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viernes, 28 de noviembre de 2025

Roald Dahl a los 35 años de su muerte, el escritor que la izquierda «woke» le quiere quitar a los niños

 



Roald Dahl a los 35 años de su muerte, el escritor que la izquierda «woke» le quiere quitar a los niños

Hace años (aún se persiste en la idea) un buen número de autores universales fueron vigilados y corregidos por los nuevos «lectores de sensibilidad»

Los peores tiempos parece que han pasado, de momento. Fue la editorial Puffin, subida a la ola de revisionismo «woke» que alcanzó a los clásicos de la literatura hace tres años, la que decidió reeditar las novelas para niños de Roald Dahl.


No fue el único

Decidió hacerlo con la mirada siniestra (por el nombre y por la propia mirada) de los llamados«lectores de sensibilidad», un comando de censura en pleno XXI, entrenado para hacer «inclusivo» el vocabulario (proveniente de otra época) de los relatos del escritor galés.

No fue el único. Agatha Christie fue señalada. Mark Twain y su Huckleberry Finn, Shakespeare... un buen número de autores universales fueron vigilados y corregidos por los nuevos lectores insensibles a la destrucción de los valores y de las realidades del pasado que sirven para el presente, al contrario que la sectaria ocultación de hechos ciertos.


«Ya está bien»

A pesar de que los cambios fueron tildados por no pocos como «censura totalitaria», incluida la reina consorte de Inglaterra, quien reunió en su club de lectura a distintos escritores al casi grito de «Ya está bien», animándoles a resistir los ataques contra su libertad de expresión y artística, la editorial siguió adelante, aunque su camino no fue largo.

Incluso el entonces primer ministro británico, Rishi Sunak, dijo que las grandes obras de la literatura debían ser «preservadas y no retocadas» y que no deberíamos «distraernos con las palabras» («gobblefunk around with words», el «gobblefunk» como una de las palabras, en este caso, inventadas por el autor, como «biffsquiggled» para referirse a lo «confuso»), haciendo un guiño a El Gran Gigante Bonachón, el cuento de Dahl de 1982.


«Gordo», «feo» o «negro»

La rebelión del sentido común terminó dando como fruto que la editorial diera marcha atrás en sus planes totalitarios. La reescritura políticamente correcta se suspendió (es de imaginar que los «lectores de sensibilidad», de tan sensibles, se quedaran desconsolados ante tan inconmovible decisión) y se republicaron los cuentos de Dahl en su versión original clásica.

Fue algo así como lo que escribió Hemingway de la primavera en París era una fiesta: «En aquellos días, de todos modos, al fin volvía siempre la primavera, pero era aterrador que por poco nos fallara...». La primavera de los niños de Roald Dahl cuyos «horribles» términos (de la época, que ayudan a comprenderla, es más: la definen en su verdad) como «gordo», «feo», «negro» (referido a la raza) no es que amenazasen a los niños, sino simplemente a la ideológica sensibilidad de los censores en el intento de crear una nueva sociedad, privada de su pasado.

Verdadera sensibilidad

Una sensibilidad fanática que pretendía cambiar el sentido y los valores de cuentos universales como Charlie y la fábrica de chocolateMatildaLas brujas o James y el melocotón gigante, entre muchos otros, que construyeron la imaginación, la imaginería, la educación, los sueños o la personalidad de generaciones que hicieron posible el Occidente que se trata de derribar.

Una verdadera sensibilidad con la que Dahl impregnó para siempre a sus historias y que pudo verse en la realidad, más allá de la ficción, en la correspondencia con su madre. Pequeños cuentos íntimos del pequeño y no tan pequeño Roald donde ya le mostraba a su progenitora el talento y el vocabulario y la personalidad de su narrativa inmortal que unos perversos (hasta en el nombre) «lectores de sensibilidad»quisieron borrar (todavía querrán) de sus libros y del recuerdo de las nuevas generaciones.

EL DEBATE


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