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De expresión delicada, precisa y exquisita, y certero ojo de águila, los poemas de Garcés nacen con marca de fábrica, con un sello de agua que puede leerse con la yema de los dedos. Esplendor del lenguaje y festejo de la vida ejercen como sustento y guía, como hierba y savia. De uno de los grandes poetas de Colombia, José Manuel Arango, aprendió no sólo lecciones de poesía sino la dignidad del oficio. Ciertamente, y sabrá sustentarlo quien haya seguido de cerca los pasos de Gustavo Adolfo Garcés, vida y poesía conviven con acierto en su humanidad.
Triunfo Arciniegas
Pamplona, 2011
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DIEZ POEMAS
Qué lograrás
con ascender
hasta ese cielo
que sangra
MALA ESPINA
Por decir la rosa
sangro y fracaso
con esmero
LIBRO DE GRABADOS
Me detengo en la página
de la rana
y creo sentir
su sangre fría
EL ÁNGEL MALO
El primer verso tiene carta blanca
el segundo un hambre devoradora
el tercero es un animal enorme
el último verso excede nuestras fuerzas
MESTER DE PLOMERÍA
Alguien abre
una llave de agua
y tiembla la casa
PALABRAS
Sabroso
es saber
que al soldado
desertor
lo llaman
golondrino
BLANCO
El blanco lo aprendí
de las enaguas
EL IMPERIO DE LAS SOMBRAS
La penumbra del bar
hace que mis amigos y yo
seamos espectros
estamos muy contentos
de ser fantasmas
nos encanta
nuestra condición
de aparecidos
Alguie dice
que no tenemos
ni sombra de verdad
y todos nos morimos
de la risa
TEMBLOR
Tiembla el espejo
con tu bata blanca
también yo estoy azogado
LAVATORIO
Cuando soñamos con un río
somos santos
PUERTO CASABE
Alguien
ordena silencio
en plena fiesta
y se escuchan
los muertos
que bajan
cantando
por el río
EN EL BURDEL
En el burdel
dos perros San Bernardo
sirven de mascotas y guardianes
A “Mayor”
el más veterano
lo ponen nervioso los señores
de gafas y sombrero
Son las diez de la noche
y ya la sala está llena
de clientes y muchachas
Desde el patio
el manzano perfuma toda la casa
La dueña
viuda reciente
bebe con sus amigos
llora los abraza y les dice
“mis caballeros andantes”
Gustavo Adolfo Garcés
Breves días
Bogotá, Colcultura, 1992
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