Amy Winehouse, a su salida de un juzgado de Londres. / AFP |
Amy Winehouse dice "sí" a la rehabilitación
La cantante ingresa en un centro por voluntad propia tras el comportamiento errático de los últimos meses
EFE Londres 25 ENE 2008 - 12:09 CET
La cantante británica Amy Winehouse ingresó ayer en un centro de rehabilitación para tratar de superar su adicción a las drogas, ha informado su discográfica, Universal, en un comunicado. Amy, que triunfó con la canción Rehab, en la que describe su renuencia a someterse a un tratamiento de desintoxicación, decidió ingresar tras mantener varias conversaciones con su sello discográfico, su familia y los médicos. La situación vital de la cantante era cada vez más inestable. El último episodio de sus desgracias ocurrió a comienzos de esta semana, cuando el periódico sensacionalista The Sun colgó en su página web un vídeo en el que aparecía fumando crack (supuestamente). Winehouse ingresó durante tres ocasiones en un centro de rehabilitación, el año pasado, sin éxito.
"Ha entendido que necesita tratamiento especializado para continuar la recuperación en curso de su adicción a las drogas y prepararse para su aparición prevista en los Premios Grammy", el próximo 10 de febrero, ha dicho la discográfica, que al parecer amenazó con dejar de promocionarla si no superaba sus problemas.
Amy ingresó en el centro por mutuo acuerdo, añade Universal, que califica a Winehouse como "la artista musical con más talento y más importante de su generación", que ha dado "pasos gigantescos" para recuperarse. "Todos los implicados sentimos que Amy debe poner su salud por delante de todas las consideraciones y estaremos a su lado cuando y donde nos necesite", dice.
Winehouse, que aspira a seis premios Grammy, entre ellos mejor canción, por Rehab, y mejor disco del año, por Back to Black explicaba en la grabación que se había tomado también "seis valiums", éxtasis y cocaína.
Más que por su gran talento, la cantante, que ha suspendido su actuación prevista para este sábado en los premios NRJ en Francia, viene acaparando últimamente titulares de la prensa sensacionalista británica por sus problemas con el alcohol y las drogas y su turbulenta vida privada.
En octubre pasado, fue detenida y multada en Noruega por posesión de cannabis. Su marido, Blake Fielder-Civil, está en prisión condicional acusado de agredir al dueño de un pub e intentar obstruir el curso de la justicia. El año pasado, ella fue detenida y puesta en libertad bajo fianza en relación con ese caso. A finales de noviembre pasado, la cantante canceló todas sus actuaciones previstas para 2007: "No puedo darlo todo en el escenario sin mi Blake", argumentó.
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