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sábado, 6 de febrero de 2021

Triunfo Arciniegas / Borrachos con tapabocas


Triunfo Arciniegas
BORRACHOS CON TAPABOCAS

En realidad, desde que se puso de moda la expresión “medidas de bioseguridad”, todo el mundo hace lo que se le da la gana. En las filas de los bancos se establece la sana distancia de dos metros pero en los aviones los pasajeros viajan uno al lado del otro, compartiendo por igual el aire y el destino.

La gente no se aguanta las ganas de sacar a relucir su propia estupidez, como si se tratara de un objeto precioso que los demás se mueren por ver. En plena pandemia, con semejante cantidad de muertos, alguien anuncia que le dará la vuelta al país con su novia en motocicleta y, para que no haya dudas, tan vanidoso como imbécil, enseña el mapa del recorrido. Este tipo, en vez de encerrarse a explorar los infinitos senderos de su amada, se creyó la frase de un comercial reciente: “Las carreteras están esperando que las recorras”. Ya nada debe extrañarnos si nos llegan noticias de conciertos y orgías.

Otra cosa es la pandemia de ciclistas. Gente que nunca había salido a correr se compró una bicicleta. Las carreteras solitarias de antes ahora parecen hormigueros. ¿Por qué lo hacen? Si es por vivir más años diría que en realidad están reduciéndolos a meses o tal vez días. ¿O se trata de bienestar? A la gente no le basta con estar bien: necesita estar mejor. Mata por esa cosa extra. Sacrifica su vida por ese añadido. A este desmedido afán de nuestro tiempo Fran Lewobitz lo considera “codicia”. ¿Qué hay de insoportable en quedarse en casa unos cuantos meses dedicándonos a otros placeres? Nadie puede alegar que sale a trotar o montar en bicicleta a ganarse la vida porque, en las actuales circunstancias, en realidad sale a "correr" riesgos. Como en una película de dibujos animados, pedalean como locos hacia el abismo.

¿Pero puede haber algo más estúpido que ese otro comercial sobre gente que, en plena pandemia, se reúne en un bar a beber cerveza con tapabocas? ¿A qué publicista se le ocurrió la idea?  Un comercial es una labor colectiva. ¿Por qué nadie en el proceso pensó que era una idea estúpida? Uno se pregunta si la gente se emborracha así, usando el tapabocas de colador. Por supuesto que no. ¿Una vez borrachos, a la hora de los abrazos o las peleas, todavía se acordarán del tapabocas? Al día siguiente no recordarán ni siquiera dónde estuvieron. Tan miserable es el comercial como la gente que se lo cree y lo lleva cabo. Por imbéciles así, después de todas esas fiestas y reuniones, estamos como estamos.

20 de enero de 2021

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