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sábado, 30 de agosto de 2014

El dulce retiro de doña Sofia



Doña Sofía, con algunos de sus perros, en los jardines de La Zarzuela en julio de 1992.


El dulce retiro de doña Sofía

La reina fue la primera en llegar y ha sido la última en irse de Mallorca

Un verano discreto en el que se ha entregado a su faceta de abuela a solas



Doña Sofía, acompañada de su hija Elena (con gorra), sigue en lancha las prácticas de sus nietos en el curso de vela en Mallorca. / C. CLADERA (EFE)



La reina Sofía ha afrontado este año su verano más familiar, aunque a la vez el más alejado del rey Juan Carlos. La Familia Real ha incluido Mallorca en su agenda vacacional un año más, aunque nadie dudaba de que doña Sofía se mantuviera fiel a la isla en un verano plagado de actividades familiares, combinadas también con algún acto institucional.
Doña Sofia es una habitual de Mallorca y aprovecha las vacaciones estivales para pasar los días en Marivent, una residencia que también utiliza durante los fines de semana del invierno, cuando viaja a la isla acompañada de su hermana Irene para descansar. Enclavado en el sur de la isla, en el barrio turístico de Cala Major, Marivent es una construcción cedida por la viuda del pintor egipcio de origen griego Juan de Saridakis, un complejo con viviendas independientes y pistas de pádel, piscina y huerto propios. Un lugar en el que aprovecha para desarrollar alguna de sus aficiones, como el cultivo de diversos vegetales. Hasta Estados Unidos volaron las simientes de una tomatera del palacio que doña Sofía regaló a Michelle Obama cuando la esposa del presidente estadounidense se reunió con los entonces reyes en la residencia mallorquina hace un par de años.

La reina Sofía ha disfrutado de la navegación, las compras y la música
Este verano la reina Sofía ha sido la inquilina que más días ha pasado en Marivent, donde aterrizó a finales de julio acompañada de su hermana y en el que ha permanecido hasta finales del mes de agosto. Sin rastro de don Juan Carlos, que no ha viajado a Mallorca este verano, la reina ha pasado el estío acompañada por su hermana, su hija Elena y todos sus nietos, a los que ha llevado casi a diario a la escuela de vela de Calanova, donde han participado en el tradicional curso de vela. Doña Sofía ha estado arropada por los hijos de la infanta Elena, Juan Froilán y Victoria Federica, y por Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene, hijos del matrimonio Urdangarin-Borbón, que este verano, como era previsible, no ha pisado la isla. La investigación que desde un Juzgado de Palma se sigue sobre los negocios de Iñaki Urdangarin al frente del Instituto Nóos y toda su repercusión mediática han sido suficientes para que esta temporada la infanta Cristina y su marido no hayan visitado la isla y se hayan decantado por las abarrotadas playas de Bidart, localidad del País Vasco francés e histórico destino vacacional de la burguesía y la alta sociedad.
A pesar de los problemas judiciales de los padres, sus cuatro hijos han pasado un verano relativamente parecido al de años anteriores. Ellos sí se han dejado ver en Mallorca, han disfrutado de las aguas del Mediterráneo en la escuela de vela y han estado vigilados por la atenta mirada de su abuela, que no dudó en subir junto a su hija mayor a una lancha motora para seguir de cerca los avances de sus nietos en el arte de la navegación. Allí también dieron cuenta de los percances que se pueden producir durante una travesía en barco, cuando la menor de los hermanos Urdangarin tuvo un problema leve en el tobillo que requería atención médica. Doña Sofía no dudó en acompañar a su nieta a una conocida clínica privada de Palma, dónde por poco no se produjo una foto incómoda. Pocos minutos antes de su llegada abandonaba el mismo centro sanitario el juez del caso Nóos, José Castro.
Afortunadamente, el percance de Irene Urdangarin quedó en un susto y una lesión leve, que no le impidió volver a sus prácticas como marinera. El curso también fue accidentado para su hermano Miguel, que el último día sufrió una lesión en el pie, algo leve que no le apartó de la entrega de diplomas que presidió su abuela y que fue retratada con una cámara por su tía Elena.
Pero la esposa de don Juan Carlos no sólo ha disfrutado en el mar con los nietos de sus dos hijas. También ha salido a navegar con la princesa Leonor y la infanta Sofía y los reyes don Felipe y doña Letizia. Ya sin el Fortuna—vendido a una empresa del exministro Abel Matutes por poco más de dos millones de euros—, la reina se echó a la mar a bordo de la lancha Somni (Sueño) para sus pequeñas escapadas por las costas mallorquinas.

Visitó la Universidad de las Islas Baleares interesada por su proyecto celular
Una agenda privada que doña Sofía ha combinado con la agenda oficial del nuevo matrimonio real, a quienes acompañó durante su primera recepción oficial en Mallorca. Aunque en su encuentro con más de 300 representante de la sociedad balear en el Palacio de la Almudaina ella se mantuvo en segundo plano, cediendo todo el protagonismo a los nuevos reyes.
A pesar de que su agenda institucional ha sido muchísimo más reducida que la de veranos pasados, y también mucho menos mediática, doña Sofía no se ha encerrado en Marivent y se ha desplazado a diferentes rincones de Mallorca para disfrutar de sus ratos de ocio. En julio se dejó ver junto a su hija Elena y su hermana Irene en el mercado de Artà entremezclándose con turistas y residentes, paseando por los diferentes expositores e incluso comprando varias figuras de cerámica de artesanos locales en una jornada que se completó con una comida en un restaurante local.
También ha disfrutado de la música, otra de sus pasiones. El pasado viernes noche acudió al recital que la soprano Ainhoa Arteta ofreció en beneficio de Proyecto Hombre en la Torre de Canyamel, un recinto privilegiado para exposiciones y conciertos situado en el municipio de Capdepera.
Sin embargo, ese no fue el último acto de su activa agenda veraniega. Una noticia en el telediario sobre el laboratorio de biomedicina molecular y celular de la Universidad de las Islas Baleares suscitó su interés por los avances que se están llevando a cabo en el campo de las enfermedades neurodegenerativas. Y decidió personarse en el centro. Su visita a la universidad se desarrolló con carácter privado debido al interés personal de doña Sofía por el proyecto, aunque en todo momento estuvo acompañada por el rector del centro y miembros del laboratorio que le explicaron sus avances en la investigación y la lucha contra enfermedades como el alzhéimer o el glioma.
A pesar de ser su primer verano tras la abdicación de don Juan Carlos, doña Sofía ha mantenido una apretada agenda en la isla, lo que ha confirmado, un verano más, que sigue siendo la inquilina más fiel de Marivent.

El verano de don Juan Carlos

  • La agenda de don Juan Carlos durante estas vacaciones estivales se ha alejado al máximo de la actividad pública, siguiendo con la voluntad que mostró al no asistir a la proclamación de su hijo como Rey el pasado 19 de junio, su intención es que los nuevos Monarcas tengan todo el protagonismo.
  • Este ha sido el primer verano en el que no se ha dejado ver por Mallorca, una isla a la que era fiel desde su juventud y en la que disfrutaba del mar, ya fuera como tripulante en la Copa del Rey de Vela o a bordo del Fortuna—un yate al que renunció en 2013 por recomendación médica y por cuestiones de imagen en tiempos de crisis—.
  • De don Juan Carlos no ha trascendido cómo ha pasado las vacaciones estivales. Tan solo se dejó ver en su primer acto oficial tras dejar la corona, cuando a principios de agosto viajó a Colombia, por encargo del Gobierno, para encabezar la delegación española en la toma de posesión de Juan Manuel Santos como presidente del país.


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