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martes, 31 de mayo de 2016

María Isabel Rueda / ¿El secuestro ya no es un delito?





María Isabel Rueda
¿El secuestro ya no es delito?


La impunidad que exhiben desde La Habana le ha quitado al secuestro 
la gravedad que debería tener.

1:33 a.m. | 29 de mayo de 2016
Por un momento juro que llegué a creer que a Salud Hernández-Mora le iba a pasar lo mismo que a Rosa Elvira Cely: que el Gobierno la culparía de su propio secuestro por haberse atrevido a viajar al Catatumbo “a hablar con esos señores”; una zona de 4.826 kilómetros de territorio colombiano donde la presencia del Estado es muy frágil, y parece más una república independiente de las Farc, el Eln, el Epl, las bandas criminales y los cultivadores de coca, en medio de tremendas convulsiones sociales.
El Eln ya lo había advertido: no se compromete a dejar de secuestrar, de acuerdo con la exigencia del Gobierno para sentarse a conversar. El secuestro será uno de los puntos por discutir en la agenda de negociación. Como dice el padre De Roux, el Eln insiste en ponerles “condiciones a las condiciones” de la paz.

Lo que me aterra es la demora de la Inteligencia del Estado en confirmar que la emblemática periodista colomboespañola Salud Hernández, y los dos periodistas del RCN que se fueron a recorrer sus pasos, habían sido secuestrados por el Eln. Durante 6 días de incomunicación absoluta, todos temíamos lo peor, menos el Gobierno, que todavía pensaba que el silencio de Salud se debía a que estaba muy concentrada trabajando.

Maurio Vargas / El tal secuestro no existe

Salud Hernández

EL TAL SECUESTRO NO EXISTE




No les importa secuestrar: asumen que al final los perdonarán, como casi siempre ocurre.


1:47 a.m. | 29 de mayo de 2016


La negación es un mecanismo de defensa en el que, según los sicólogos, cae quien se resiste a aceptar una realidad que lo afecta: la pérdida de un ser querido, la ruptura con su pareja o quedarse sin empleo. Algo así parece ocurrirle al presidente Juan Manuel Santos con las noticias que siembran espinas en el camino de pétalos de rosa que él sueña para la paz.
La demostración palmaria se dio con el secuestro y posterior liberación, por el Eln, de Salud Hernández-Mora –mi aguerrida colega en estas páginas– y los reporteros de RCN Diego D’Pablos y Carlos Melo. El domingo, enterado de la desaparición de la periodista, el Presidente no quiso saber de las grabaciones que el Ejército tenía del Eln en el Catatumbo, que indicaban que ese grupo terrorista buscaba días antes secuestrar a Salud.

Santos solo quiso creer una versión: que Salud estaba incomunicada en la zona por su trabajo periodístico. Decenas de veces el secuestro de un periodista ha comenzado así. Basta recordar el dolorosísimo caso de Diana Turbay hace más de 25 años. Ella creyó que iba a entrevistar a un jefe del Eln, y terminó en las garras de Pablo Escobar, de las que no saldría con vida.

Lily-Rose Depp debuta como Isadora Duncan en el cine

La actriz Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, el 13 de mayo de 2016
en la presentación del filme "La Danseuse" en Cannes (AFP - ALBERTO PIZZOLI)

Lily-Rose Depp debuta como Isadora Duncan en el cine

La hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp protagoniza su primera película a los 16 años.



