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viernes, 29 de marzo de 2013

Triunfo Arciniegas / El niño gato



Un niño gato protagoniza
el nuevo libro de Triunfo Arciniegas

Por María del Rosario Laverde

En la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2013, sale al mercado El niño gato, el más reciente libro del escritor colombiano Triunfo Arciniegas, quien con más de 50 títulos publicados conforma una terna de éxito con el joven ilustrador Dipacho y Ediciones SM, bajo la dirección de María Fernanda Paz Castillo y el diseño de Camila Cesarino Costa.

Después de El árbol triste y El último viaje de Lupita López, títulos de Arciniegas en la misma editorial, dedicados a los dolorosos temas del exilio, la guerra y la muerte, Ediciones SM nos presenta un libro de alta factura, atractivo y sugerente. Sus primeros 700 ejemplares se repartieron en Bogotá el pasado 6 de marzo a todos los participantes del Congreso Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil, dentro de un sobre de cartón amarillo diseñado para la ocasión.

Se destaca el diálogo entre los textos de Arciniegas y las imágenes de Dipacho: mientras el primero le imprime un tinte nostálgico y triste al relato, el otro, a través del color y la sencillez de las imágenes, abre la posibilidad de añadir elementos nuevos de información y da paso a otras lecturas. Se diría que Arciniegas escribió “el niño gato” y Dipacho ilustró “el gato niño”.

El niño gato, más que un cuento infantil, es una metáfora de las duras realidades a las que se enfrenta un niño de este tiempo. En primer lugar, el problema de la identidad. El niño gato no encuentra acomodo ni entre los gatos ni entre los niños: su naturaleza participa de ambas especies y no hay otro como él. Y las criaturas singulares sufren hasta que encuentran la fuerza suficiente para enfrentar la situación.

El protagonista se sabe distinto a los demás desde el principio, con esa certeza que solo tienen quienes crecen sin conocer a su padre o que lo pierden a muy temprana edad. Debe lidiar, además, con la tristeza de la madre y su decisión de dejar este mundo. En este sentido, Arciniegas rompe con esa literatura rosa y cursi que se escribe para los niños. Aquí el padre va a la guerra y muere, como ha sucedido a través de los tiempos, y como sigue sucediendo en nuestros días. Aquí la madre se suicida. Aquí tenemos otro huérfano de un país en guerra. “El niño gato creció solo, como un milagro, entre los árboles, en los potreros, en las orillas del río, como esas plantas que enfrentan al viento, aferradas a las rocas.” Nuestras ciudades están repletas de estas criaturas: niños sucios, abandonados, que recorren las calles buscando un pedazo de pan, que limpian parabrisas o roban o se prostituyen. Son niños pero los tratamos como animales. Si fuesen solamente niños no los dejaríamos que padecieron noche y día el sol y el agua y el hambre y el sueño y la enfermedad en nuestras miserables ciudades latinoamericanas. Pocos se salvarán.

Pero la literatura redondea sus historias. Así, pues, el niño gato de Arciniegas, con los libros y el amor como asideros y superando hasta cierto punto una dura infancia, se convertirá en un gato adulto.

Con este tipo de libros ya no importa la edad del lector porque, de la misma manera que un niño goza la lectura, el lector adulto disfruta de la aparente sencillez de las historias, y la belleza de las ilustraciones y, de paso, mantiene despierto ese niño interior que se resiste a desaparecer.


Triunfo Arciniegas
El niño gato
Ilustraciones de Dipacho
Bogotá, Ediciones SM, 2013



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