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domingo, 26 de septiembre de 2021

Jon Klassen / Yo quiero mi gorro / Reseña





Yo quiero mi gorro: Y no me hagas más preguntas.

Yo quiero mi gorro de Jon Klassen
Traducción: Jesús Ortiz
Milrazones, 2012
Título original: I Want my Hat Back
Nuestra edición: Walker Books, 2011. 

Ellen Duthie
3 de mayo de 2012



Haz clic arriba para escuchar cómo leeríamos nosotros Yo quiero mi gorro si lo tuviéramos en español.

Haz clic aquí para escuchar cómo leemos Yo quiero mi gorro (en inglés): 


El primer libro tanto escrito como ilustrado por Jon Klassen, Yo quiero mi gorro, es un debut que nos provoca un rugido: ¡Queremos máaaaaaaaaaaaaas!

Yo quiero mi gorro tiene una estructura repetitiva, con diálogos que se reproducen casi idénticos pero con pequeños cambios, que ayudan al disfrute de la lectura en voz alta. Por otro lado, los recursos de la tensión y del tiempo se usan con una maestría poco habitual para lograr efectos narrativos y cómicos potentísimos.

Es una historia encantadoramente sinvergüenza y sutil que se relata mediante unas ilustraciones y un diálogo engañosamente sencillos y que cautiva a pequeños y grandes lectores a muchos niveles distintos. Contiene muchos agradecimientos, unas mentiras muy poco convincentes, un cerebro - o dos- penosamente lentos, una doble página magistral en la que se masca la tensión al más puro estilo Western y un final refrescantemente inmisericorde y bastante, bastante gracioso.  

El texto (atención: se desvela el final, bueno, casi...)
Un oso ha perdido su gorro y se siente desesperado y perdido sin él. Va caminando por el bosque y preguntándole a todos los animales con los que se encuentra si han visto su preciado gorro. El zorro y la rana no se enrollan: no lo han visto. El conejo (los lectores advertimos que lleva puesto un precioso gorrito picudo rojo) se explaya más: "No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he visto. No he visto ningún gorro en ningún lado. Yo nunca me atrevería a robar un gorro. Deja de hacerme preguntas". El oso da las gracias a cada uno de ellos y sigue andando. La tortuga no ha visto el gorro pero acepta la ayuda del oso para subirse a una roca. La serpiente vio una vez un gorro azul y redondo, pero ése no es el gorro que busca nuestro amigo. El armadillo ni siquiera sabe qué es un gorro.  

Deprimido, se echa en la tierra y mira hacia el cielo. "Pobre sombrero. Lo echo tanto de menos". Entonces aparece el ciervo y le pregunta cómo es su gorro. Tan pronto como el oso empieza a describir el gorro se acuerda de dónde lo ha visto, o más bien, de sobre quién lo ha visto. Se levanta de un salto y vuelve a pasar corriendo a todos los animales, que ahora son espectadores, todos en fila, hasta que llega al ladrón y recupera su gorro. "Me encanta mi gorro". 

Mediante una elípsis se nos cuenta el resto de la historia y, cuando una ardilla viene y le pregunta al oso feliz y con el gorro puesto si ha visto a un conejo con un gorro, la respuesta del oso resulta familiar: "No. ¿Por qué me lo preguntas? Yo no lo he visto. No he visto a ningún conejo en ningún lado...". 

Las ilustraciones
Las ilustraciones de Yo quiero mi gorro son figuras de líneas sencillas sobre fondo claro, con un attrezzo mínimo compuesto de unas hojas y alguna que otra mala hierba. El cuento se relata en colores sobrios (tonalidades grises, marrones y beige principalmente), excepto el rojo del gorro que destaca por encima de todo lo demás en las imágenes y al que se le da un uso narrativo inteligente.

El texto aporta un elemento visual interesante, al estar codificado por colores según los personajes (cada uno de los animales habla en un color distinto).

Nos encanta la expresión de los ojos del oso. ¿Cómo es posible que unas ilustraciones tan "quietas" sean capaces de transmitir tanta desesperación?



Mirad al zorro como nos mira de reojo.
¿Por qué me preguntas a mí? 



Nos encanta esta serpiente, su charleta irrelevante y el diálogo codificado por colores. 

Mi pobre gorro. ¡Lo echo tanto de menos! 

Ese momento de ¡ya caigo!  ¡Mirad esos ojos!

