La manzana René Magritte |
Joaquín Giannuzzi
CAFÉ Y MANZANAS
Café y manzanas en la tarde de junio.
En un tibio rincón civilizado
mis sentidos abarcan una situación ligeramente abstracta.
El mundo se ha vuelto hospitalario,
como una tregua en medio de la historia.
Las manzanas despiden un resplandor amarillo,
el café entrega su humo íntimo.
Para mi fracaso de individuo contemporáneo
todo parece suficiente,
el frío interno de las manzanas,
el calor inestable del café,
dos razones de la naturaleza que escapan a mi dominio.
Así que estoy con mi trasero desparramado
en un aposento adecuado a mi clase social.
Puestas a buen recaudo las cosas suaves
allí se cierran las puertas al tumulto general.
Pero a veces estalla una bomba en el piso bajo
y la policía acude para saber quién es quién en este mundo.
En un tibio rincón civilizado
mis sentidos abarcan una situación ligeramente abstracta.
El mundo se ha vuelto hospitalario,
como una tregua en medio de la historia.
Las manzanas despiden un resplandor amarillo,
el café entrega su humo íntimo.
Para mi fracaso de individuo contemporáneo
todo parece suficiente,
el frío interno de las manzanas,
el calor inestable del café,
dos razones de la naturaleza que escapan a mi dominio.
Así que estoy con mi trasero desparramado
en un aposento adecuado a mi clase social.
Puestas a buen recaudo las cosas suaves
allí se cierran las puertas al tumulto general.
Pero a veces estalla una bomba en el piso bajo
y la policía acude para saber quién es quién en este mundo.
Joaquín Giannuzzi,
Poemas 1958-1995
Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1995
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