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domingo, 7 de septiembre de 2025

Benedetti / Como el Coyote

 



Mauricio Vargas
COMO EL COYOTE
6 de septiembre de 2025

El Coyote es un inolvidable personaje de los dibujos animados de los años 60 y 70, un cánido carnívoro de los áridos cañones del oeste de Estados Unidos que, desesperado, andaba a la caza del Correcaminos, velocísima ave corredora. El Coyote tenía siempre un plan fríamente calculado para atrapar a su presa, lo que incluía maletines marca Acme, con cohetes, sofisticadas trampas y variedad de armas para atraparla. No obstante sus elaborados preparativos, al final fracasaba y terminaba estampillado contra el fondo del acantilado, mientras el Correcaminos escapaba, feliz, emitiendo su característico “Bip, bip”.
Pienso en el desventurado Coyote cuando veo al mininterior, Armando Benedetti, que este año ha planeado, con meticulosa frialdad, docenas de tramas para hacerse con las mayorías del Senado que tan esquivas le han resultado al presidente Gustavo Petro: lo mismo con varios proyectos de ley hundidos con la fallida intentona de consulta popular para la reforma laboral. Su más reciente plan buscaba elegir magistrada de la Corte Constitucional a la jurista Patricia Balanta, y derrotar al favorito, el ex defensor del Pueblo Carlos Camargo.
Ambos fueron ternados por la Corte Suprema, al igual que Jaime Tobar, quien no tenía posibilidades. Tras desplegar, según me contaron varios senadores, una ofensiva de ofertas de puestos y contratos para conseguirle votos a Balanta, Benedetti cerró la campaña con una fiesta de cumpleaños, el sábado 30 de agosto, a la que asistió Petro. La presencia del mandatario en el 58.º aniversario de su ministro era una novedad, pues él mismo había contado en mayo que se abstenía de ir a las fiestas del mininterior “porque les tengo miedo a las niñas que invita”.
Como el domingo las cuentas no daban para la victoria de Balanta, Benedetti intentó una manipulación noticiosa: convenció a algunos medios de propagar la especie según la cual la elección se iba a definir por voto ‘finish’. Todo le falló y el miércoles, tras la votación que Camargo ganó 62 a 41, quedó claro que la especie era falsa, que el ministro había vuelto a caer derrotado y que, al igual que el Coyote, yacía estrellado en el fondo del abismo.
Pienso en el desventurado Coyote cuando veo al mininterior, Armando Benedetti, que este año ha planeado, con meticulosa frialdad, docenas de tramas para hacerse con las mayorías del Senado que tan esquivas le han resultado al presidente Gustavo Petro
Para Petro y Benedetti, esta derrota es mucho más grave que las anteriores. Primero, porque el Gobierno perdió la última oportunidad que tenía de consolidar un bloque amigo en la Corte Constitucional y, de ese modo, va a ser imposible que el alto tribunal le dé vía libre a cualquier ocurrencia de los fantasiosos juristas del petrismo para comprometer las elecciones de 2026.
Segundo, porque la oposición consolidó las mayorías en el Senado, de modo que en la legislatura que arrancó en julio, y que será la última de este cuatrienio, los proyectos del Gobierno la tienen muy complicada: todo indica que la reforma tributaria terminará hundida, sobre todo si el Presidente –furioso con la derrota de Balanta– cumple con su amenaza de sacar del gabinete a los ministros que representan a sectores no petristas del Congreso, pues de ese modo empujará a esos grupos a los brazos de la oposición.
Y tercero, porque, a semejanza del Coyote, Benedetti adquirió fama de perdedor, y eso reduce aún más su margen de maniobra. Con las elecciones parlamentarias a seis meses de distancia, pocos congresistas quieren aliarse con quien registra una secuencia tan larga de derrotas. Los petristas purasangre como Gustavo Bolívar y Susana Muhamad, que tanto le advirtieron al Presidente que no designara como hombre fuerte del Gobierno a Benedetti, le deben estar recordando al mandatario: “Te lo dijimos”.
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Indolencia. El jueves, la primera dama, Verónica Alcocer, visitaba criminales en La Picota, dizque en plan humanitario. Pero ni ella ni su esposo homenajearon a los soldados quemados vivos, esta semana en Putumayo, por los socios de terror de aquellos a quienes Alcocer saluda en la cárcel. Qué indolencia.


EL TIEMPO




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