Festival de Cannes
13/05/2016


Lily-Rose Depp, hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp, debutó en Cannes a los 16 años con"La Bailarina", filme francés emotivo y sensible en el que encarna a la norteamericana Isadora Duncan, una de las bailarinas más famosas del siglo XX y madre del ballet moderno. 
Presentada en la sección Una cierta mirada y realizada por la francesa Stéphanie Di Giusto, este primer largometraje evoca el destino de otra bailarina, Loie Fuller, creadora de la danza serpentina e ícono de la Belle Epoque.
Lily-Rose Depp

"Tras su encuentro con Isadora, de la que se había enamorado secretamente, Loie Fuller ya no pudo seguir bailando. Para ella, Isadora encarnaba la belleza, la gracia, la juventud y el genio y, finalmente, lo que ella no podría ser jamás", dijo la directora.

lunes, 30 de mayo de 2016

Lily-Rose Depp / Mi padre es la persona más dulce que conozco

Lily-Rose Deep

Lily-Rose Depp "Mi padres es la persona más dulce que conozco"



Escándalo: Habló la hija de Johnny Depp sobre las acusaciones a su padre

No son días fáciles para Johnny Depp y Amber Heard luego de su escandalosa separación. Mira qué dijeron otras mujeres sobre Depp.
Desde que Johnny Depp se separó de Amber Heard todo ha sido escándalo. Luego de que ella pidiera el divorcio, lo denunció por violencia doméstica en la justicia y se mostró con un moretón gigante en la cara.
Desde que eso sucedió, Depp no ha omitido comentario, pero sí lo hicieron muchas personas que decidieron apoyar al actor.
En este caso quienes hablaron son dos personas muy cercanas, su ex, Vanessa Paradis y la propia hija del actos, Lily-Rose Depp. Ambas dedicaron unas palabras al problema en cuestión defendiendo al acusado.
Su hija publicó una foto en su cuenta de Instagram de su padre sosteniéndola cuando ella era todavía una bebe. Y escribió: “mi padre es la persona más dulce que conozco y siempre ha sido un gran padre para mi y mi hermano y sé que quienes lo conocen opinan lo mismo”.

Además su ex, Vanessa Paradis que también tiene dos hijos con el actor, decidió dar a conocer una carta pública donde comparte su opinión al respecto.
“To whom it may concern,
Johnny Depp is the father of my two children, he is a sensitive, loving, and loved person, and I believe with all my heart that these recent allegations being made are outrageous. In all the years I have known Johnny, he has never been physically abusive with me, and this looks nothing like the man I lived with for 14 years.
Sincerely,
Vanessa Paradis”


“A quien le interese,
Johnny Depp es el padre de mis dos hijos, es una persona sensible, amable y una persona amada, y creo con todo mi corazón que estas acusaciones recientes que se están realizando son exageradas. En todos los años que he conocido a Johnny, nunca fue físicamente abusivo conmigo, y esto no se ve nada a el hombre que viví
durante 14 años . Sinceramente, Vanessa Paradis”
¿Dirá Johnny Depp algo al respecto? ¿Qué opinas de toda la situación?

TKM 






domingo, 29 de mayo de 2016

Orden de alejamiento contra Johnny Depp por agredir a Amber Heard

Amber Heard, con las heridas en el rostro que le causó Johnny Depp al lanzarle un teléfono.

Orden de alejamiento contra Johnny Depp por agredir a Amber Heard


 La esposa del actor presentó una demanda de divorcio después de que este le lanzara un teléfono a la cara


Amber Heard presentó una demanda de divorcio contra Johnny Depp el pasado lunes alegando "diferencias irreconciliables". Ahora han empezado a trascender cuáles son esas diferencias. Un juez de Los Ángeles ha aprobado la orden de alejamiento que había solicitado la actriz contra Depp, a quien había acusado de repetidos casos de violencia doméstica.

Jonny Depp abandona su soltería por Amber Heard


Johnny Depp abandona su soltería 

por Amber Heard

El actor celebra su crisis de los 50 consiguiendo ese papel que durante tanto tiempo evitó, el de marido con todas las de la ley



Johnny Depp y Amber Heard. / MICHAEL KOVAC (GETTY)
Si hay algo por lo que siempre se ha caracterizado Johnny Depp es su independencia. Rebelde, iconoclasta, único. Incluso en sus trabajos más comerciales, como ese Capitán Sparrow de Piratas del Caribe, el actor siempre ha sido su propio hombre, por encima de la popularidad de sus filmes. En lo personal fue el más padrazo y durante 14 años la pareja constante de la cantante francesa Vanessa Paradis, madre de sus hijos, aunque sin pasar nunca por la vicaría. Como decía entonces, nunca necesitó “un papel” para sentirse casado. Sin embargo, parece que a sus 50 años, ha encontrado el momento para despedirse de su soltería.

