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sábado, 23 de enero de 2021

Mauricio Vargas / Fiestas y vacunas



Fiestas y vacunas

Si Claudia López fuera presidenta, nos quedaríamos sin vacunas contra el covid-19.


Mauricio Vargas

12 de diciembre de 2020


Después una marcada estabilidad en septiembre, octubre y noviembre, con los nuevos casos diarios de covid-19 entre 7.000 y 8.000, y las muertes –muy lamentables– en torno a 175 por día, es fácil prever que las reuniones familiares decembrinas y la mayor afluencia en centros comerciales hagan subir los números. A pesar de los alcaldes que han impuesto límite de asistentes a las fiestas e incluso toques de queda, los colombianos no quieren acatar nuevas restricciones: cinco meses de encierro casi total y tres más de limitaciones han agotado la paciencia, en especial entre los jóvenes.

La ventaja es que, aun si los números suben, la mayoría de las ciudades cuentan ahora con una capacidad hospitalaria, sobre todo en camas UCI, mucho más holgada. A excepción de Cúcuta, las ciudades tienen las UCI con una disponibilidad de camas de entre 25 y 60 %. Además, el personal médico está mucho mejor preparado para tratar los casos graves, gracias a la experiencia adquirida en los meses más críticos, cuando los nuevos casos diarios llegaron a pasar de 12.000 y las muertes, de 400.

La esperanza está puesta en la vacunación. Los acuerdos de compra con las farmacéuticas –en especial con Pfizer, cuya vacuna se aplica masivamente en el Reino Unido– están casi listos. Parece que el Gobierno garantizó entre 500.000 y 800.000 dosis para aplicarlas al personal médico entre enero y febrero, y entre 3 y 5 millones más para personas de la tercera edad y pacientes de riesgo (diabetes, cardiopatías, cáncer, obesidad, etc.), para el primer trimestre de 2021. Otros 10 millones de dosis serían aplicadas en los meses restantes del año, con prioridad siempre en los más vulnerables.

Vacunar al personal médico y a los mayores de 60 años permitiría prevenir más del 75 % de las muertes, un gran paso. Niños, jóvenes y adultos de mediana edad sin condiciones de riesgo tendrán que esperar. El Gobierno avanza en negociaciones con otras farmacéuticas a punto de recibir el visto bueno para sus vacunas: si lo logra, la disponibilidad para 2021 sería de 25 millones de dosis, y alcanzaría para la mitad de la población del país. Con ocho millones de dosis aplicadas al año para prevenir diferentes enfermedades, Colombia es líder en América latina en este campo y cuenta con capacidad instalada para conservar las dosis congeladas a bajísimas temperaturas. Aun así, aplicar entre 15 y 25 millones de vacunas en un año será todo un desafío.

Han surgido críticas a la ley de vacunación sancionada el miércoles por el Presidente, porque contempla que en los contratos con las farmacéuticas, estas sean liberadas de responsabilidad en caso de efectos colaterales de las vacunas, que, aun con aprobación de las autoridades sanitarias, siguen siendo experimentales. En circunstancias normales, estas cláusulas serían inaceptables. Pero la crisis actual es todo menos normal: para garantizar que no haya efectos colaterales, harían falta años de pruebas. País que quiera vacunas tendrá que aceptar esas cláusulas, pues en caso contrario no se las venderán.

Para variar, las críticas más feroces vinieron de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, siempre más jefa de oposición que gobernante de la capital. Cuestionó el arreglo con las farmacéuticas y dijo que debía exigírseles que liberen las patentes de las vacunas. Como deseo, muy bonito, pero irreal. Aunque nos dé rabia, las farmacéuticas tienen hoy la sartén por el mango: pelear con ellas solo garantiza quedarnos sin vacunas, que es lo que ocurriría si Claudia López fuera presidenta. El populismo consiste, entre otras, en proponer e incluso exigir cosas que suenan bonito pero que no es posible llevar a la realidad. Habla mal de la alcaldesa que juegue a eso.


EL TIEMPO


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