Aunque Paula Rego (Lisboa, 1935) nació en Portugal, está considerada una artista casi británica porque es en Londres donde vive y trabaja desde hace décadas y donde este 7 de julio se inaugura una de sus mayores retrospectivas hasta la fecha en la Tate Britain. Si hace un año otra mujer, Arthemisia Gentileschi, daba un golpe de timón femenino (y feminista) a la capital del Imperio, este verano promete ser el de Rego. Repasemos su vida y obra en 5 pasos.
1. De la represión a la libertad
Rego nació en Portugal durante la dictadura de Salazar y casi todos los expertos admiten que este hecho condicionó su manera de pintar. Y es que sus personajes oscuros, depresivos, remiten a un pasado no demasiado luminoso. Aunque su familia pertenecía a la alta burguesía, seguramente esa represión ambiental de niña bien la llevó a huir en cuanto pudo para estudiar en la prestigiosa Slade School of Arts de Londres. Nunca volvió a residir de forma permanente en su ciudad de origen, aunque durante sus primeros años de matrimonio con el artista Victor Willing, al que conoció en la Escuela, ambos vivieron con un pie en Portugal y otro en Londres.
2. Formó parte del London Group
Expuso junto a artistas como David Hockney y durante los años 50 y 60 exploró las posibilidades de la pintura, del neodadaísmo a un expresionismo descarnado que remite a Lucien Freud, otro de sus contemporáneos pero también a los dibujos de la ilustradora y fabulista Beatrix Potter. Sus personajes, sin embargo, surgen de su vida, de sus sueños (más bien pesadillas) y sus traumas, con tintes también, a veces, furibundamente políticos (anti Salazar, se entiende). “Ajena a las modas pasajeras, Rego ha practicado siempre la pintura figurativa bajo formas muy diversas y es de los pocos artistas modernos cuya obra gira en torno a la vida misma (…) revelando así lo mejor y lo peor de la condición humana. Su obra tiene una manifiesta voluntad subversiva y liberadora, con una evidente dimensión de lucha contra la autoridad. En ella la artista habla de la dominación, la opresión y la violencia con lo que cuestiona los estereotipos impuestos socialmente”, escribían en el Museo Reina Sofíacon motivo de su retrospectiva en el centro hace unos años.
3. Goya como referencia
Aunque es evidente la influencia de Balthus en sus personajes, también lo es la de las pinturas negras de Goya. "Sí, él me encanta, y Ribera; me fascina El Prado, no hay otro museo como ese. En octubre estuve en Madrid tres días, y los tres fui al Prado", le contó a El País en 2016 en una entrevista. Y aunque sus óleos de mujeres en el último círculo del infierno (mental y vitalmente) son una de las claves de su obra, asegura que no le atraen los retratos. "Nunca me han gustado , por eso a menudo coloco en mis cuadros una máscara o la cabeza de un macaco, en sustitución de la cara de mi hijo o de la mía", aseguró en una ocasión.
4. Reivindicación de la mujer
Siempre ha estado en el centro de su trabajo. “Rego ha jugado un papel clave en la redefinición el arte figurativo en Reino Unido e internacionalmente. Es una artista irreverente con una imaginación extraordinaria que revolucionó la manera en la que las mujeres fueron y siguen siendo representadas”, explica la Tate Britain sobre la muestra que se inaugura ahora. Prueba de ello son sus series Abortions y Dog Women, que revuelven el estómago y son increíbles ejemplos de su capacidad simbólica.
5. Trayectoria libre
La pinacoteca británica hace un buen trabajo reuniendo este verano más de 100 títulos de Rego que abarcan un amplio abanico, desde sus obras como estudiante a sus pinturas y collagespolíticos de los 50 y 60, hasta su vuelta al panorama artístico en los 80 (después de unos años de silencio. Su marido murió en el 88 tras sufrir una larga esclerosis lateral múltiple) con trabajos de gran formato, pintados fundamentalmente en acrílico sobre papel. La muestra incluye los pasteles XXL por los que más se la reconoce últimamente, sus collages y los grabados y dibujos que continúa bocetando la portuguesa a día de hoy con la ayuda de una asistente, eso sí. A ver si los británicos nos permiten entrar en su país para disfrutar de la muestra. Por suerte, la exposición permanecerá en las salas de la Tate Britain hasta el 24 de octubre.






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