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martes, 31 de diciembre de 2019

Paul Celan / Hebras solares



Paul Celan
HEBRAS SOLARES


Roberto Amézquita
30 de abril de 2019


Hay un árbol como elemento esencial en el poema, este árbol se llena de música solar; toma y transforma la luz en canciones de la naturaleza. El páramo desolado, ennegrecido, que nos ha dejado la atrocidad de lo humano, recobra la vida por esta fotosíntesis sinfónica que ocurre más allá de las acciones de los seres humanos. Son los acordes de la naturaleza y es el silencio significante de la música de Paul Celan en sus poemas.
Fadensonnen es un poema tan breve como importante en la obra de Celan, porque es capaz, en sus ocho versos, de concentrar toda la poética de nuestro autor. Desde su manifestación primordial más allá de lo humano, hasta su concepción del sonido en el verso. Sobre todo el silencio, que es sí, lo que se dice no diciendo, pero también el espacio entre las palabras; el modo en que debe ser ejecutada la partitura. En términos puntuales: la pausa versal y la pausa gramatical que van complementando la intensa polisemia que alcanzan estos versos. Si conocemos y respetamos los silencios, conoceremos los Misterios del poema. Aquí lo tenemos, uno de los más delicados mecanismos de relojería. Es un poema que debe leerse con lentitud; siguiendo las indicaciones que nos da su propia notación:

HEBRAS SOLARES

Hebras solares
sobre el ennegrecido páramo.
Un árbol, el más alto
pensamiento
se hace con la música de la luz:
hay todavía canciones
por cantar más allá
de lo humano.
  
Fadensonnen en la voz de Paul Celan

FADENSONNEN

Fadensonnen
über der grauschwarzen Ödnis.
Ein baum-
hoher
Gedanke
greift sich den Lichtton: es sind
noch Lieder zu singen jenseits
der Menschen.

Hablábamos del silencio y del árbol, pues ahí lo tenemos. Dice: Un árbol —silencio breve— el más alto —silencio— pensamiento.  Entonces, estamos ante un gran árbol, un árbol que sobresale en el páramo desolado. El árbol más alto pero también «el más alto pensamiento» y más, el más alto pensamiento que el árbol es en sí mismo.
Ahora, este árbol se hace con la música de la luz, recordemos que al inicio vimos las hebras del sol sobre el páramo negro y gris, pues el árbol que es también el más alto pensamiento se hace con el sol. Se hace, nos dice Celan, con los tonos, con las tesituras, de la luz.
Y aquí he elegido traducir se hace con, en lugar de toma para sí o arrebata la música de la luz, etc. De tantas posibilidades quizá tomar, asir o agarrar sean las más cercanas a greift sich, pero me pareció aquí, como en otras partes del poema, mejor mitigar —tal como hace Celan— las palabras que involucren, aun implícitamente, intervención humana. El árbol no toma para sí —en cierto sentido—, no arrebata nada. Estas palabras están más cerca del actuar humano. Además, la expresión se hace con la música de la luz, nos permite la ambigüedad tan significativa en todo el poema y en toda la obra de Celan.
Entramos al campo del sentido doble de un árbol que sí, toma la luz, y que está hecho de ella: es un pensamiento luminoso. No hay árbol, en este páramo que ha dejado la devastación, hay hebras de luz que se hacen la más alta canción que nos queda.


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