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lunes, 25 de julio de 2022

Frank Miller / The Spirit, 2008

The Spirit (2008) - Filmaffinity
Scarlett Johansson

Frank Miller

The Spirit (2008)

No hay Eisner. Sólo hay Miller.

Biografía de Frank Miller
José Torralba
29 de diciembre de 2008


Sinopsis oficial.
 Adaptación de la novela gráfica de Will Eisner, The Spirit es un clásico de Acción-Aventura-Romance que es dirigida por Frank Miller (Creador de 300 y Sin City). Es la historia de un policía novato que vuelve misteriosamente de la muerte como The Spirit (Gabriel Macht) para luchar en la sombra contra el crimen en Central City. Su archienemigo Octopus (Samuel L. Jackson) tiene una misión diferente: va a destruir la ciudad amada de The Spirit en la búsqueda de su versión particular de la inmortalidad. The Spirit sigue a este despiadado asesino desde los almacenes dilapidados de Central City, a las catacumbas pasando por la costa ventosa, mientras coincide con hermosas mujeres que buscan seducir, amar o asesinar a nuestro héroe enmascarado. Siguiéndole a cada giro está Ellen Dollan (Sarah Paulson), la inteligentísima vecinita de al lado, Silken Floss (Scarlett Johansson) una secretaria punk y bombón helado, Plaster of Paris (Paz Vega) una bailarina francesa psicópata, Lorelei (Jaime King) una sirena fantasma y Morgenstern (Stana Katic) una joven y sexy policía. Por supuesto está Sand Saref (Eva Mendes) ladrona de joyas de curvas peligrosas. Es el amor de su vida que se torció. ¿La salvará él a ella, o le matará ella a él?
En la línea de Batman Begins y Sin CityThe Spirit de Will Eisner nos lleva en un viaje siniestro junto a un héroe que nace, muere y renace. [Más información en la web oficial de la película].
Comentario


Breve nota introductoria
Ningún miembro de la redacción quería ver The Spirit. Así de simple. Nuestro amor por el cómic es grande, pero no tanto como para gastarnos el precio de una entrada y malgastar hora y media larga de nuestra vida en un producto que ya se antojaba, desde su primera imagen, como bochornoso. Sin embargo, como quiera que ésta es una web especializada en cómics y, además, como suponía que nuestros lectores esperaban un texto acerca de ella, me armé de valor ayer por la tarde y me fui al cine para poder redactar esta crítica con propiedad. Mi conclusión es que es aún peor de lo que esperaba… pero ya llegaremos a eso.
De momento simplemente comentar que, aunque considero que tengo cierta cultura cinematográfica, no soy crítico de cine ni nada por el estilo –más allá de organizar un par de ciclos en la Facultad y conducir unos cuantos programas de radio locales sobre el tema–. Intentaré hacerlo lo mejor que pueda pero, ni que decir tiene, es probable que haya lectores más capacitados que yo. Por otra parte y a modo de presentación, decir que he dividido la crítica en dos niveles analíticos que considero apropiados: un análisis de la película como tal, y otro de la película como adaptación. ¿Bien? Pues vamos allá, y sed compasivos conmigo.
The Spirit (The Spirit) (2008) – C@rtelesmix


The Spirit, una película de Frank Miller
Si algo me queda claro tras ver The Spirit es que Frank Miller no tiene ni idea de cómo se hace cine. Por más palomitero y poco ambicioso que sea un filme de los que habitualmente llegan a las multisalas para disfrute del público poco exigente, si algo puede decirse de toda esta clase de producciones es que poseen una factura técnica relativamente impecable y funcional. Sí, cierto: tal vez adolecen de una falta de creatividad pasmosa –por otra parte, tampoco creo que la busquen ni que sea necesaria– y de un montaje precipitado… pero no se le puede pedir peras al olmo y, en general, cumplen con su función.
Sin embargo, la producción de Miller –cuyo argumento ya analizaré– es a todas luces una mala película desde un punto de vista técnico. No mediocre –que también– sino mal ejecutada. Empezando por un guión que carece absolutamente de historia y de concatenación entre una escena y otra, siguiendo por unos diálogos la mayor parte absurdos, innecesarios y reiterativos, continuando con una mala dirección de actores –todos están sobreactuados, especialmente Jackson– y terminando por un diseño de vestuario de dudoso gusto carnavalesco y cercano al travestismo en el caso de los villanos. La banda sonora de David Newman no es tan vergonzosa, pero tampoco supone ninguna maravilla: el compositor se dedica a poner el piloto automático con una música incidental no integrada con la imagen y la acción, se muestra incapaz de componer ningún tema o leitmotiv que dote de alma al metraje y, prácticamente, cae en autoplagio con unas fanfarrias deudoras de las que ya concibiera en su día para The Phantom (1996). Por último, la fotografía de Bill Pope usa como recurso un blanco y negro ocasional sumado a un metraje en color que, paradójicamente, no parece coloreado gracias al croma y al uso de filtros. Todo ello aderezado con un resalte colores al más puro estilo Sin City.
Comentario
Samuel L. Jackson

