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viernes, 26 de julio de 2024

Daniel Gascón / Viva Mario Vargas Llosa

 

Mario Vargas Llosa, en febrero, en Málaga.
Mario Vargas Llosa, en febrero, en Málaga.LORENZO CARNERO 

Viva Mario Vargas Llosa

Uno puede estar en desacuerdo con opiniones y declaraciones concretas del escritor peruano, pero expresó con elocuencia una idea esencial: el mismo estándar democrático debe regir para políticos de izquierda y de derecha, para Europa y América Latina


Daniel Gascón
20 de diciembre de 2023

Mario Vargas Llosa ha anunciado que deja el periodismo. Termina así una carrera que empezó hace más de 70 años, cuando comenzó a publicar en el periódico peruano La crónica. Hace unas semanas dijo que Le dedico mi silencio, su libro más reciente, era también su despedida de la novela.

Vargas Llosa llevaba más de 30 años publicando una tribuna quincenal en este periódico. Ha escrito de política internacional y doméstica, de libros y autores que admiraba, de experiencias personales, de polémicas literarias y controversias políticas. Su trabajo periodístico está recogido en la serie Contra viento y marea y en antologías como Sables y utopías y El fuego de la imaginación. Además de su valor periodístico y literario, sus artículos constituyen un testimonio único del siglo XX y un apasionante recorrido intelectual. Es una trayectoria larga y llena de curiosidad, de crítica y autocrítica, donde las novedades y su evolución desde el socialismo al liberalismo ―a veces más ortodoxo, a veces más matizado― se mezclan con el regreso a un debate entre la idea del compromiso de Sartre, la integridad humanista de Camus y la perspicacia apabullante de Aron. Uno puede estar en desacuerdo con opiniones y declaraciones concretas de Vargas Llosa, pero expresó con elocuencia una idea esencial: el mismo estándar democrático debe regir para políticos de izquierda y de derecha, para Europa y América Latina. Explicaba que lo telúrico, lo fantástico, lo utópico valen para el arte, pero en política acaban siendo disfraces para la opresión. Ha defendido la libertad: oponiéndose a todas las dictaduras, criticando el comunismo, el nacionalismo, el populismo. Ha compartido descubrimientos y pasiones intelectuales. Maestro de la narración, explica como pocos los trucos del oficio (por ejemplo, en su relectura de El oso de Faulkner). Ha sido generoso con autores de su edad y con escritores más jóvenes como Cercas, Trapiello o Leila Guerriero. Ha tratado de pensar por sí mismo, de conservar la tensión, de aprender. Sus cambios de opinión no obedecían al oportunismo, sino a que detectaba una distancia entre las proclamas y la realidad. Algunos querrían encasillarlo en la derecha, pero defendía el matrimonio gay, abogaba por la despenalización de las drogas o denunciaba la injerencia estadounidense en Guatemala. Vargas Llosa ha sido libre, nos ha enseñado a leer, a escribir y a pensar, y ha mostrado que una parte del trabajo del intelectual es meterse en líos. La literatura es fuego y el periodismo también lo es. Así que muchas gracias por sus palabras.


EL PAÍS





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