Caro Restrepo
LA CONSULTA
No es una convocatoria democrática. Es una maniobra de control. Todas sus preguntas —todas— son o ilegales, o inconstitucionales, o materialmente imposibles. El gobierno lo sabe. Lo sabe con claridad. Ninguna de esas preguntas pasa un examen jurídico. Ninguna puede ejecutarse. Varias ya están en la ley. Y sin embargo, las pone en escena.
¿Por qué? Porque necesita agitar. Porque necesita que el país se incendie emocionalmente. Porque necesita que la gente, como alguna vez dijeron, salga “emberracada” a votar. No por un cambio real. Sino por un propósito político.
Este no es un gobierno que transforma. Es un gobierno que manipula. No construye legitimidad. La simula. No gobierna con resultados. Gobierna con propaganda.
Y esa propaganda está ahora disfrazada de consulta popular. Pero la intención es la misma: distraer, dividir y sostenerse.
Esto no es un llamado al escándalo. Es un llamado a pensar. Porque una democracia no se puede usar como plataforma para validar lo ilegal. Porque uno no consulta lo que no puede ejecutar. Porque cuando un gobierno se queda sin legitimidad, busca reemplazarla con teatro.
Y el precio de ese teatro, una vez más, lo pagamos nosotros.
8 de mayo de 2025

No hay comentarios:
Publicar un comentario