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domingo, 24 de marzo de 2024

José Martí y la niña de Guatemala

 

JOSÉ  MARTÍ Y LA NIÑA DE GUATEMALA 


Quiero, a la sombra de un ala, 

contar este cuento en flor: 

la niña de Guatemala, 

la que se murió de amor.


Guatemala, 3 de abril de 1877: José Martí llega por primera vez a la capital y  lo recibe su compatriota José María Izaguirre, director del Instituto de la Casa de las Niñas de Centro América, quien lo incluye como docente de Literatura. Martí participa en las veladas literarias que organiza Izaguirre en la casa del General Miguel García Granados, lugar en el que conocería a la señorita María García Granados.  Ambos jóvenes, ella de 17 y el de 24 años, se encontrarían en las aulas del Instituto de la Casa de las Niñas de Centro América, en una relación de maestro y alumna, para luego vivir su romance apasionado, desenfrenado, lleno de amor, ternura y esperanza. Sin embargo, José Martí tenía una promesa de matrimonio con la señorita Carmen Zayas Bazán, quien residía en México, promesa que terminaría cumpliendo, marchándose de Guatemala con destino a México. 


Ella por volverlo a ver 

corrió a verlo al mirador. 

Él volvió con su mujer. 

Ella se murió de amor.


Guatemala, 10 de enero de 1878: José Martí regresa a Guatemala acompañado de Carmen Zayas Bazán, su esposa, y asistió con ella a tertulias, reuniones y conferencias. Jamás volvió a la casa de la familia García Granados. Dada esta circunstancia, la señorita María le escribió pidiéndole que fuera a visitarla, pero él no atendió el pedido, dejándola con su dolor y su tristeza a solas.

«Hace días que llegaste a Guatemala, y no has venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo, porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas Bazán. Te suplico que vengas pronto».


Se entró de tarde en el río, 

la sacó muerta el doctor, 

dicen que murió de frío, 

yo sé que murió de amor. 


Guatemala, 10 de Mayo de 1878: María  entró a las aguas del río,  pierde el conocimiento y se terminó ahogándose. A su sepelio asistiría todo Guatemala para despedirla entre lágrimas, cantos y oraciones. Lejos, solo, triste, sin poder explicar lo que había pasado, estaba José Martí, quien muchos años después publicaría el poema donde daría a conocer que María se suicidó por amor.


Como de bronce candente, 

al beso de despedida, 

era su frente ¡la frente 

que más he amado en mi vida!


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