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sábado, 7 de enero de 2012

José Manuel Arango / Cinco poemas


José Manuel Arango
CINCO POEMAS

Ella

De qué manera silenciosa
trabaja.
Sin dejarse oír, como si fuera
-lo mismo que una bailarina-
en puntas de pies.
Sin dejarse ver,
como si no fuera.

Ella,
la que poco a poco lo ensordece,
la que imperceptiblemente lo ciega,
la que, delicadamente,
le tuerce los huesos.

Ah y es de nuevo la mañana

Ah y es de nuevo la mañana
tibia y azul
El que está señalado
(en la lista hay una cruz después de su nombre)
liviano todavía
va por las calles

Trae la calavera llena de sueños
Limpio recién peinado
va a sus negocios

Cuando el asunto se despache un nombre
se tachará

Por ahora va por las calles

IX

mientras la ciudad oscurece
y contra la sombra azulada de los mangos
el día ruidoso se apaga

adivinando sus gemidos entre el recio viento del anochecer
iríamos por el linde del bosque donde se acarician los
     enamorados
y su fuego nos encendería

con los ojos ariscos del venado
que atisba por entre ramas oscuras
un dios fugaz podría aparecer de pronto

y sería la fiebre de su mano en la mía
y en el peso del corazón el llamado de la tierra
        
Cantiga de enamorados

O como dos que hablan después del amor
todavía desnudos
tendidos de espaldas
fumando

y hablan de silencio en silencio
y la voz es sosegada después del amor
y ya sin premura

y entonces ella se incorpora
y pone el codo en la almohada
y pone la mejilla en la palma

y él ve su risa rápida y tranquila
su risa
y el temblor de sus pechos

Abril

Ocre y verde: montañas
y montañas detrás de montañas
detrás de montañas.

Es abril. Los rocosos declives han florecido,
la hierba abunda en flores diminutas.

Caminos de azafrán, espigas y espartos.
Abril es todo vuelos, todo gorjeos.
En abril la montaña se aduenda, se aniña,
en abril nos sorprende su apariencia ligera.

Una lagartija cruza -rayo, arco iris-
por la base del muro:
una lagartija de papada azul
y fino dorso rayado.

El gavilán vino de lo alto del cerro,
otea desde la copa del noro.

Ocre y verde.
                       Montañas
y más allá montañas: una fuga de formas.

Y por sobre ellas la luz,
azul y dorada.



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