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lunes, 17 de febrero de 2020

Hugo García Michel / Qué más se puede decir de Patti Smith

Patti Smith

Hugo García Michel
¿Qué más se puede decir sobre Patti Smith?
01/08/2012
Hay personajes tan definitivos que poco o nada se les puede agregar. ¿Qué de nuevo podría uno escribir acerca de quien ha trascendido a su tiempo, ha transformado su nombre en leyenda y se ha convertido en mito viviente?

Patti Smith


No se trata de endiosar a alguien. Nada más lejos de las intenciones de este artículo que colgarle a otro ser humano cualidades que lo transmuten en apóstol, en Mesías, en semidiós. Luego acaban por creérselo y ya sabemos cómo termina eso. Se trata, eso sí, de saber que existen personas con cualidades y sensibilidades, con talentos y facultades que las colocan más allá de lo común. Genios, las llaman algunos.

No sé si decir que Patti Smith es un ser genial resulte exacto, pero sí creo que es algo muy aproximado. Sus cualidades artísticas, sus facultades creativas, su enorme talento y su exquisita sensibilidad me parecen fuera de toda discusión. Si por sus obras los conoceréis, ahí está todo lo que ha hecho a lo largo de sus más de seis décadas de vida. Su poesía, su música, su literatura, sus fotografías no dejan lugar a dudas: estamos frente a una artista en toda la extensión de la palabra y no sólo eso. También ha trascendido a su tiempo, también su nombre es ya una leyenda y también se encuentra cerca de convertirse en un mito viviente. Así pues, ¿qué de nuevo puede escribirse acerca de ella? Qué tal, por ejemplo, hablar sobre su nuevo disco.



Banga se llama el más reciente trabajo discográfico de esta estadunidense nacida en la ciudad de Chicago en 1946. Se trata de su onceavo álbum de canciones originales en estudio y el primero desde su antecesor Trampin’, grabado en 2004 (el excelente Twelve, de 2007, estaba conformado exclusivamente por temas de otros autores).



Con múltiples referencias culturales (históricas, literarias, poéticas, musicales, pictóricas), el disco es un viaje por los territorios creados por Smith, un mundo propio que comparte con amplia generosidad, acompañada por tres de sus colaboradores de siempre: Lenny Kaye (guitarra), Tony Shanahan (bajo) y Jay Lee Daugherty (batería), además del legendario guitarrista Tom Verlaine (Television), la banda italiana Casa del Vento, el también guitarrista Jack Petruzzelli y los hijos de Patti, Jackson y Jessi.


En sus letras, la poetisa y cantautora aborda temas que van de la historia de Américo Vespucio (en la abridora “Amerigo”) a la tragedia de Amy Winehouse (en ese hermoso tema que es “This Is the Girl”, el cual nos remite musicalmente a los girl groups de principios de los años sesenta del siglo pasado) y de la muerte del pintor renacentista Piero Della Francesca (en el largo tour de force de 10 minutos “Constantine’s Dream”) a sus impresiones de la novela El maestro y Margarita del escritor ruso Mikhail Bulgakov.


Hay experimentaciones instrumentales que incluyen fragmentos de la música del delirante jazzista Sun Ra, en “Tarkovsky (The Second Stop Is Jupiter)”, pero también hay sencillas canciones que se aproximan al rock pop de manera deliciosa, ya sea la conmovedora balada “April’s Fool”, la suntuosa y valsística “Maria” (tributo a la mítica actriz Maria Schneider) o la ya mencionada y preciosa melodía dedicada a Amy Winehouse.


El rock más o menos simple y duro también está presente en tres cortes: “Fuji-san” —que nos remite a aquella Patti Smith punkera de las épocas de Easter Horses, quizá sus dos álbumes más emblemáticos—, “Mosaic” —con sus toques de folk rock un poco en la vena de lo que Led Zeppelin hizo en su tercer disco— y el rasposo tema que da título al plato, “Banga” —otra vez con un sonido que recuerda de inmediato los inicios de Smith, pero con un sonido más pulido.


“Nine” es una canción no menos buena, escrita por la autora como un regalo para su amigo, el actor Johnny Depp, mientras que “Seneca” es una sencilla pieza de orfebrería poética y musical, una austera composición circular en la que la voz transcurre etérea sobre el acompañamiento de la guitarra acústica, el acordeón y las delicadas cuerdas. Una belleza.


El álbum culmina con el único cover del disco, una respetuosa rendición a un clásico de Neil Young, “After the Gold Rush”, al que Smith prácticamente nada le cambia pero le imprime una emoción muy especial (coro infantil incluido), tan intensa aunque distinta a la de la versión original del canadiense.


Con Banga Patti Smith nos demuestra que a sus 66 años se encuentra en plena forma y que, sí, todavía se pueden decir muchas cosas acerca de ella. 
Hugo García Michel. Músico, escritor y periodista. Director de La Mosca en la Red. Columnista de Milenio Diario. Autor de la novela Matar por Ángela.

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