Fotografía de Helmut Newton |
Héctor Carreto
SANTA FRÍGIDA, CONFESIÓN DE
Tenía mucho calor
y me desvié
hacia la fuente.
Allí se apareció
frente a mis ojos
el demonio,
más parecido al minotauro Héctor
que a un ángel caído.
Y me desnudó como a una fruta.
Me mordió
¡ay!
me mordió todo el cuerpo.
Yo sentí sabroso alivio
en refrescar esos labios.
Pero no te enojes, amado mío,
te traigo intactos
el alma
la cáscara
y el hueso.
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