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domingo, 28 de abril de 2024

Mauricio Vargas / El calvario de los pobres ministros


El calvario de los pobres ministros


La credibilidad de la mintrabajo quedó en mínimos con el conejo que Petro les puso a los liberales.


Mauricio Vargas

28 de abril de 2024


Tras varios fracasos parlamentarios del Gobierno, la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, se apuntó el martes un triunfo al aprobar el Senado la reforma pensional. Aunque fue con el 'quorum' mínimo, el proyecto pasó gracias a la capacidad de la ministra de conseguir acuerdos, en especial con senadores liberales.

Horas después, el presidente Gustavo Petro –que avaló, ante los senadores liberales, el acuerdo– sorprendió al plantear que, cuando el proyecto llegue a la Cámara, ese techo suba a 4 salarios mínimos. Esa alza eleva el de por sí enorme costo fiscal del proyecto y aumenta el riesgo de ver, en unos años, que no haya con qué pagarles a los jubilados de Colpensiones.
Pero además, Petro dañó la credibilidad de la ministra, y les atravesó la cara con una cachetada a los senadores liberales que la apoyaron. Nuevo peligro para el proyecto: cualquier modificación en la Cámara obligará a conciliar el texto con el Senado, donde quizás los liberales engañados le nieguen su voto. Pobre mintrabajo.
Su caso ilustra el calvario de ser ministro de Petro. Cansado de escuchar que su jefe les ofrece su cargo a otros, el mininterior, Luis Fernando Velasco, ha marcado distancia: cuando le preguntaron por la constituyente exprés del Presidente, dijo que la Constitución –que obliga a llevar ese tema al Congreso– debe ser respetada; y sobre las gigantescas manifestaciones del 21, sostuvo que era “irrespetuoso” decir –como Petro– que habían sido “débiles”.
El canciller (e), Luis Gilberto Murillo, también se ha metido en líos por su jefe. Tendrá que responder fiscalmente por desconocer la adjudicación del contrato de pasaportes, que ya estaba firmada. Y esta semana, al protestar por la mención que hizo el Departamento de Estado de los casos de corrupción de Nicolás y Juan Fernando Petro, hijo y hermano del Presidente, dañó la buena relación que él mantenía con Washington, al enrostrarle a Joe Biden que Colombia no se refería al proceso penal contra su hijo, Hunter Biden.
Calvario también el del mindefensa, Iván Velásquez, que se aguanta que las disidencias de las Farc se paseen como dueños de casa por los municipios del Cauca, en aras de un supuesto cese del fuego que nunca ha funcionado. Para un viejo defensor de los derechos humanos, debe ser muy duro tragarse el sapo de ver indefensa y amenazada a la población civil.
Otro que tiene las agrieras alborotadas es el Minjusticia, Néstor Osuna. “Petro le ha pedido que encuentre la manera de convocar una constituyente sin ir al Congreso”, me dijo una fuente cercana al ministro. Exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional y experto en la carta, Osuna sabe que eso es imposible. Pero ¿se atreve a decírselo?
El minhacienda, Ricardo Bonilla, entiende que cada una de las reformas que propone Petro conlleva un costo fiscal impagable. Y eso justo cuando la Corte Constitucional puede tumbar el impuesto al patrimonio, lo que dejaría al Minhacienda con menos recursos aún. El único salvavidas de Bonilla es la pésima ejecución presupuestal del Gobierno, pues si no gasta, genera menos déficit.
Sobre Laura Sarabia, que no es ministra pero manda y mucho, tengo versiones encontradas. Ella también se apartó de la lectura de Petro sobre las marchas, y habló de la necesidad de “reflexión y autocrítica” en el Gobierno. Unas fuentes me dicen que el Presidente tiene ganas de sacarla, pero alguien que conoce bien esa relación opina distinto: la jefa de gabinete sabe demasiado para dejarla suelta. Veremos cómo le va al sufrido gabinete en los retiros de este fin de semana.


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