'EXPERIENCIA DE BESAR A MATT DAMON FUE MARAVILLOSA': MICHAEL DOUGLAS
Tras sus polémicas declaraciones en donde afirmó que “el sexo oral le generó su cáncer de garganta”, el actor hollywoodense regresó al panorama cinematográfico con su papel en ‘Behind the candelabra’.
Foto: Archivo Particular
En agosto del 2010, Michael Douglas (68) anunció que padecía de cáncer en la garganta. Tres años después de superar la enfermedad, el virtuoso actor de Hollywood regresa al cine por la puerta grande, protagonizando Behind the Candelabra, polémica historia que retrata el amor homosexual, en donde da vida al reconocido pianista estadounidense Liberace, quien murió de SIDA en 1987. Aunque hace algunos meses los medios se sacudieron por la declaración del actor, que señaló: “A causa del sexo oral desarrollé el cáncer”, tan irreverente afirmación quedó en el olvido después del estreno de esta cinta biográfica (2013) en el Festival de Cine de Cannes, ya que la atención de críticos, seguidores y cinéfilos se enfocó en las apasionadas y carnales escenas que protagoniza Douglas con su colega Matt Damon (42).
El director de la cinta, Steven Soderbergh, llevaba años contemplando la idea de llevar a la pantalla grande la historia de esta leyenda de la música norteamericana y desde la construcción del guión tuvo claro que el papel principal era para Michael Douglas, con quien trabajó en otras oportunidades, en Traffic (2000) y The Game (1997). Al parecer, este arriesgado pero aclamado proyecto cinematográfico lo volvió a ubicar en el radar de otros realizadores. Hace algunos días la cadena NBC reveló que el actor estaría rodando un filme con la exitosa musa de Woody Allen, Diane Keaton (67), en el cual Douglas interpretará a un trabajador de bienes raíces quien se enfrenta a desafíos existenciales.
¿Consideras que ‘Behind the Candelabra’ fue la mejor opción para regresar al cine después de tus quebrantos de salud?
Claro, la película fue un regalo que llegó justo después de mi cáncer. Estaré eternamente agradecido con el director Steven Soderbergh, Matt Damon y todos aquellos que esperaron a que me recuperara para sacar adelante este proyecto.
¿Es verdad que Steven Soderbergh te ofreció realizar el filme tres años atrás?
Sí, en ese entonces pensé que estaba bromeando. En esos tiempos me encontraba interpretando a un zar de las drogas en la película Traffic (2000) y en algún momento Steven me preguntó: ‘¿Alguna vez has pensando en Liberace?’ Siete años después él volvió a retomar el tema gracias al libro Behind the Candelabra, que escribió su amante, Scott Thorson, le mostró la obra a Matt Damon con una foto de Scott vestido de chofer y le dijo: ‘Vas a darle vida al amante de Liberace en el cine’.
¿Conociste alguna vez al verdadero Liberace?
Cuando tenía 12 años lo vi, pero tuvimos un encuentro muy breve. Fue en una ocasión cuando fui a visitar a mi padre en su casa, en Palm Springs (California), donde Liberace también vivía. Me acuerdo que era un día caluroso en Palm Springs y que el sol brillaba en el collar de oro y los anillos de este hombre que estaba en un Rolls Royce convertible. Era encantador, tenía una enorme sonrisa, muchísimo pelo fuera de lugar... Ahora sé por qué. (Risas). Mi padre lo conocía muy bien. Todos decían que era maravilloso como anfitrión, alguien muy, pero muy generoso y gracioso al mismo tiempo. Para mí es el antecesor de Elton John y Lady Gaga, en términos creativos, de estilo.
¿Qué tan difícil fue llevar a cabo las escenas de amor con Matt Damon?
Él bromea diciendo que al besarte sintió que también estaba besando a Sharon Stone y a Demi Moore. (Risas) Conocía muy bien a Matt, así que no tuve que pasar por el típico baile de las presentaciones. Apenas leímos el guión nos pusimos a trabajar, solo le pregunté a Matt si tenía alguna preferencia con los lápices labiales, para usar el que más le gustara. (Risas). La experiencia fue maravillosa.
¿Tuviste dudas de mostrar en cine una perspectiva tan intimista de la vida de Liberace o el beso con Matt Damon?
