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jueves, 11 de abril de 2019

Aparece el primer cuento de Hemingway, escrito a los 10 años



Aparece el primer cuento de Hemingway, escrito a los 10 años

El paso del huracán Irma por Florida descubre un cuaderno con un relato en forma de diario fechado en 1909


4 DE OCTTUBRE DE 2017


El paso del huracán Irma por Key West (Florida) ha deparado una de las sorpresas literarias de la temporada: el hallazgo del primer cuento de Ernest Hemingway, escrito a los diez años. Según informa The New York Times, el relato permanecía en los archivos de la familia Bruce, viejos amigos de los Hemingway, cuya propiedad acabó malparada tras el paso de Irma. Pese a los numerosos daños sufridos, el viejo cuaderno manchado en el que se encontraba el cuento apareció sin un rasguño, dentro de una bolsa para alimentos congelados, con la fecha “8 de septiembre de 1909” escrita con rotulador negro.



¿Pero cómo acabó ese cuaderno de la casa familiar de Hemingway en Oak Park, Illinois, en Key West? Resulta que Hemingway fue el mejor cronista de su propia vida, así que atesoraba todo lo que tenía que ver con él: fotografías y cartas, recibos, boletos, radiografías dentales, tareas escolares, revistas españolas sobre tauromaquia y otros materiales impresos. Para cuando Hemingway murió en 1961, dejó cientos de objetos repartidos en lugares como Key West, Oak Park, Cuba y su casa en Ketchum, Idaho.

La cuarta esposa del autor, Mary Welsh Hemingway, pasó años reuniendo cartas, cuadernos y los manuscritos incompletos de Hemingway, entre ellos unas memorias de sus años en París, A Moveable Feast (París era una fiesta). En el invierno de 1962, viajó a Key West (también conocido como Cayo Hueso, en español) para visitar a Betty y Telly Otto “Toby” Bruce, quien sacó una pila de cajas que estaban en un almacén. Bruce era un antiguo confidente que había trabajado como mecánico, e incluso, a veces, chófer de Hemingway.

Mary se llevó lo que consideró importante de regreso a Nueva York y le dio el resto a los Bruce. Con la excepción de algunas exposiciones locales y colaboraciones académicas, el archivo ha permanecido en manos de la familia, bajo el control del hijo de Bruce.

La colección también incluye otros objetos poco conocidos como fotos, cartas, un mechón del cabello del autor y 46 copias de fotografías, un regalo del famoso fotógrafo Walker Evans. Apenas en los últimos 15 años han comenzado a catalogarlos como se debe, en gran medida gracias a los esfuerzos de Brewster Chamberlin, quien escribió The Hemingway Log, una crónica de la vida y la carrera del autor.

Es fácil comprender por qué Mary pudo haber ignorado ese cuaderno con manchas de humedad. Solo queda un pedazo de la cubierta, en el que el joven Hemingway dibujó un mapa de la región central del norte de Estados Unidos. La historia sin título abarca cerca de catorce páginas del cuaderno, que también incluye fragmentos de poemas y notas sobre gramática, entre ellas reglas de puntuación y del uso de mayúsculas.

El cuaderno de viaje de Hemingway a través de Irlanda y Escocia fue escrito a manera de cartas a sus padres y lo que parecen ser entradas de diario, así que no pareció importante. Sin embargo, cuando Sandra Spanier (editora del Hemingway Letters Project) visitó a Chamberlin en mayo comprendieron que Hemingway jamás hizo ese viaje, ni de niño ni de adulto. Y entonces se percataron de la relevancia del descubrimiento. “Por Dios, pensé, esto es muy importante. Esta es la primera vez que Hemingway intentó escribir ficción”, recordó haber pensado Chamberlin.

En una sección del cuaderno, el joven Hemingway cuenta la historia de un hombre muerto que regresa una vez al año para reconstruir Ross Castle en Irlanda, y organiza un festín nocturno. “Cuando amanece, el castillo vuelve a transformarse en ruinas y O'Donahue regresa a su tumba”, escribió Hemingway con unos intrincados garabatos.

Aunque la caligrafía de Hemingway no mejoraría mucho, su forma de escribir sí lo haría. La historia presagia al escritor en el que se convertiría, no solo en cuanto al minimalismo del lenguaje de Hemingway y su uso de los paisajes, sino también en su mezcla del estilo periodístico y la ficción. Esta es una técnica que Hemingway empleó a lo largo de su carrera para inyectarle realismo a sus historias, para anclarlas mediante la seriedad de los hechos y la experiencia.

“Creí que esto era de verdad maravilloso; un texto realmente emblemático”, dijo Spanier. “Es la primera vez que tenemos pruebas de la escritura persistente e imaginativa de Hemingway”.

A continuación, el joven Hemingway describe un recorrido en el Castillo Blarney y la pobreza de Irlanda. Escribe acerca de visitar una casa de roca con un techo de paja que “es muy oscura adentro” y acerca de un cerdo que “corre bajo la mesa” y “la gente lo llama ‘El amiguito que paga la renta'”.

No hay una calificación en el texto, así que no está claro si era el borrador de una tarea de literatura o si Hemingway lo estaba escribiendo para entretenerse. Su intención pudo haber sido enviarlo a la revista St. Nicholas Magazine, dijo Spanier. La revista para niños tenía un concurso literario mensual en el que había participado su hermana mayor Marcelline.

“Quizá la idea de ser un autor publicado a los diez años lo inspiró para escribir su narrativa ficticia, bastante culta y literaria“, sugirió Spanier.

En cuanto a la familia Bruce, está considerando vender el archivo, para que pueda encontrar un nuevo hogar dentro o fuera de Florida, ya que, dicen, “merece estar en algún lugar donde pueda estudiarse”. 


EL CULTURAL




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