Nu de la mer Fotografía de Lucien Clergue |
Silvia Tomasa Rivera
CUANDO LA LUNA BAJA
HASTA TUS MANOS
Cuando la luna baja hasta tus manos
hay una sirena mordiéndote el espíritu.
Una sirena venida de los mares del norte,
quizás en este instante se debata en la espuma.
Te envía viejos mensajes carcomidos y tú le crees,
desde un punto del sueño crees que existe,
esa botella verde que ahora tienes
guarda las uvas que te envió, saboréalas,
no vendrán seguido, una ola de sal las intimida.
No llegarán, te lo digo como a mi hermano.
Esto es cosa seria, un secreto de olvido
una herida que la espuma no alivia
aunque te metas mar adentro con la marea alta.
Vas a confundirte, son muchas las sirenas
que envían cartas,
nunca una sola llega hasta la orilla,
el mundo marino las chupa, les llena los senos
de escamas.
Nunca ames a mujer venida del mar porque te deja
un sabor a sal en la garganta.
Mejor toma tus uvas solitario. No eres lobo marino.
El mar sólo existe en tu memoria, voltea
hacia todas partes.
¿Hay mar aquí?
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