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sábado, 12 de mayo de 2012

Asa Larsson / “El bienestar nos ha traído soledad”

La escritora suecas Asa Larsson.
Asa Larsson. Foto de SANTOS CIRILO

Asa Larsson: “El bienestar nos ha traído soledad”

La escritora sueca aborda, en 'Cuando pase tu ira' el pasado turbio de sus compatriotas durante la II Guerra Mundial


Rosa Mora
Barcelona, 12 de mayo de 2012

El ejército alemán, durante la II Guerra Mundial, hacia 1943, tenía un gran almacén en Lulea, ciudad portuaria de la costa norte de Suecia. Muchos de los barcos alemanes que allí atracaban nunca fueron registrados. También utilizaba las líneas ferroviarias suecas. Alquilaba a transportistas y camiones suecos para transportes hacia el frente. “Yo aprendí en la escuela que durante la II Guerra Mundial Suecia fue neutral”, afirma Asa Larsson, “pero no fue así”. La escritora sueca aborda este pasado turbio en su cuarta novela, Cuando pase tu ira (Seix Barral y Columna en catalán).
Sus personajes que colaboraron con los nazis no lo hicieron por ideología sino por dinero. “Nosotros, yo, la gente de mi generación, no lo sabíamos. Nunca se habla de ello”. Y en Kiruna, cerca del Círculo Polar Ártico, donde nació Asa Larsson en 1966 y donde se desarrollan sus novelas, era un asunto secreto.

Yo aprendí en la escuela que durante la II Guerra Mundial Suecia fue neutral, pero no fue así

“Todas mis novelas parten de una fotografía o de una imagen y sé que cuando no puedo quitármela de la cabeza se va a convertir en novela. En esta ocasión, fue la imagen del fondo de un lago en el que había un avión sumergido. Pedí ayuda a mi excompañero y padre de mis hijos. Él me dijo que le hacía pensar en un aeroplano de Tintín y todos sabemos que Hergé se ajustaba mucho a la realidad. No dibujaba nada casualmente. Mi ex me dijo que mi imagen le sonaba a los años cuarenta, durante la II Guerra Mundial. Empecé a leer todo lo que se había escrito sobre el tema y mi padre me ayudó contándome lo que había sucedido en Kiruna”.
“Mi padre me ayudó a buscar ese lago suficientemente profundo para guardar en su interior un avión alemán. Fuimos a verlo en un día espectacular, a principios de invierno. Había nevado, pero no había cuajado. El cielo era absolutamente azul. Allí se sumergirían mis protagonistas para encontrarlo y allí morirían. Me puse tan contenta que mi padre me dijo ‘¿Qué he hecho mal contigo?”.
La colaboración con los nazis es cierta, todo lo demás, inventado, afirma Larsson. Cuando pase tu ira empieza de una manera contundente. ”Recuerdo cómo morimos”, dice Wilma, una alegre muchacha de 17 años que con su novio Simon, de apenas 19, hicieron un agujero en el hielo, se sumergieron con un equipo básico y cuando quisieron salir no pudieron. Alguien había tapado el agujero, alguien que no quería que se supiese lo que había sucedido en aquel lejano 1943.
Wilma se convierte en narradora de parte de la historia. “Según la tradición nórdica, los muertos están muy cerca de nosotros, nos hablan. Ya sé que es peligroso escribir sobre fantasmas, pero Wilma no lo es. Es alguien próximo que sabe más de lo que ocurre que quienes investigan el caso. Cuido mucho, cada vez más las primeras líneas, el primer capítulo, como si fuera un cuento, una historia independiente”.
Quienes investigan el caso son la abogada Rebecka Martinsson, protagonista de todas sus novelas, ahora fiscal de distrito en Kiruna, y la inspectora jefa Anna-Maria Mella. Rebecka es una mujer solitaria y herida. En la primera novela de la serie, Aurora Boreal, mata a tres personas en defensa propia y sufre una depresión. En la segunda, Sangre derramada, se siente responsable del suicidio de un hombre que mata a su hijo, e ingresa en un psiquiátrico. Aun se siente insegura y a ratos piensa que quiere “volverse loca de nuevo”.
“Anna-Maria es una mujer normal, casada y madre de cuatro hijos. Rebecka, en cambio va dando bandazos. Se sintió perdida en el mundo de los abogados, tiene mucho camino para evolucionar. Sé que algunos lectores no sienten simpatía por ella, pero representa a muchas mujeres que son al mismo tiempo, madres, hijas, amantes, esposas, trabajadoras y que a veces se sienten desorientadas. Prometo que Rebecka nunca volverá a Estocolmo y que nunca la mataré”.
La escritora sueca describe muy bien la vida en Kiruna y en los pqueños pueblos de sus alrededores, sociedades cerradas, con un enorme peso de la religión y que se van despoblando progresivamente. Ya solo quedan los viejos. “El bienestar nos ha traído la soledad. Antes, por tradición y también por problemas económicos vivían hasta tres generaciones bajo el mismo techo. Ahora, todos se independizan y se van a las grandes ciudades”.
Asa Larsson reivindica la herencia cultural de la pareja sueca Maj Sjöwall y Per Wahlöö que revolucionaron la novela negra nórdica entre los años sesenta y setenta con una serie de 10 libros que titularon Novela de un Crimen, concebida como un proyecto político para criticar el liberalismo capitalista y los fallos de la admirada socialdemocracia sueca. Los admira tanto que ha escondido el nombre su policía, Martin Beck en el de su abogada Rebecka Martinsson. “Los leí muy joven y me impresionaron. En Suecia son iconos absolutos. Ahora se está haciendo una nueva edición de sus novelas con prólogos largos de autores como Henning Mankell o Ted Lapidus. A mí me han encargado la introducción de El policía que ríe y me siento muy feliz. Es todo un honor”.

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