sábado, 28 de mayo de 2016

Vargas Llosa / La medialuna sobre el Sena







Mario Vargas Llosa


LA MEDIALUNA SOBRE EL SENA

Vivir con la sensación de la derrota en la boca, como viven los personajes de ‘Sumisión, la novela de Michel Houellebecq, da una lastimosa imagen del ser humano

MARIO VARGAS LLOSA
28 MAY 2016 - 17:00 COT



Acaba de haber elecciones generales en Francia y la “Fraternidad musulmana” ha ganado con comodidad; socialistas y republicanos, temerosos de que el Frente Nacional de Marine Le Pen pudiera acceder al poder en estos comicios, han asegurado aquel triunfo. La Francia que fue antaño cristiana, luego laica, tiene ahora, por primera vez, un presidente musulmán, Mohammed Ben Abbes.
Ilustración de Fernando Vicente
Contrariamente a lo que se temía, los “grupos identitarios” (nacionalistas y xenófobos) no han entrado en zafarrancho de combate y parecen haberse resignado a lo ocurrido con unos cuantos alborotos y algún crimen, algo que, por lo demás, los discretos medios de comunicación apenas mencionan. El país muestra una insólita pasividad ante un proceso de islamización que empieza muy deprisa en el ámbito académico. Arabia Saudí patrocina con munificencia a la Sorbona, donde los profesores que no se convierten deben jubilarse, eso sí, en condiciones económicas óptimas. Desaparecen las aulas mixtas y los antiguos patios se llenan de jovencitas veladas. El nuevo presidente de la universidad, Rediger, autor de un best sellerque ha vendido tres millones de ejemplares: Diez preguntas sobre el islam,defiende la poligamia y la practica: tiene dos esposas legítimas, una veterana y otra de apenas 15 años.



Quien cuenta esta historia, François, es un oscuro profesor de Literatura que se pasó siete años escribiendo una tesis sobre Joris-Karl Huysmans y ha publicado un solo libro, Vértigo de neologismos, sobre este novelista decimonónico. Solterón, apático y anodino, nunca le interesó la política pero esta entra como un ventarrón en su vida cuando lo echan de la universidad por no convertirse y pierde a su novia, Myriam, que, debido al cambio de régimen, debe emigrar a Israel con toda su familia al igual que la mayoría de judíos franceses.

François observa todos estos enormes cambios que suceden a su alrededor —por ejemplo, que la política exterior francesa se vuelque ahora a acercar a Europa y en especial a Francia a todos los países árabes— con un fatalismo tranquilo. Este parece ser el estado de ánimo dominante entre sus compatriotas, una sociedad que ha perdido el elan vital, resignada ante una historia que le parece tan irremediable como un terremoto o un tsunami, sin reflejos ni rebeldía, sometida de antemano a todo lo que le depara el destino. Basta leer unas pocas páginas de esta novela de Michel Houellebecq para entender que el título le viene como anillo al dedo: Sumisión. En efecto: esta es la historia de un pueblo sometido y vencido, que, enfermo de melancolía y de neurosis, se va viendo desaparecer a sí mismo y es incapaz de mover un dedo para impedirlo.
Aunque la trama está muy bien montada y se lee con un interés que no decae, a ratos se tiene la impresión no de estar enfrascado en una novela sino en un testimonio psicoanalítico sobre los fantasmas macabros de un inconsciente colectivo que se tortura a sí mismo infligiéndose humillaciones, fracasos y una lenta decadencia que lo llevará a la extinción. Como este libro ha sido leído con avidez en Francia por un enorme público, cabe suponer que en él se expresan unos sentimientos, miedos y prejuicios de que es víctima un importante sector de la sociedad francesa.


