Páginas

domingo, 26 de octubre de 2025

Isabel Preysler / La reinita de los delfines

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa


"REINITA DE LOS DELFINES"

"Te diré cosas hermosas y dulces al oído mientras te hago el amor": Isabel Preysler publica las apasionadas cartas de amor de Mario Vargas Llosa 

En 'Mi verdadera historia', Preysler publica ocho cartas de amor que le envió el Nobel. "Hoy te beso, en cámara lenta, en tus orejitas, en tus hombros, en las manos y en los pies", escribe

Foto: Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. (Getty Images)C.V.
22 de octubre de 2025

Dice que se ha guardado algunas, pero otras están ya impresas negro sobre blanco en su autobiografía, 'Mi verdadera historia' (Espasa). Isabel Preysler ha querido hacer públicas ocho cartas de amor que le escribió Mario Vargas Llosa durante su relación. Ocho textos en los que el Nobel, fallecido el pasado mes de abril, se queda en paños menores sentimentalmente hablando, y revela sus apasionados sentimientos por Isabel Preysler, a la que define, entre otras cosas, como una "reinita de los delfines".

Sin escatimar con los pasajes sexuales, la filipina ha considerado necesario publicar estas misivas como una demostración de los verdaderos sentimientos que el literato tuvo hacia ella, a pesar del distanciamiento posterior.

En el último capítulo del libro, titulado 'Desmentidos y cartas de amor', la socialité publica estos ocho textos para que el lector "saque sus propias conclusiones”. A los ocho escritos de Vargas Llosa se suma un noveno, el que le escribió Preysler a él tras romper la relación. Los primeros cuatro datan del inicio de la relación; los otros cuatro resumen los últimos años juntos. 

placeholderVargas Llosa besa a Isabel Preysler. (Gtres)
Vargas Llosa besa a Isabel Preysler. (Gtres) 

Las primeras misivas, escritas en 2015, están llenas de ilusión, ternura y cierto temor a perderla. “Una de mis pesadillas desde hace algún tiempo, es precisamente esa: que quedemos desconectados y no sepa dónde y cómo encontrarte”. “Nunca imaginé que me harías tanta falta, que, en tan poco tiempo, te hubieras vuelto alguien tan imprescindible y querido en mi vida”. Y añade: “Yo nunca he estado tan seguro sobre nada como lo estoy contigo. Te quiero y nada me haría más feliz que pasar todo lo que me queda de vida a tu lado, adorándote y procurando hacerte feliz…. Qué revolución has causado en mi vida, amor mío”.

El Nobel revive en esas cartas el inicio de su historia, con referencias directas al primer beso en el ascensor de la casa de Elena Benarroch: “Desde la noche maravillosa de la peletera […] mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos”. Y celebra el descubrimiento de la mujer que le cambió la vida: “Amor mío, cada vez descubro en ti cosas bellas, delicadas, pequeños detalles que me llenan de admiración y de felicidad […] Te quiero mucho y hoy te beso, en cámara lenta, en tus orejitas, en tus hombros, en las manos y en los pies…”. 

"Desde la noche maravillosa de la peletera (…) mi vida se llenó de juventud, de sueños, de deseos"

Las cartas están plagadas de imágenes poéticas y halagos: las “orejitas que parecen dos signos perfectos de interrogación”, la “lucecita verde que asoma en el fondo de tus ojos”, “la suavidad sedosa de tu piel”, “tu linda silueta, tu cintura de avispa, tu manera de caminar, tus pasos como de danza” o el tierno apelativo “reinita de los delfines”. Incluso confiesa que con tanto amor pretende conseguir que Isabel se vuelva “la mujer más intratable de toda la creación”. 

Y hay también deseo: “Me parece que hace siglos desde la última vez que te tuve desnuda en mis brazos, sintiendo latir tu corazón… Esta noche me reuniré contigo y te diré cosas hermosas y dulces al oído mientras te hago el amor”.


placeholderUna de las cartas que Mario Vargas Llosa escribió a Isabel Preysler, publicada en el libro de memorias.
Una de las cartas que Mario Vargas Llosa escribió a Isabel Preysler, publicada en el libro de memorias. 

Con el paso del tiempo, las cartas reflejan serenidad y agradecimiento. En la quinta, del 18 de febrero de 2018, Vargas Llosa le escribe con motivo del cumpleaños de Isabel: “Tres años pueden ser una eternidad o el tiempo de un suspiro, y estos tres años que hemos pasado juntos han sido ambas cosas, una larga felicidad (…) y una experiencia veloz, que a mí me hubiera gustado inmovilizar, eternizar”. 

En la sexta, fechada el 18 de febrero de 2019, insiste en esa misma sensación: “Ya cuatro años que estamos juntos. Se han pasado corriendo, como pasa el tiempo cuando uno es feliz. Y yo lo he sido y lo soy a tu lado, como no creo haberlo sido nunca antes […] Nunca antes he escrito con tanto entusiasmo, y sentido que todo, incluso las cosas más triviales, valían la pena y tenían un sentido”. 

placeholderIsabel Preysler y Mario Vargas Llosa en Nueva York. (Gtres)
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa en Nueva York. (Gtres) 

La gratitud se repite en las siguientes: “Gracias amor mío por todo lo que me has dado y sé que me seguirás dando, esta alegría de vivir, de pequeñas felicidades en todo lo que hacemos y planeamos juntos”… “Gracias a ti, he sido muy feliz, más, creo, que en el resto de la vida” 

La última carta seleccionada está escrita el 18 de febrero de 2022. En ella, Mario anuncia un “regalo” que nunca llegó a materializarse: la novela que estaba escribiendo para Isabel. “Quiero ponerla a tus pies cuando la termine…Creo que será mi mejor libro y quiero dedicártelo con todo mi amor”. Y añade: “Porque te quiero mucho y te querré siempre, hasta el último día. Ojalá estés conmigo en ese momento decisivo, en el que uno se despide de esta vida, rumbo a la otra (que no existe)”. 

"Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado. Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás" 

Unos meses más tarde, el 12 de diciembre de 2022, Isabel escribió su propia carta. En ella, se dirige a él con un “querido Mario” y se despide con un abrazo. Le recuerda los años felices que compartieron, pero también reconoce que su relación ya “no se parece en nada a la que teníamos al principio”. Habla de la pérdida de la ilusión, la complicidad y la alegría, y admite que “a nuestra edad y en nuestro caso, las escenas de celos infundados están totalmente fuera de lugar y dan hasta vergüenza”. 

Isabel se muestra especialmente dolida por la forma en que él decidió marcharse, al enterarse “por el servicio” de que había vuelto a su domicilio “sin dar señales de vida” y enviando “a una persona a recoger su pasaporte y algo de ropa”. Un comportamiento que considera “totalmente inaceptable”. Y le reprocha: “Lo que de verdad hace imposible la convivencia es la mala educación y tú estás muy mal educado. Mi casa no es un hotel en el que las personas van y vienen sin tener en cuenta a los demás”.

"no voy a dar por bueno tu comportamiento que considero totalmente inaceptable"

“Esta ha sido la segunda vez que lo has hecho pero no va a haber una tercera. Por respeto a mí misma y porque no me lo merezco, no voy a dar por bueno tu comportamiento que considero totalmente inaceptable… Por favor,manda a alguien a recoger todas tus cosas”.

Así cierra Isabel Preysler el capítulo más íntimo de su vida. Y lo hace con las palabras que alguna vez fueron suyas y hoy son historia: las cartas de amor de Mario Vargas Llosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario