Ilustración de Triunfo Arciniegas a partir de una foto ajena |
Raquel Graciela Fernández
“Ev'rybody had a hard year.
Ev'rybody had a good time.
Ev'rybody had a wet dream.
Ev'rybody saw the sunshine.
Oh, yeah. Oh, yeah. Oh, yeah.
Ev'rybody had a good year.
Ev'rybody let their hair down.
Ev'rybody pulled their socks up.
Ev'rybody put their foot down.
Ev'rybody had a good time.
Ev'rybody had a wet dream.
Ev'rybody saw the sunshine.
Oh, yeah. Oh, yeah. Oh, yeah.
Ev'rybody had a good year.
Ev'rybody let their hair down.
Ev'rybody pulled their socks up.
Ev'rybody put their foot down.
Oh, yeah. Oh, yeah. Oh, yeah.”
Lennon – McCartney, “I've got a feeling”*
De pronto y sin saber
cómo aconteció
semejante calamidad,
estás debajo/ sobre
una pila foránea de hojas de muérdago
tratando de conciliar un verano abrasador
con la idílica postal nevada
que te vendieron los que venden
ilusiones “made in USA”.
Tuviste un año bueno,
tuviste un año malo,
tuviste más años de los que jamás hubieras querido tener
y sos tu madre en el retrato
de la mesa servida,
saciando un ejército de bocas
que jamás dijeron
lo que querías escuchar.
Tuviste tus sueños húmedos,
pero ahora sos tu madre
y el sexo apretado se desperdicia
debajo de tu vestido nuevo.
Se acortaron los sueños
y se alargaron las polleras.
Alguien pide más vitel toné
y vos te preguntás
si de verdad brilló el sol alguna vez,
mientras la noche festiva/ fétida
te cuelga una máscara insulsa
que quizás disuelva la quinta copa de champagne.
O quizás no.
Deberías haberte dejado el pelo largo,
la vida larga,
para seguir siendo la hija de tu madre
y no ser ella
dormida/ despierta
sobre las ruinas del mantel.
En tu puta vida viste un reno
y puede que no lo veas nunca.
No creés en Dios
ni en los viejitos barbados que no fuman
y no extienden la mano
reclamando la limosna del recuerdo.
Pero la ceremonia se repite
diciembre a diciembre,
porque sos tu madre,
tan buena como ella,
tan sola como ella,
con los pies enredados en las guirnaldas
de un estúpido árbol que enciende/ apaga
sus luciérnagas famélicas
“made in Taiwan”
(porque todo es “made in otro lugar”
en este lugar donde estás/ no estás
y en esta hora de rituales baldíos).
El año que viene, no.
El año que viene va a ser distinto.
El año que viene vas a arrastrar tu osamenta
hasta una playa minúscula
donde nadie te quiera vender
el invierno y la alegría.
Y vas a ser vos, mientras tu madre
vegeta en los cajones de la memoria.
Y si se trata de vivir, vas a vivir.
Y si se trata de morir, vas a morir.
Tu propia vida, tu propia muerte.
Lejos del vitel toné y los manteles tribales.
Estrenando colmillos,
estrenado latidos.
Y sin números rojos que delaten
que alguien
-vos, él, ella-
todavía te está debiendo algo.
Muchísimas gracias por compartir mi trabajo. Un abrazo!
ResponderEliminar