Esta fue la primera vez que personifiqué a alguien que la gente conoce tan bien. Por ahí escondía mis dudas, también porque él tenía el doble de tamaño que yo. Aunque no me sentí seguro por el aspecto físico, traté de darle vida a Liberace por el lado de la voz. Con nuestro director pensamos que si lográbamos realizar un buen número musical, como Boogie Woogie, no íbamos a tener que insistir demasiado con el tema de la música en la cinta. Para esta escena tuve que pedir un video donde él estuviera tocando el piano, no soy pianista y tuve que iniciarme.
¿Fue fácil aprender a tocar el piano?
No. Cuando empecé con las clases pensé: ‘Esto no va a funcionar’. Pero con el video de Liberace pude practicar todo el tiempo, aprender a poner las manos en el lugar correcto. Creo que pude acercarme lo suficiente, donde solo un experto puede detenerse a visualizar el movimiento de mis dedos.
¿Cómo fue el proceso de transformación de imagen?
Matt señaló alguna vez que estábamos bendecidos al tener gente tan talentosa que se encargara del peinado y del maquillaje. Tuvimos tres cambios físicos durante la película: el primero, cuando recién nos conocimos (Matt y yo); después, cuando en un periodo ambos nos engordamos y, al final, en el momento de someternos a una cirugía estética. Cuando nos maquillaban nos poníamos nerviosos, pero pienso que hicieron un excelente trabajo. Ni hablar del vestuario, que fue realmente fabuloso.
En el apogeo de Liberace, en Hollywood nadie se animaba a declarar abiertamente su homosexualidad. ¿El hecho de estrenar esta película en el canal de televisión HBO es una muestra de que a los grandes estudios de cine no les interesa el tema?
No vivo en Hollywood, ahora estoy instalado en la costa este, pero digamos que es un momento difícil para el cine independiente. Los estudios parecen estar casados de los proyectos con altos presupuestos y con las campañas de marketing fabulosas. Simplemente, los estudios no se preocupan por las películas de bajo presupuesto y por eso, al menos en Estados Unidos, la televisión por cable se convirtió en la mejor plataforma para exhibirlas.
¿Quieres decir que la televisión se está volviendo más interesante que el cine?
Cada vez son más los guionistas que se están trasladando al mundo de la pantalla chica, porque además de ser guionistas son productores y económicamente eso tiene sus ventajas, también la autonomía es un factor indispensable. En la televisión el autor puede escribir una novela con diferentes episodios que se centren en un personaje, sin clichés del cine, hoy en día es un medio más emocionante.
‘Behind the candelabra’ fue estrenada en el Festival de Cannes. Además por el hecho de haber sido estrenada para la televisión no la descarta de obtener un Óscar. ¿Eso te reconforta?
En Cannes he estado en diferentes oportunidades. La única vez que estuve opcionado a ganarme la Palma de Oro fue con Síndrome de China. Siempre la pasé bien en ese festival. Me recuerda las viejas o clásicas celebraciones del séptimo arte, que a veces se pierden en los Estados Unidos. En aquel lugar el público se apasiona con las películas y ello te ayuda a renovar energías.
El director de la cinta, Steven Soderbergh, llevaba años contemplando la idea de llevar a la pantalla grande la historia de esta leyenda de la música norteamericana y desde la construcción del guión tuvo claro que el papel principal era para Michael Douglas, con quien trabajó en otras oportunidades, en Traffic (2000) y The Game (1997). Al parecer, este arriesgado pero aclamado proyecto cinematográfico lo volvió a ubicar en el radar de otros realizadores. Hace algunos días la cadena NBC reveló que el actor estaría rodando un filme con la exitosa musa de Woody Allen, Diane Keaton (67), en el cual Douglas interpretará a un trabajador de bienes raíces quien se enfrenta a desafíos existenciales.
¿Consideras que ‘Behind the Candelabra’ fue la mejor opción para regresar al cine después de tus quebrantos de salud?
Claro, la película fue un regalo que llegó justo después de mi cáncer. Estaré eternamente agradecido con el director Steven Soderbergh, Matt Damon y todos aquellos que esperaron a que me recuperara para sacar adelante este proyecto.
¿Es verdad que Steven Soderbergh te ofreció realizar el filme tres años atrás?
Sí, en ese entonces pensé que estaba bromeando. En esos tiempos me encontraba interpretando a un zar de las drogas en la película Traffic (2000) y en algún momento Steven me preguntó: ‘¿Alguna vez has pensando en Liberace?’ Siete años después él volvió a retomar el tema gracias al libro Behind the Candelabra, que escribió su amante, Scott Thorson, le mostró la obra a Matt Damon con una foto de Scott vestido de chofer y le dijo: ‘Vas a darle vida al amante de Liberace en el cine’.
