas
Marc Muñoz
23 de noviembre de 2017