Europa se construyó con libros
Expertos reunidos en Barcelona elogian el papel del editor pero ven inevitable un cambio en la cultura escrita
CARLES GELI
Barcelona 3 NOV 2009
Barcelona 3 NOV 2009
"Si
no hubiera existido el veneciano Aldo Manuzio, que en pleno siglo XV recogió
todo el corpus griego y publicó a Erasmo de Rotterdam, sin duda, la historia de
Europa habría sido bien distinta". Sólo por esa frase, pronunciada ayer
por el prestigioso catedrático de Literatura de La Sorbona de París el belga
Antoine Compagnon se podría decir que los editores catalanes han organizado el
primer Fòrum Atlàntida que hoy, bajo el epígrafe La contribución de la edición
en la configuración de la cultura occidental, termina en La Pedrera de
Barcelona. Pero el mismo autor de Para qué sirve la literatura (Acantilado) les
echó un jarro de agua fría segundos después. "Nuestra lectura se
transforma de manera profunda; yo mismo leo ya más en pantalla que en papel; los
hibrid books, libros con contenido multimedia de audio y vídeo, me parecen
inevitables. Y mejor que el editor tradicional se ponga a ello porque si no, lo
harán otros que no lo son".
Formado
en la eclosión de los libros de bolsillo de la década de 1960 cuando los
dirigían "editores humanistas y no expertos en ventas", Compagnon
recordó el peso brutal "generación a generación hasta ahora" de los
grandes editores en la formación de los europeos y hasta de EE UU, hasta el
extremo de marcar o crear un estilo como el realismo sucio y el minimalismo,
con las hoy cuestionadas intervenciones de los editores Gordon Lish y Maxwell
Perkins en las obras de Carver y Hemingway.
"Vivimos
en la época de la edición sin editores, dominado el sector por los expertos en
marketing y ahora por Internet, donde no hay intermediarios ni jerarquía",
defendieron al unísono Compagnon y su pareja en el estrado, el editor Jaume
Vallcorba.
Más
atrás en el tiempo sobre el peso del editor fueron el francés Roger Chartier y
el catedrático Francisco Rico. Mientras, el primero, experto en la lectura en
Occidente, hacía desembocar su discurso en el hecho de que "toda nueva
implantación editorial nunca se ha traducido en una sustitución radical, sino
que es una reorganización de la cultura escrita, de los usos de
transmitirla". Rico ilustraba, servilleta de papel en mano, cómo los
pliegos condicionaban tanto la economía como el contenido de un libro en el
Siglo de Oro. O sea, que el libro, ante cualquier cambio, ha estado siempre
ahí. Quien no lo estará hoy es Claudio Magris, baja por enfermedad, pero sí
Jorge Edwards y Roberto Calasso, escoltados por Daniel Fernández y Jorge
Herralde.
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