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viernes, 6 de agosto de 2021

Lecturas de cuarentena / Juan José Saer / El entenado / Reseñas

Juan José Saer

LECTURAS DE CUARENTENA

El entenado

de Juan José Saer


Javier Rodríguez Marcos




Kit de supervivencia cultural para el encierro (día 3)


¿Existe una novela que pudiésemos recomendar a un espectador enganchado a Gran Hermano amante de la literatura de viajes y a una catedrática de Historia aficionada a la Antropología? Existe y tiene menos de 200 páginas: se titula El entenado, la publicó el argentino Juan José Saer en 1983 y no tardó en ser reconocida como un hito de la literatura en español del siglo XX. A España llegó en 1988, un año después de que Saer (1937-2005) ganara el premio Nadal, galardón que, desgraciadamente, no sirvió para que el lector medio se interesara por los autores latinoamericanos posteriores al boom.
¿Por qué El entenado sería capaz de convencer a gente tan distinta (separada por un metro)? Porque tiene las dosis justas de aventura, intriga, reflexión y emoción. Narra las peripecias de un grumete español que, a principios del siglo XVI, se enrola en una expedición al Río de la Plata. Una vez allí, los indios colastinés capturan a la tripulación del barco y su fortuna de conquistador cambia radicalmente porque los colastinés tienen una virtud y un defecto: son pacíficos pero antropófagos. Así que se comen a todos los marinos menos a él. ¿Por qué? Esa es la pregunta que se hace el muchacho cada día que convive con una tribu cuya lengua y gestos no entiende.

El entenado es una mezcla de relato de formación e indagación narrativa sobre aquello a lo que llamamos humanidad y civilización. “Para algunos, no eran hombres; para otros, eran hombres pero no cristianos, y para la mayoría no eran hombres porque no eran cristianos”. Ese es el marco mental en el que se mueve un protagonista que no sabe por qué sigue vivo ni hasta cuándo. Y que antes de embarcarse se preguntaba sobre los indios lo mismo que aquellos a los que la información les llegaba de oídas: ¿tienen gobierno?, ¿propiedades?, ¿cómo defecan?, ¿con qué mano comen? “Lo desconocido es una abstracción”, leemos en un pasaje, “lo conocido, un desierto, pero lo conocido a medias, lo vislumbrado, es el lugar perfecto para hacer ondular deseo y alucinación”. En esas seguimos. 
EL PAÍS

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