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sábado, 26 de septiembre de 2020

Christine Angot / Un amor imposible / Reseña

 

 «Un amor imposible», de Christine Angot

Laura Freixas

Christine Angot nació en Francia en 1959, hija de Rachel Schwartz, una mujer soltera, judía, de clase media-baja, y de Pierre Angot, miembro de la alta burguesía católica. En Un amor imposible, Angot cuenta la historia de ambos desde antes de su nacimiento. Pierre advierte a Rachel de que nunca se casará con ella, pues no es digna, en términos sociales, económicos y étnicos, de ingresar en su familia, y no reconoce tampoco a Christine. Ésta, marcada por la infamante mención “de padre desconocido” en el Registro Civil, solo ve a Pierre fugazmente en los primeros años de su vida. Pero cuando tiene catorce, el padre -que entre tanto ha formado una familia con una mujer, ella sí, rica y respetable– reaparece en su vida: la reconoce y la invita a pasar fines de semana con él. Durante los cuales, mantiene una relación incestuosa con ella.

Esta historia, Angot la había contado ya en El incesto (1999) y en Una semana de vacaciones (2012), bajo distintos ángulos. Aquí, se centra en el personaje de la madre y en su propia relación con ella: de adoración primero, luego de amargura y reproche, y finalmente de reconciliación.

A mí, Christine Angot me produce sentimientos encontrados. Desde un punto de vista literario, no me parece una escritora tan inteligente y sutil como, por ejemplo, Annie Ernaux, a la que podemos considerar su precursora. (Nacida en 1940, Ernaux escribe constantemente sobre su propia vida, su intimidad, su familia, temas que analiza con una perspectiva social y de género, muy influida por Bourdieu; se define como “una antropóloga de [sí] misma”.) Desde un punto de vista ético, también me suscita dudas. Agresiva, provocadora, polémica, Angot no ha dudado en exponer la intimidad de terceros sin su consentimiento: por ejemplo, la de la exmujer e hijos de su actual pareja, la cual le hizo un juicio (que ganó: la escritora tuvo que indemnizarla con 40.000 euros). Por otro lado, sin embargo, no puedo sino entender la rabia, el resentimiento, el aullido de dolor de esta mujer por aquello a lo que fue sometida: algo -la pedofilia, el abuso sexual, el incesto- que estamos descubriendo, estos últimos años, que es mucho más frecuente de lo que creíamos, y que provoca en sus víctimas un dolor insoportable, inextinguible. Es algo que siempre estuvo oculto, y Angot paga un precio muy alto por exponerlo: aunque vende mucho y es respetada por parte de la crítica, otra parte de la crítica, de la prensa y del público la ataca con una virulencia que alcanza cotas inauditas.

En fin: ¿vale la pena leer Un amor imposible? Para mí, rotundamente, sí. Es cierto que al principio la escritura es decepcionantemente plana, pero va ganando a medida que avanza, y las páginas finales, con la inteligente interpretación que hace Christine de lo sucedido, me parecen magníficas. Un libro impactante, que saca a la luz uno de los peores, y hasta ahora más silenciados, trapos sucios del patriarcado.

CLÁSICAS Y MODERNAS

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