Lo que ya resulta sencillamente desastroso, en un terreno narrativo, es el montaje. La sucesión de las escenas es vergonzosa por su tosquedad, con unas transiciones que dejan en el aire tanto la pista de audio (banda sonora y efectos de sonido) como la acción en algunos casos. Corta y pega puro y duro con fallos de raccord de principiante. Si a ello le sumamos que las escenas en sí carecen de consistencia y no llevan a los personajes a ninguna parte, tendremos un filme atolondrado, deslavazado y, lo que es mucho peor y no puede consentirse: aburrido, en tanto en cuanto carece casi totalmente de argumento (reducido a una colección de sketches hilados por un frágil y absurdo hilo). En definitiva, y para no extenderme demasiado… no hay nada, absolutamente nada, que salve a The Spirit como película.
The Spirit (2008) - Filmaffinity
Sarah Paulson

The Spirit, una adaptación a cargo de Frank Miller
Central City es, aunque nadie lo diga, Basin City. Hay voz en off con pseudofilosofía introspectiva por doquier. Spirit tiene superpoderes regenerativos. Octopus –que también los tiene– nos muestra su rostro desde el primer momento, y a lo largo del metraje aparece vestido con trajes de samurai o de nazi (frente a un foto de Hitler y un escudo del Tercer Reich mientras suena el himno alemán y el villano cuenta su plan). Octopus quiere la sangre de Heracles para ser inmortal. Sand Saref quiere el Vellocino de Oro. Denny Colt se pasea por ahí vestido de negro ligando con toda falda que aparezca mientras recopila pistas policiales tales como un trasero fotocopiado. Hay muchísima hiperviolencia. Los pistolones (tanto por su potencia como por su tamaño) harían palidecer al mismísimo Rob Liefeld. Ebony White ha desaparecido, probablemente víctima de la corrección política. Los diálogos son de una grandilocuencia excesiva y uno no sabe si están escritos en broma o en serio. Las femmes fatales recuerdan más a Goldie, Ava o Delia que a Saref, P’Gell o Floss… No hay recursos formales innovadores, no hay guiños al cine negro, no hay cambios de género, no hay una fotografía acorde a la esencia del personaje. No hay alma. En otras palabras: No hay Eisner. Sólo hay Miller.
Nada más salir del cine, averigüé por qué. Inmediatamente me vino a la cabeza ese magnífico libro que es EISNER/MILLER en el que el segundo tiene cierto espíritu de emulación para con el primero… y caí en la cuenta de que quizás, y sólo quizás, lo que Miller hizo en Sin City –y casi diría también que en su etapa en Daredevil– fue una actualización muy descabellada de las tiras de prensa de Eisner; una revisión masiva tremendamente alterada por sus obsesiones, sus desvaríos autorales y el paupérrimo fondo conceptual del que siempre ha adolecido el bueno de Frank (que se mofa del tema Heracles/Hércules y mete con calzador una mención a Elektra que se preocupa de repetir para que el aficionado capte el chiste).
The Spirit (2008) - Filmaffinity
Eva Mendes

Y es que, a mí –y sé que muchos lectores me acribillarán por esto– Frank Miller casi siempre me ha decepcionado a ese nivel. Sí, es cierto. Tuvo un período en el que rozó la genialidad con sus propuestas formales y su renovación refrescante… pero nunca tuvo en la cabeza muchas más ideas que los maniqueos significados que le otorga a palabras tales como honor, amistad, sacrificio, épica o drama. Algunas veces le salía muy bien (Ese cobarde bastardo) y otras francamente mal (Ida y vuelta al infierno), posiblemente por el abigarramiento y el agotamiento al que llegaba cuando, desprovisto ya de ideas pero sabedor de su éxito, tendía al exceso y al alargamiento como solución a su sequía creativa.
Comentario
Eva Mendes

Por todo ello es posible que Miller crea que ha sido fiel a Eisner desde su óptica. Ha renovado Central City y sus habitantes llevándolos a un siglo XXI que el director de la cinta adivinaba cercano a la corrupción de su Ciudad del Pecado. Para él, una cosa y la otra son la misma. Y, por lógica, le ha salido un Spirit “sincityzado” sencillamente porque cree –estoy seguro– que si Spirit se hubiese creado ahora tendría ese mundo y ese aspecto ficcionales. Pero ¡ay! los lectores –los suyos y los del maestro Will– diferimos completamente. ¿Qué nos queda, pues? Nos queda un capítulo de Sin City en el que el protagonista vuelve a ser un vengador nocturno enmarcado entre sombras brumosas, sólo que con un matiz cómico en lugar de trágico que echa a perder todo lo bueno que tenía el hogar de Marv, Dwight y Hartigan. Miller no adapta The Spirit. Directamente lo reviste con el cartoon más warneriano, la parodia más gruesa y la exageración más extrema con la esperanza de poder acoplarlo a un universo propio; su universo, y no el de Eisner. Una diferencia que en su patente torpeza intelectual contemporánea él parece no advertir.
Puede que el maestro, en su tumba, sólo encuentre una escena satisfactoria: aquélla en la que Octopus le arranca la cabeza al propio Miller –que hace un cameo– para aporrear con ella a Denny Colt. Aún así, sólo le podrá reportar como mucho una satisfacción metacinematográfica. Todo lo demás hará que se revuelva en su ataúd.

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