Esta es la historia de un pueblo sometido y vencido, que se va viendo desaparecer a sí mismo









Es simplemente inverosímil que alguna vez ocurra en Francia aquello que parece profetizar Sumisión, un retroceso tan radical hacia la barbarie del país que entronizó por primera vez Los Derechos del Hombre, cuna de las revoluciones que, según Marx, se proponían “asaltar el cielo”, y de la literatura más refractaria al statu quo de toda Europa. Pero tal vez semejante pesimismo se explique recordando que la modernidad ha golpeado de manera inmisericorde a Francia, que nunca ha sabido adaptarse a ella —por ejemplo sigue arrastrando un Estado macrocefálico que la asfixia y unas prestaciones generosas que no tiene cómo financiar—, al mismo tiempo que el terrorismo se ha encarnizado en su suelo impregnando de inseguridad y desmoralización a sus ciudadanos. Por otra parte su clase política, que ha ido decayendo y parece haber perdido por completo su capacidad de renovarse, no sabe cómo enfrentar los problemas de manera radical y creativa. Esto explica el crecimiento enloquecido del Frente Nacional y el repliegue tribal al nacionalismo de orejeras que proponen sus dirigentes como remedio a sus males.

La novela de Michel Houellebecq da forma y consistencia a esos fantasmas de manera muy eficaz y seguramente contribuye a difundirlos. Lo hace con pericia literaria y una prosa fría y neutral. Es difícil no sentir cierta simpatía por François y tantos infelices como él, sobre los que se abate la desgracia sin que atinen a ofrecer la menor resistencia a unos acontecimientos que, como diría el buenazo de Monsieur Bovary, parecen “la falta de la fatalidad”. Pero todo esto es puro espejismo y, una vez concluida la magia de la lectura, conviene cotejar la ficción con la realidad.
Verdad que la población musulmana en Francia es, comparativamente, la más numerosa de Europa, pero, también, que se trata de la menos integrada y que la tensión y violencias que a veces estallan entre ella y el resto de la sociedad se deben en buena parte al estado de marginación y desarraigo en que se encuentra. Por otro lado, es importante recordar que el mayor número de víctimas del terrorismo de los islamistas fanáticos son los propios musulmanes y que, por tanto, presentar a esta comunidad cohesionada e integrada política e ideológicamente como hace la novela de Houellebecq es irreal. Y, también, suponer que una de las sociedades que está más a la vanguardia en el mundo en cuestiones sociales —de sexo, de religión, de género y derechos humanos en general— podría involucionar hacia prácticas medievales como la poligamia y la discriminación de la mujer con la facilidad con que describe Sumisión. Semejante conjetura va más allá de cualquier licencia poética.


El mayor número de víctimas del terrorismo de los islamistas fanáticos son musulmanes










Y, sin embargo, entre tantas mentiras hay unas verdades que se insinúan y prevalecen en el libro de Michel Houellebecq. Son los prejuicios, la xenofobia y la paranoia que inspiran esa siniestra fantasía, aquella sensación mentirosa de que el futuro está determinado por fuerzas contra las cuales el hombre común y corriente es impotente y no tiene otra opción que la de acatarlo o suicidarse. No es cierto que la libertad no exista y los seres humanos sean ciegos intérpretes de un guión preestablecido. Siempre hay algo que se puede hacer para enfrentarse a derroteros adversos. Si el fatalismo que postula Sumisión frente a la historia fuera cierto, nunca habríamos salido de las cavernas. Gracias a que es posible la insumisión ha habido progreso. Vivir con la sensación de la derrota en la boca, como viven los personajes de esta novela, da una lastimosa imagen del ser humano. François acata lo que considera su sino y se somete; al final de libro, se tiene la sospecha de que, pese a su secreta e invencible repugnancia contra todo lo que ocurre, terminará por convertirse también, de modo que pueda volver a enseñar en la Sorbona, prepare la edición de la Pléiade de las novelas de J. K. Huysmans y acaso, como Rediger, hasta se case con varias mujeres.