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lunes, 2 de septiembre de 2019

Las FARC / El videoshow





El ‘videoshow’

Es falso que ‘Márquez’, ‘Santrich’ y el ‘Paisa’ hayan regresado al crimen: jamás lo dejaron.


Mauricio Vargas

31 de agosto de 2019



Si noticia es novedad, como dicen los cánones del periodismo, el ‘videoshow’ lanzado esta semana por ‘Iván Márquez’, el ‘Paisa’ y ‘Santrich’ no trajo noticia alguna. ‘Se rearman’, ‘Vuelven a alzarse en armas’, leímos en los titulares: puro cuento. Esos tres narcoterroristas y su puñado de seguidores no han vuelto a las armas, simple y llanamente porque jamás las dejaron, jamás abandonaron la actividad criminal, como lo demuestra, entre otras evidencias, la grabación –meses después de la entrada en vigor de los acuerdos de La Habana– de ‘Santrich’ y del sobrino de ‘Márquez’ en plena negociación de toneladas de cocaína con delegados del sanguinario cartel de Sinaloa.



Todo esto mientras la ‘bacrim’ del ‘Paisa’ mantenía su frenética actividad en zonas cocaleras. Todo esto a la luz del día, ante los ojos de los colombianos que seguimos las noticias de los renovados bríos criminales del ‘Paisa’, y que vimos y escuchamos el video de ‘Santrich’ con los de Sinaloa. Bueno, no todos, porque la mayoría de magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) miró para otro lado. Difícil saber si se hicieron los pendejos porque lo son, o por el padrinazgo que sobre algunos de ellos ejercen los abogados de las Farc.



Los tinterillos de la JEP se pasaron más de un año después de la divulgación del video de ‘Santrich’, dándole rodeos al asunto para evitar que el capo perdiera los beneficios de los acuerdos. Cuando al fin intervinieron, fue para dejarlo libre. La Fiscalía se sacó un as de la manga para recapturarlo, pero luego aparecieron otros ilustres letrados, unos de la Sala Penal de la Corte Suprema, para volver a decretar su libertad. ‘Santrich’ escapó entonces a Venezuela, y allí se juntó con ‘Márquez’ y los demás.


El jueves, horas después de conocido el ‘videoshow’ de ‘Márquez’ y demás, la JEP por fin los echó de los acuerdos y ordenó su captura. Tarde, mal y nunca, decía mi papá. Vergüenza debería darles a esos tinterillos: buena parte de este desastre es por su culpa. No son los únicos responsables. El mal estaba incubado en el apartado de justicia de los acuerdos del gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc. Santos y sus delegados en La Habana se dejaron meter un gol entre las piernas: la JEP, un tribunal diseñado para dejar libres de polvo y paja a los excomandantes, incluso por crímenes atroces como el abuso de menores, un exabrupto al que contribuyó la Corte Constitucional con un escandaloso fallo.

En este afán de salvar a ‘Santrich’, impactaron hace un par de meses las declaraciones del excomisionado de Paz de Santos, Sergio Jaramillo. Después de decir que ‘Santrich’ nunca había estado en asuntos de narcotráfico, afirmó que haberlo grabado con los de Sinaloa en plena negociación de toneladas de cocaína había sido “un acto hostil contra el proceso de paz”. ¿Desde cuándo perseguir a los criminales atenta contra la paz? ¡Cuánto se trastocó la escala de valores de Jaramillo después de sus años en La Habana!

Dije en esta columna que el gobierno del presidente Iván Duque se había quedado corto en su reacción a la liberación de ‘Santrich’ en mayo, por los leguleyos de la JEP. Pero eso es clavo pasado. Ahora les toca a Duque, a su lengüilargo mindefensa, Guillermo Botero, y a las Fuerzas Armadas poner en cintura a los del ‘videoshow’, que tratarán de impactar con alguna acción de terrorismo urbano que ojalá les falle.

Entre tanto, me quedo con las palabras del jefe del partido legal Farc, Rodrigo Londoño, otrora conocido como ‘Timochenko’, al opinar sobre el ‘videoshow’: “Quiero hacer un llamado de disculpa a la comunidad internacional (...). Siento vergüenza por lo que hicieron estos compañeros”. Bien dicho. Vergüenza dan también quienes, desde el lado de la ley, lo permitieron.

EL TIEMPO



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