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jueves, 22 de diciembre de 2022

Muere Nélida Piñón, la hija de emigrantes gallegos que se convirtió en un símbolo de la literatura brasileña

 

Nélida Piñón, durante una entrevista en el Hotel Palace en Madrid.ANDREA COMAS


Muere Nélida Piñón, la hija de emigrantes gallegos que se convirtió en un símbolo de la literatura brasileña

La escritora, que tenía 85 años, fue la primera mujer en ocupar la presidencia de la Academia Brasileña de Letras



Juan Royo Gual
17 Dic 2022


La escritora brasileña Nélida Piñón falleció en Lisboa este sábado a los 85 años. Con más de 20 libros publicados, entre novelas, cuentos, memorias, crónicas y ensayos e innumerables premios, fue un auténtico puente entre la literatura de Brasil y de España, concretamente de Galicia, de donde procedían sus antepasados. En noviembre de 2021, le fue otorgada la nacionalidad española.


Ganadora del premio Príncipe de Asturias de Letras en 2005, Piñón siempre mantuvo un especial vínculo con España. Su preciada biblioteca, compuesta por más de 7.000 documentos de su archivo personal, fue donada íntegramente al Instituto Cervantes de Río de Janeiro hace apenas unos meses. “La línea del horizonte que marca el límite de mi mirada me permitió fundir esas dos tierras, Brasil y España, como si fuesen una única familia. Yo soy todas las civilizaciones que vinieron a este campamento brasileño”, dijo la escritora en ese momento.


“Galicia es mi mito, una especie de tierra prometida”, comentaba, recordando la magia que hay dentro de cada espiga de maíz, algo marcado en sus recuerdos de infancia. Piñón cargaba, en sus propias palabras, el “estigma de la supervivencia”, heredado “de la gente del mar y de la montaña”. Fue doctora honoris causa de la Universidad de Santiago de Compostela y Embajadora Iberoamericana de la Cultura, entre otras decenas de reconocimientos.


Sus temas literarios están relacionados con la emigración, el pecado, el perdón y las relaciones con Dios. Siempre se negó a hablar de su intimidad, “porque es inviolable. La intimidad excesiva, desreglada, desgobernada, roba la imaginación, roba el misterio del cuerpo del otro. El deseo es real, pero será mejor con fantasía. Nosotros estamos viviendo un tiempo en que la gente vende su intimidad, no tiene sentido del honor. Hay que tener pundonor para la vida y para el amor”, declaró en una entrevista a EL PAÍS en 2015.

Un año antes, precisamente, había entrado en la Academia Galega con un discurso sobre La épica del corazón. Explicó que su familia le permitió formarse libremente y dedicarse desde muy joven a la su gran vocación, la literatura. De hecho, los padres renunciaron a volver a Galicia. “No perdía de vista que los abuelos y mi padre, al atravesar el Atlántico para nacer yo en Brasil, habían sido objeto de una decisión política cuyo contenido ignoraban, que expulsaba de España ese contingente excedente, para aliviar la miseria reinante… A causa de esa decisión, la familia me regaló la majestad de la lengua portuguesa, la ciencia de pertenecer al nuevo continente. Y me transmitió igualmente la noción de constituir un privilegio ser originaria de una Galicia cuya herencia me autorizaban a reivindicar”.


Por esa razón, la autora de A República dos sonhos, su obra cumbrey Guía mapa de Gabriel Acanjo reclamó la reformulación del papel histórico del inmigrante para “atribuirle el estatuto de exiliado, de un ciudadano expulsado de su tierra, forzado políticamente a abandonar su país para ayudar a la economía española”. De hecho, en su discurso tras ser galardonada con el Príncipe de Asturias insistió en la enorme relación que, como hija de migrantes, la unía a España. “Como escritora brasileña, huelo la brisa de la floresta y del mar, los códigos de mi identidad. Nada en mí borra el camino de regreso al lar brasileño. Aprendí, niña aún, cierto día lluvioso de noviembre en el puerto de Vigo, a amar a España, patria de mi génesis. De aquí, oriunda de Cotobade, mi grey gallega echó raíces profundas en el Brasil. Un país que me dio a mis padres, Lino y Carmen, la familia, los amigos, las instancias amorosas, la lengua lusa, nuestros escritores, los desconocidos que me abrazan de manera desprendida”.


Piñón fue la única escritora de Brasil en formar parte del llamado boom latinoamericano que lideró su agente, Carmen Balcells“. “Era, probablemente, la mayor escritora viva de Brasil. Es una pérdida para el país”, dijo el pasado sábado el actual presidente de la Academia Brasileña de las Letras, Merval Pereira.


A pesar de sus fuertes vínculos con España, Piñón nunca pidió la nacionalidad, se la concedieron por méritos propios. No lo solicitó por amor a su abuelo Daniel, el primero de sus antepasados que cruzó el Atlántico. Pensaba que ese viaje no había sido en vano, y que ella tenía que buscar su sitio en el Nuevo Mundo.


EL PAÍS


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