¿Conociste alguna vez al verdadero Liberace?
Cuando tenía 12 años lo vi, pero tuvimos un encuentro muy breve. Fue en una ocasión cuando fui a visitar a mi padre en su casa, en Palm Springs (California), donde Liberace también vivía. Me acuerdo que era un día caluroso en Palm Springs y que el sol brillaba en el collar de oro y los anillos de este hombre que estaba en un Rolls Royce convertible. Era encantador, tenía una enorme sonrisa, muchísimo pelo fuera de lugar... Ahora sé por qué. (Risas). Mi padre lo conocía muy bien. Todos decían que era maravilloso como anfitrión, alguien muy, pero muy generoso y gracioso al mismo tiempo. Para mí es el antecesor de Elton John y Lady Gaga, en términos creativos, de estilo.
¿Qué tan difícil fue llevar a cabo las escenas de amor con Matt Damon?
Él bromea diciendo que al besarte sintió que también estaba besando a Sharon Stone y a Demi Moore. (Risas) Conocía muy bien a Matt, así que no tuve que pasar por el típico baile de las presentaciones. Apenas leímos el guión nos pusimos a trabajar, solo le pregunté a Matt si tenía alguna preferencia con los lápices labiales, para usar el que más le gustara. (Risas). La experiencia fue maravillosa.
¿Tuviste dudas de mostrar en cine una perspectiva tan intimista de la vida de Liberace o el beso con Matt Damon?
Esta fue la primera vez que personifiqué a alguien que la gente conoce tan bien. Por ahí escondía mis dudas, también porque él tenía el doble de tamaño que yo. Aunque no me sentí seguro por el aspecto físico, traté de darle vida a Liberace por el lado de la voz. Con nuestro director pensamos que si lográbamos realizar un buen número musical, como Boogie Woogie, no íbamos a tener que insistir demasiado con el tema de la música en la cinta. Para esta escena tuve que pedir un video donde él estuviera tocando el piano, no soy pianista y tuve que iniciarme.
¿Fue fácil aprender a tocar el piano?
No. Cuando empecé con las clases pensé: ‘Esto no va a funcionar’. Pero con el video de Liberace pude practicar todo el tiempo, aprender a poner las manos en el lugar correcto. Creo que pude acercarme lo suficiente, donde solo un experto puede detenerse a visualizar el movimiento de mis dedos.
¿Cómo fue el proceso de transformación de imagen?
Matt señaló alguna vez que estábamos bendecidos al tener gente tan talentosa que se encargara del peinado y del maquillaje. Tuvimos tres cambios físicos durante la película: el primero, cuando recién nos conocimos (Matt y yo); después, cuando en un periodo ambos nos engordamos y, al final, en el momento de someternos a una cirugía estética. Cuando nos maquillaban nos poníamos nerviosos, pero pienso que hicieron un excelente trabajo. Ni hablar del vestuario, que fue realmente fabuloso.
En el apogeo de Liberace, en Hollywood nadie se animaba a declarar abiertamente su homosexualidad. ¿El hecho de estrenar esta película en el canal de televisión HBO es una muestra de que a los grandes estudios de cine no les interesa el tema?
No vivo en Hollywood, ahora estoy instalado en la costa este, pero digamos que es un momento difícil para el cine independiente. Los estudios parecen estar casados de los proyectos con altos presupuestos y con las campañas de marketing fabulosas. Simplemente, los estudios no se preocupan por las películas de bajo presupuesto y por eso, al menos en Estados Unidos, la televisión por cable se convirtió en la mejor plataforma para exhibirlas.
¿Quieres decir que la televisión se está volviendo más interesante que el cine?
Cada vez son más los guionistas que se están trasladando al mundo de la pantalla chica, porque además de ser guionistas son productores y económicamente eso tiene sus ventajas, también la autonomía es un factor indispensable. En la televisión el autor puede escribir una novela con diferentes episodios que se centren en un personaje, sin clichés del cine, hoy en día es un medio más emocionante.
‘Behind the candelabra’ fue estrenada en el Festival de Cannes. Además por el hecho de haber sido estrenada para la televisión no la descarta de obtener un Óscar. ¿Eso te reconforta?
En Cannes he estado en diferentes oportunidades. La única vez que estuve opcionado a ganarme la Palma de Oro fue con Síndrome de China. Siempre la pasé bien en ese festival. Me recuerda las viejas o clásicas celebraciones del séptimo arte, que a veces se pierden en los Estados Unidos. En aquel lugar el público se apasiona con las películas y ello te ayuda a renovar energías.
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