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jueves, 28 de octubre de 2021

José María Merino, Premio Nacional de las Letras por “su maestría en la creación de literatura fantástica”

 José María Merino
Madrid,  26 de febrero de 2021
Foto de Santi Burgos



José María Merino, Premio Nacional de las Letras por “su maestría en la creación de literatura fantástica”

El escritor y académico, maestro del relato breve, recibe el galardón del Ministerio de Cultura a toda su carrera



Javier Rodríguez Marcos
Madrid, 28 de octubre de 2021

José María Merino ha ganado este jueves el Premio Nacional de las Letras, que reconoce toda la obra de un escritor en cualquiera de las lenguas del España. Dotado con 40.000 euros, Bernardo Atxaga, Rosa Montero y Francisca Aguirre están entre los últimos laureados. Merino sucede en el palmarés a Luis Mateo Díez, uno de los autores con los que formó en los años ochenta del siglo pasado la oficiosa escuela leonesa de la nueva narrativa española. El jurado ha destacado “su maestría y excelencia en la creación de literatura fantástica en las modalidades narrativas de novela, novela corta, cuento y microrrelato”.


Nacido en A Coruña hace 80 años, criado en León y residente en Madrid, José María Merino se estrenó en la literatura como poeta y se consagró en 1985 con su tercera novela, La orilla oscura. En ella ya aparecen maduros su voz y su particular universo: mezcla de memoria ancestral y sueño individual, realidad cotidiana e imaginación desatada. La obra recibió al año siguiente el premio de la Crítica. El nuevo Nacional de la Letras ya tenía el Nacional de Narrativa de 2013 por una de sus novelas más realistas: El río del Edén. Dos décadas antes se había llevado el mismo premio en la categoría Infantil y Juvenil por No soy un libro, publicado por Siruela.


Su último libro es Noticias del Antropoceno, publicado en febrero pasado por Alfaguara, su editorial de siempre. En él reúne medio centenar de relatos y microrrelatos nacidos de la preocupación por la imparable conversión de la naturaleza en lo que él mismo ha bautizado como “basuraleza”, una síntesis artificial de algas y plástico, todo un nuevo continente, “una instalación que habría que llevar al MoMA”. Lejos de ser un alegato panfletario y seco, la obra recurre a la denuncia desde el humor, la fantasía, la poesía, el impresionismo y hasta el absurdo. En sus páginas encontramos una vuelta al mundo en monopatín, al papa Francisco buscando a un sustituto para Dios (que ha presentado su dimisión) o a Adán y Eva enrolados en una expedición científica al océano Pacífico, convertido ahora en un mar de polímeros.


Merino, que antes como escritor se define a sí mismo como “imaginador de ficciones”, ingresó en la Real Academia Española en 2009 con un discurso titulado Ficción de verdad. El acto estuvo lleno de autores de las más diversas generaciones, para los que Merino ha sido siempre un maestro. Sobre todo para aquellos que cultivan el relato, un género básico en la tradición hispana, pero habitualmente minusvalorado por los lectores y editores modernos. Estudioso de la tradición oral, recopilador de narraciones populares y cultivador del filandón ―encuentros de cuentacuentos en torno a una mesa típicos de León―, el autor de La trama oculta ha ejercido durante años de valedor de sus mayores —como Juan Eduardo Zúñiga— y de muchos de los que vinieron tras él: una pléyade de renovadores del formato pequeño, que, en parte gracias a su impulso, vive un momento dorado en España. Suyo es el prólogo a la primera antología de la serie Pequeñas resistencias (Páginas de espuma, 2002), un proyecto panhispánico de Andrés Neuman que en los últimos 20 años se ha convertido en uno de los mapas de referencia de la narrativa breve en lengua española.


Su interés por lo que escriben los jóvenes tuvo desde muy temprano una aliada en su propia casa: su hija es Ana Merino, poeta con plaza en la historia de la lírica reciente, que se estrenó como novelista ganando el año pasado el Premio Nadal con El mapa de los afectos.


“No fue el ser humano quien inventó la ficción, sino la ficción lo que inventó al ser humano”, dijo Merino la tarde de domingo en que ingresó en la RAE. Anterior a inventos como la agricultura o la cerámica, es “nuestra primera sabiduría consciente”, aquello que ordena una realidad desordenada y sin sentido aparente. Aquello, subrayó, que nos hace sapiens.



Javier Rodríguez Marcos


Es coordinador de la información literaria en 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.


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