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miércoles, 9 de agosto de 2017

Luna Miguel / El arrecife de las sirenas / Amor y dolor en carne viva







Autorretrato de la poeta y editora Luna Miguel.Ampliar foto
Autorretrato de la poeta y editora Luna Miguel.


Amor y dolor en carne viva

La hiperactiva Luna Miguel regresa con 'El arrecife de las sirenas', un cuaderno de bitácora que avanza por los pasadizos de los sentimientos maternofiliales


LUIS BAGUÉ QUÍLEZ
9 AGO 2017 - 10:24 COT

Casi todos los poetas acaban siendo rehenes de la imagen que irradian en el momento de su presentación en sociedad. Si se trata, además, de una voz joven y provocadora, la persistencia del cliché amenaza con imponerse a cualquier signo de evolución. Un caso paradigmático es el de Luna Miguel (1990), que a su dedicación poética suma la condición de agitadora cultural, bloguera efervescente, antóloga generacional, y actualmente redactora y editora de PlayGround Books. La hiperactividad de la autora y la vocación polémica de sus escritos la convirtieron a los 20 años en una suerte de It Poet, al tiempo influencer de la nueva lírica y víctima de la moda juvenil que ella misma había contribuido a diseñar.

Sin embargo, desde La tumba del marinero (2013) y Los estómagos (2015), el estereotipo anterior salta por los aires. Estos títulos, percutientes elegías que se proyectan hacia la genealogía familiar —la enfermedad y muerte de la madre de la autora, Ana Santos Payán— y hacia las leyes de la herencia literaria, permitieron descubrir a una chica que había aprendido a aullar con Allen Ginsberg. No es casual que una cita del icono beat abra ahora El arrecife de las sirenas. Estamos ante un cuaderno de bitácora que avanza por los pasadizos de los sentimientos maternofiliales y que se revela sucesivamente como homenaje a la figura materna, crónica de una primera maternidad truncada y reivindicación de la propia identidad como yo-madre tras el nacimiento del hijo.
Pese a la gravedad de los temas, Luna Miguel no ha renunciado aquí a la desenvoltura pop ni a la insubordinación expresiva: un título como ‘Google Calendar me recuerda que estoy ovulando’ da prueba de ello. La afirmación de un vitalismo voluntarista (véase el desdoblamiento de ‘Luna le pide a Luna un poema feliz’) y la dimensión sapiencial de un viaje a Japón son los otros ejes de un volumen en el que la maternidad se transforma en construcción ritual, aventura épica y experimento sociológico. “Me compromete a vivir dar vida”, dice un hermoso verso de este libro. Cargado de fisicidad expresionista, en El arrecife de las sirenas no hay cantos engañosos, sino una odisea por el dolor y el amor en carne viva.



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