Volviendo atrás a pillar al culpable
La tensión pre-duelo se masca. Ésta es mi favorita. Casi se oye la banda sonora estilo Western. 

¡Me encanta mi gorro! 


Las guardas, en las que aparecen todos los personajes del libro, incluido el oso sin gorro en la parte delantera y el oso con gorro en la parte trasera, parecen hechas de seda. ¿Quién será el primero en sacarlas en tela para decorar habitaciones infantiles?

Lectura en voz alta

El texto acumulativo de Yo quiero mi gorro con estructuras de diálogo repetidas lo convierten en un material perfecto para la lectura en voz alta, incluso para niños muy pequeños, a los que también cautivará la mirada expresiva del oso y las pintas graciosas de los otros animales. También hay muchas oportunidades para poner voces tontas.

Pero pienso que este libro ofrece muchas otras razones poderosas por las que los niños se dejan atrapar.

Los niños pequeños se identifican mucho con las sensaciones de a) perder algo querido y querer recuperarlo desesperadamente, b) encontrar algo bonito y querer quedárselo hasta el punto de que c) se intenta tapar el robo mediante una mentira mala, mala y a menudo larguísima, d) encontrar al canalla que te robó ese algo querido en a) y e) recuperarlo con maneras todo lo brutas que haga falta: "Es MÍO". (O como dice el oso "Me encanta mi gorro").

Creo que es ésta identificación de múltiples capas que hace que los niños hagan ¡ooooh! y ¡aaaaah" y se echen a reír. En nuestro caso, hay mucho gritito y muchas, muchas risitas.

Otros comentarios sobre Yo quiero mi gorro

Éste es el álbum ilustrado que más se acerca a una película muda que he visto hasta ahora.

Por un lado, Yo quiero mi gorro es una introducción a un tipo de humor ligeramente más sofisticado del que uno suele encontrar en álbumes ilustrados, en el que los dobles sentidos juegan un papel fundamental y la gracia reside en mostrar y en decir cosas distintas a lo que en realidad está ocurriendo. He leído unas cuentas reseñas del libro, algunas muy bien argumentadas e interesantes que hacen la pregunta de si no será este un caso de libro que en realidad gusta más a los adultos que a los niños; si no será un libro que los adultos "pillan" más que los niños.

Os contaré mi experiencia. ¿Lo "pillan" los niños? Al menos mi hijo ha mostrado un tipo de atracción especial hacia el misterio y el suspense que forma parte del humor del libro, un tipo de interés que yo no había visto antes en él, o al menos no expresado de la misma forma. Me atrevería a decir que es el principio de una educación en el humor. El humor slapstick (alguien que se resbala con la piel de un plátano) no hace falta aprenderlo, pero hay otro tipo de humor que sí hay que "aprender", y el modo de aprenderlo es mediante la exposición a él. Puede que al principio no se pille, o quizás no se crea que haya nada que pillar (¿y qué?), pero la exposición a los juegos lingüísticos y narrativos al servicio del humor conforman el inicio de un proceso de aprendizaje interesante y divertido. Mi hijo de tres años mostró atracción por el libro desde la primera lectura, hace ahora unos meses. ¿Diría que la atracción era por el humor? Probablemente sea más cierto decir que hay muchos más elementos responsables de que le guste, pero desde luego, el uso del suspense narrativo para provocar comedia funcionan para él, y le arrancan más de una risotada.

Una preguntita. Nadie parece ponerse de acuerdo. Este animalito de pocas luces ¿qué es? ¿Es un armadillo, una comadreja o un topo? Yo voto por armadillo, pero me hace gracia que no haya consenso. ¿Qué pensáis? (Nota añadida después: veo que el propio Klassen se refiere a la criatura como "especie de topo". Pero a mí esas rayitas me siguien confundiendo).



























Veo que el próximo libro de Jon Klassen sale en inglés el 12 de octubre. Aparece un pececito con un sombrero de copa estilo Magritte y sí, lo adivinaste, se llama, This is Not my Hat (Éste no es mi sombrero).


Si te interesa leer más sobre Klassen, echa un vistazo a esta estupenda entrevista con él (en inglés) en el magnífico blog Seven Impossible Things Before Breakfast. ¡Confieso que cuando le vi la carita de niño me sorprendí! Por algún motivo me esperaba que fuera o al menos pareciera mayor.

(c) de todas las ilustraciones de este post, Jon Klassen, 2011.
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo, pero por favor, sé buena gente y cita tu fuente (autora y blog) .


LO LEEMOS ASÍ



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